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La boda de María en Asturias: dos vestidos de novia, un sombrero y joyas con historia
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La boda de María en Asturias: dos vestidos de novia, un sombrero y joyas con historia

María y Víctor se casaron la pasada primavera en Gijón, frente al mar, y su celebración fue en un palacio. Descubre los detalles de su enlace y déjate enamorar con los looks de la novia

Foto: El vestido de novia de María. (Pelayo Lacazette)
El vestido de novia de María. (Pelayo Lacazette)

Aunque se prometieron en octubre de 2020, en plena pandemia, María y Víctor decidieron esperar dos años para celebrar su boda. "Teníamos clarísimo que nos queríamos casar sin restricciones rodeados de todos nuestros amigos y familia", cuenta la novia para Vanitatis. Pareja desde 2017, la asturiana confiesa que "unos amigos en común decidieron que teníamos que conocernos. Organizaron una cena pensando que nos podríamos gustar y nada más ver a Víctor fue la mejor sensación del mundo".

Ella, cocinera en el equipo del italiano Andrea Tumbarello en Madrid, también es emprendedora y regenta su propio restaurante de comida en Luanco, el pueblo que la vio nacer. "Monté L’italiano di Maria muy joven y con el apoyo de mi familia", un local que solo abre sus puertas por temporadas. Víctor, sin embargo, trabaja en una empresa tecnológica.

placeholder El vestido de novia de María. (Pelayo Lacazette)
El vestido de novia de María. (Pelayo Lacazette)

La petición de mano tuvo lugar en Formentera. "Es una isla muy especial para los dos, y allí en el Faro de la Mola, viendo la puesta de sol, me hizo la gran pregunta". Con la pandemia campando a sus anchas, María y Víctor fijaron su boda para 2022, concretamente, el 28 de mayo. En palabras de la novia, "nuestro enlace tenía que ser sí o sí en el pueblo de mi familia en Asturias".

La ceremonia religiosa tuvo lugar en una pequeña iglesia de Luanco encima del mar, y el banquete y la fiesta, en el Palacio de la Concepción en Gijón: "Un sitio con un jardín de estética victoriana increíble y que además cuenta con plan B en caso de lluvia. Algo que hay que tener en cuenta, si te casas en el norte como nosotros".

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El vestido de novia de María. (Pelayo Lacazette)

La tarde de antes, María y Víctor organizaron una preboda en el restaurante El Puerto, propiedad de los padres de la novia. "Un establecimiento al borde del mar con un encanto especial. Para amenizar la fiesta, un DJ que pinchó música de los años 80 y 90, y no paramos de bailar. Fue muy muy divertido", recuerda la cocinera.

Ya el día B, el de la boda, María se preparó en la casa familiar. Para el peinado y el maquillaje contó con profesionales de su pueblo a los que conocía de toda la vida. Adolfo peinó a la novia y también a su madre, su cuñada y su prima. Lorena Carbajal se encargó del makeup. Un recogido bajo con mechones sueltos y un maquillaje natural con los que María estaba radiante.

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El vestido de novia de María. (Pelayo Lacazette)

"No me sentía nerviosa, pero una hora antes, al percatarme de que estábamos en la cuenta atrás, empezaron a florecer los nervios. Todo lo que llevábamos meses organizando estaba a punto de empezar", admite la emprendedora.

María y su padre llegaron puntuales y en coche a la iglesia. "Uno de los mejores momentos sucedió a las puertas del templo. Entrar de la mano de mi padre, muy felices y sonrientes, escuchando de fondo 'A Thousand Years', de Christina Perri. Un coro de 16 niños, miembros de la compañía infantil La Federica, hizo con sus canciones que la ceremonia fuese más emotiva. Contemplar las caras de felicidad de los invitados, de mi familia y mis amigos más cercanos, e incluso verles derramar alguna lágrimilla de emoción, y al fondo Víctor, la persona que había elegido para pasar el resto de mi vida, fue mágico".

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El vestido de novia de María. (Pelayo Lacazette)

Al tiempo, el primer vestido de novia de María quedó al descubierto. Los dos son de Redondo Brand. "Con Jorge me pasó lo mismo que con Víctor: en la primera cita supe que era él. En su caso, como diseñador de mi vestido de novia. El feeling fue increíble, nos entendimos a la perfección. Mi madre, a la que estoy muy unida, me acompañó siempre, y en cada prueba me iba enamorando más de los dos vestidos. No tuvimos que hacer cambios, soy de ideas fijas y cuando tengo algo claro, no dudo", explica.

Con una premisa inicial, la de componer un armario nupcial con dos vestidos, María y Jorge Redondo comenzaron a dar forma a los trajes: "Quería uno más especial para la ceremonia, pero no el típico de princesa, eso no va conmigo. Y otro supercómodo para la fiesta".

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El vestido de novia de María. (Pelayo Lacazette)

Confeccionado en tafetán de color blanco, el primer vestido de novia de María, de escote palabra de honor en forma de corazón, presentaba el cuerpo ajustado y drapeado hasta la altura de los muslos. A partir de ahí, una especie de falda evasé con una pequeña cola, y en los brazos, unos manguitos de corte abullonado y manga larga que, curiosamente, no estaban cosidos al cuerpo y que flotaban de manera independiente. "Para la cena me los quité y dejé el vestido sin mangas", relata.

La cocinera accesorizó ese traje con un velo de tul, un ramo de flores en tonos verdes y blancos con hojas de paniculata y eucalipto de Pando Floristas, y una selección de joyas con historia detrás. "Mis joyas tenían un componente emocional: unos pendientes antiguos de diamantes de mi tatarabuela y un anillo de diamantes de mi madre".

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El vestido de novia de María. (Pelayo Lacazette)

A sus pies, María se calzó unas sandalias de Just-Ene. Bautizadas con el nombre de Spiga Bianco, son de estética boho, revestidas de terciopelo blanco con efecto espiga, cierre de pulsera en el tobillo y tacón ancho trenzado. ¿Su precio? 395 euros.

Al finalizar la ceremonia, los recién casados y sus 300 invitados se desplazaron hasta el Palacio de la Concepción en Gijón. Construido en 1903, además de la edificación central, fiel a los cánones de los grandes castillos franceses, cuenta con más de cinco hectáreas de jardines victorianos. "El tiempo nos tuvo en vilo hasta el último momento, sin embargo, al levantarme ese día por la mañana y ver cómo brillaba el sol, fue un subidón, supe entonces que nada podía salir mal".

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El vestido de novia de María. (Pelayo Lacazette)

"Víctor y yo teníamos claro que queríamos una boda divertida y animada. En el cóctel tocó la familia Carmona, cinco artistas subidos a un escenario que nos hicieron cantar y bailar a todos", narra la novia. Durante la cena, entre plato y plato, "contratamos a Audrey, una cantante que se encargó de poner la nota musical al banquete con temazos. Recuerdo que fue superdivertido, todo el mundo estaba bailando y cantando las canciones mientras ella se movía por las mesas".

Éxitos musicales como 'Dancing Queen', de ABBA; 'Titanium', de David Guetta, o 'It's Raining Men', de The Weather Girls, y para abrir el baile, más música en directo mientras novios y padrinos inauguraban la pista.

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El vestido de novia de María. (Pelayo Lacazette)

"Uno de los momentos más emotivos de la boda fue cuando le entregamos el ramo de flores a mi cuñada. Estamos muy felices de que forme parte de nuestra familia, lleva muchos años con mi hermano y no se lo esperaba para nada, ahora están prometidos y los siguientes serán ellos", dice María.

Minutos después, dio comienzo la fiesta y con ella llegó el cambio de look de la novia. También firmado por Jorge Redondo, el segundo vestido de la cocinera presentaba una estética completamente opuesta.

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El vestido de novia de María. (Pelayo Lacazette)

María lució un vestido lencero confeccionado en satén de seda y, encima, un sobrevestido de tul. Ligero y cómodo para la fiesta, era todo lo que la asturiana soñaba para no dejar de bailar durante toda la noche.

Nuevo traje de novia, también nuevos complementos. Destacando el sombrero, "no podía faltar mi accesorio favorito. Suelo llevar sombreros siempre que puedo y es algo que, sin duda, me caracteriza". Creado por Ahoa Ibiza, la diseñadora le añadió un velo para mantener intacta esa imagen de novia. ¿El resultado? Original, estilosa y atrevida.

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El vestido de novia de María. (Pelayo Lacazette)

Cambio en el calzado. De las primeras sandalias con taconazo a otras de Fígara. "Escogí el modelo Funky en blanco, mucho más confortables para la fiesta". Con detalle nudo en la pala y un tacón más bajo y ancho, María, el día de su boda, bailó sin descanso y no se sentó ni un segundo.

¿Eres la siguiente? Apunta el consejo de la novia protagonista del día. "Que disfruten. Que disfruten de los preparativos, de las decisiones, de los nervios, que lo compartan con la familia y con amigos, porque pasa todo muy rápido. Yo me volvería a casar mañana, siempre con él", sentencia.

Aunque se prometieron en octubre de 2020, en plena pandemia, María y Víctor decidieron esperar dos años para celebrar su boda. "Teníamos clarísimo que nos queríamos casar sin restricciones rodeados de todos nuestros amigos y familia", cuenta la novia para Vanitatis. Pareja desde 2017, la asturiana confiesa que "unos amigos en común decidieron que teníamos que conocernos. Organizaron una cena pensando que nos podríamos gustar y nada más ver a Víctor fue la mejor sensación del mundo".

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