El día de Lucía: una boda íntima en la finca de 'La casa de papel' y un elegante vestido de novia con escote halter

Cuando conoces a la persona perfecta para ti, todo tu mundo se paraliza. Esto es lo que sintió Lucía la primera vez que vio a Sergio allá por 2019. En aquel momento, Lucía tenía pareja y es más, estaban prometidos y organizando su boda. "Nos presentó el que hoy es mi exnovio. Nada más verle, sentí que me había enamorado, fue muy de película. Cada vez que nos volvíamos a encontrar sentía cosquilleo en el estómago y que mi cuerpo y mi mente solo podían pensar en él. Decidió anular mi boda y romper mi relación porque no tenía sentido seguir engañándome".

Poco tiempo después, Sergio y Lucía se lanzaron a la aventura y comenzaron su relación. Él, un ingeniero industrial de 39 años, y ella, una fotógrafa especializada en sesiones premamá, bebés y niños de 36 años, apostaron por su amor y a pesar de las dificultades, acabó triunfando.

A su historia de amor, quiero puntualizar la mía con la novia. Lucía llegó a mi vida por casualidad. Hace casi siete años andaba en busca y captura de un fotógrafo para que inmortalizase el bautizo de mi segundo hijo. Me topé con el trabajo y el nombre de Lucía, y desde aquel octubre de 2017, ella ha fotografiado los grandes momentos de mi familia. Siempre detrás del objetivo, en este tiempo se ha convertido en imprescindible en mi vida. Por ello, Lucía no es una novia más.

Se prometieron en Formentera durante el verano de 2023, "mientras veíamos un atardecer precioso en un faro de la isla".

Volviendo a su boda, esta pareja tuvo la suerte de tener dos días de celebración. El primero, el 15 de marzo de 2024, cuando Sergio y Lucía contrajeron matrimonio en un enlace civil en La Casa de La Panadería, en plena Plaza Mayor de Madrid; y el segundo, días después, el 24 marzo, en la Finca El Gasco (Torrelodones, Madrid), donde festejaron su amor en compañía de sus íntimos.

Para cambiar de estado civil, de soltera a mujer casada, la novia escogió un traje de chaqueta de Cherubina, la firma andaluza fundada por Ana García, presente en el guardarropa de la reina Letizia y una de las favoritas por las invitadas. "Quería salirme del típico traje chaqueta con blazer sencillo y aposté por este de Cherubina que me parece lo más. La chaqueta tiene una caída y unas mangas preciosas y puesto sienta de cine. Me enamoré enseguida del traje, además quería que pudiera ser ponible para otras ocasiones y lo cierto es que es perfecto para poder combinarlo por separado o incluso junto de nuevo en otra ocasión".

Aderezó ese primer look nupcial con unos zapatos de salón de Carolina Herrera y unas gafas con forma de corazón de Saint Laurent.

Casi diez días después, cuando Sergio y Lucía ya eran marido y mujer de manera legal, convocaron a sus familiares y amigos más cercanos para festejar su amor en una boda íntima. "Lo tuvimos claro desde el principio, queríamos una boda pequeña, muy íntima. Ambos tenemos mucha familia y casi toda fuera de Madrid, así que queríamos que fuese algo muy recogido, casi como una comida tradicional de domingo, pero con la privacidad de tener un espacio reservado para bailar, para comer y para poder estar solos disfrutando. Fuimos 30 personas y no podemos estar más felices con la elección de hacer una boda tan pequeña".

Ese espacio fue la Finca El Gasco. Ubicada en la localidad madrileña de Torrelodones, es la casa señorial donde se rodó la primera temporada de la exitosa serie de Netflix, 'La casa de papel'. Un escenario de cine para un enlace de película.

Ese 24 de marzo eterno, Sara, la mejor amiga de Lucía, sería la encargada de oficiar la ceremonia al aire libre en unos de los rincones de la finca. "Vivió desde cerca nuestros comienzos y las dificultades que sufrimos para estar juntos. Así que no había una persona mejor para oficiar la boda".

Pero antes, mi fotógrafa favorita tenía que enfrentarse a una de las misiones más importantes en todo enlace: encontrar su vestido de novia ideal. La respuesta estaba en la colección de la firma Jesús Peiró.

Lucía tenía una premisa, "quería encontrar un diseñador que trabajara líneas clásicas. Soy muy sencilla a la hora de vestir y en mi armario reinan las prendas con cortes clásicos y simples".

Entre tanto, las redes sociales ayudaron a que la novia terminase por dar con el traje nupcial de sus sueños. "Vi mi vestido en un reel de Instagram y me enamoré de su forma, de su espalda y de su línea sencilla, así que decidí ir a probármelo y fue un absoluto flechazo", asegura.

Al tratarse de un vestido del catálogo de la marca capitaneada por la diseñadora Merche Segarra, el proceso de creación también fue más sencillo de lo habitual. "Durante los meses de pruebas me he sentido muy acompañada por Julia, la costurera de Jesús Peiró en Madrid. Ha sido un placer vivir este proceso con alguien tan amable y tan apasionado por su trabajo. Era encantadora".

Parte de la colección 'Ninfas', Lucía se decantó por un diseño de líneas depuradas confeccionado en crepé de color blanco, escote halter anudado a la espalda, sisas caídas, silueta columna, espalda descubierta y falda larga con cola.

Además del cuello halter, el diseño más tendencia de la temporada, el vestido de novia de Jesús Peiró incluía dos retales de tejido desmontables que partían de los botones de la espalda y se extendían hasta rozar el suelo. La imagen final era 100% Lucía.

Todavía faltaba escoger los complementos que rematarían su look nupcial. "Los zapatos me dieron más de un quebradero de cabeza, llegué a comprarme más de 15 pares online para probármelos y ninguno me encajaba. O eran color crudo, o eran beige, o me apretaban, o me quedaban grandes, o eran incómodos... En fin, que a un mes y medio de la boda encontré los que necesitaba. Unas sandalias de Jimmy Choo que me recogían el pie perfecto, con las que pude bailar toda la noche y que, además, podría ponerme cualquier otra vez porque eran versátiles. Fue un dinero muy bien invertido".

Pensando que la suya era una boda a finales de marzo, entre el invierno y la primavera, Lucía compró una prenda de abrigo para tener a mano por si acaso. "Aunque tuvimos mucha suerte con el día, hizo un sol espectacular y más de 25º, tenía miedo de pasar frío. Me compré un chal en mohair 100% de la firma Anauve. Al final de la noche, me envolví en él, rematando mi look con una estética romántica".

En cuanto a las joyas, una vez más, volvió a primar la sencillez. "Los pendientes fueron un regalo de mi cuñada. Eran largos, llevaban una perla y estaban engarzados con diamantes. Nuestras alianzas fueron de Suárez", cuenta.

Entre el repertorio de accesorios, Lucía destaca uno concreto, "mi padre me regaló el perfume, Coco Mademoiselle de Chanel y gracias a él, siempre recordaré ese olor como el olor al día de mi boda".

Cerramos este capítulo con el ramo, una creación de Elena Suárez & Co. "Le dije a Almudena (la persona que lo compuso) que yo era pequeñita y no quería algo muy grande. Me decanté por un ramo deshecho con flores de tallo corto adornado con un lazo rosa pálido. Lo cierto es que me dejé llevar totalmente por las recomendaciones y el resultado final me encantó".

Por su parte, Sergio, el novio, escogió un traje de tres piezas de Old Jeffrey, llevó unos gemelos de su padre y un reloj vintage de su abuelo.

El día de su boda íntima, Lucía se arregló en una de las habitaciones de la finca acompañada de sus tres mejores amigas, sus padres, su hermano, su cuñada y su sobrino. "Me maquilló y me peinó Eva Escolano. Fue una apuesta segura, sabía que con ella nada podía salir mal. Es una maquilladora con muchos años de experiencia para revistas, embajadora de un montón de firmas y sabía que me dejaría perfecta. Además, la química que sentí con ella fue ideal".

Una vez que el peinado y el maquillaje estaban listos, la novia y su padre salieron al exterior para, juntos, llegar al punto donde se encontraba Sergio. "Recuerdo estar ya vestida, maquillada y peinada a más de 45 minutos de empezar la boda y comiéndome los nervios por dentro. En ese momento mi fotógrafo David Bresó me dijo: 'Luci, eso está fenomenal, ahora siéntate y relájate, esto no suele pasar, así que disfruta de estos minutos para respirar', y así lo hice".

Padrino y novia entraron en escena al son de 'Married life' de la película 'Up' tocada al piano por Dándote Ritmo. "Le dije a mi padre lo nerviosa que estaba y él, con toda la calma del mundo, me dijo, 'pues relájate que no pasa nada'".

Acto seguido, dio comienzo la ceremonia oficiada por Sara. "Junto a TuvelaTuluz nos preparó el ritual de la luz y fue realmente preciso. Nos decoraron tres velas que simbolizaban lo que éramos Sergio y yo por separado, y una vela grande más que encendimos en ese momento y que simbolizaba nuestra vida juntos. Sara estuvo realmente brillante, fue una ceremonia emocionante y divertida. Tuvimos mucha suerte de contar con ella y dar las gracias por todo lo que involucró. También hablaron dos amigos de Sergio, dos amigas mías y mi hermano".

Entre los 30 invitados, "estuvo nuestro perro Panda y que pudiéramos disfrutar de él, es algo que recordaremos siempre".

Finalizada la ceremonia, la pareja pasó a celebrar su unión con los suyos. "Siempre nos habíamos imaginado nuestra boda disfrutando y finalmente fue así, cumplió todas nuestras expectativas, incluso las superó con creces. Yo lloré muchísimo, bailé, reí, y Sergio lo mismo. Sentirte tan arropado por la gente que más quieres, pudiendo hablar con todos, dedicar a cada uno un rato, ver sus caras de felicidad al verte, y sentir que son igual de felices que tú por verte sonreír... Eso no tiene precio. Además, aun siendo 30, vino gente de muchos sitios como Londres, Albacete, Valencia, Madrid y Francia".

De la decoración floral se encargó Búcaro. "Tenía claro que la Finca El Gasco ya era preciosa como era y que no necesitaba añadir más flores a la decoración, solamente quería mi ramo y los centros de las mesas que eran de Búcaro".

El montaje de mesas desplegado en el interior de la casa señorial fue tan original como especial. "Tuvimos algo de dudas sobre si poner tres mesas redondas o hacer una especie de U con mesas alargadas. Finalmente optamos por la segunda opción y fue un acierto total. Al ser 30 personas podíamos montar esa opción y fue perfecto. En la mesa presidencial solo estuvimos Sergio y yo y el resto de invitados a nuestro lado". A la mesa, el menú corrió a cargo de Laurel Catering.

Los novios quiseron obsequiar a sus invitados con un detalle muy personal. "A los hombres les regalamos unos tarros de licor café y para las mujeres, queríamos un regalo que fuese sostenible en el tiempo. Le encargué a Marta Ossuna unos marcapáginas bordados a mano con las iniciales de cada invitada y a cada una les regalé un libro de bolsillo de poesía romántica haciendo guiño a la celebración del amor. A Sergio y a mí nos encanta leer y el primer regalo que me hizo estando juntos fue un libro. Me pareció un detalle muy significativo hacer algo así con mis invitados".

Tocaba abrir el baile y lo hicieron con 'Toda una vida' de Antonio Machín. "No habíamos practicado en casa nada, quisimos dejarnos llevar por el día, el amor y la complicidad. Un bolero que no puede describir mejor lo que queremos, toda una vida juntos. A los pocos minutos bailamos con nuestros padres y también fue un momento muy especial. Mi padre lloraba mientras bailaba conmigo, en ese momento cerré los ojos y quise guardarlo para siempre en mi corazón. A mi padre y a mi nos une mucho la música, y sentirlo así con él fue muy especial".

Una boda que, a pesar de las dificultades iniciales, demostró que Sergio y Lucía no se equivocaban: el suyo es un amor de los que hacen historia. "Mi mayor consejo para futuras novias es que inviten a sus bodas a quien quieran realmente ver allí. Que no se dejen llevar por compromisos y que no se olviden de que son ellos los protagonistas. Para mí, poder tener fotos con todos nuestros invitados, fotos de ellos solos, poder hablar con calma, bailar con todos y en definitiva, sentir que estás en familia, fue la mejor sensación del mundo".