Así fue la boda de Laura Ponte y Beltrán Gómez-Acebo, primo del rey Felipe, hace 20 años: del vestido de la novia a los looks de las invitadas
Viajamos atrás en el tiempo para recordar cómo fue el enlace entre la modelo y el hijo de la infanta Pilar hace dos décadas, el 18 de septiembre de 2004, en La Granja de San Ildefonso (Segovia)
Hoy se cumplen dos décadas del 'sí, quiero' de Laura Ponte y Beltrán Gómez-Acebo. El cuarto de los cinco hijos que tuvo el matrimonio formado por la infanta Pilar y Luis Gómez-Acebo, y la modelo gallega, celebraron una boda por todo lo alto el 18 de septiembre de 2004 en La Granja de San Ildefonso (Segovia). Como manda la tradición, las nupcias arrancaron con una ceremonia religiosa en La Real e Insigne Colegiata de la Santísima Trinidad, antigua capilla del Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, a la que asistieron más de 500 invitados. Una boda celebrada cuatro meses después de la del príncipe Felipe y Letizia Ortiz y que, como no podía ser de otra forma por parentesco familiar, no faltó la Familia Real Española encabezada por el rey Juan Carlos y la reina Sofía.
Se casaba el sobrino del por entonces Rey y primo hermano del heredero al trono con una de las modelos más reconocidas de nuestro país. Se entiende, por tanto, que el desfile de rostros conocidos, representantes de la Casa Real, aristócratas y otros nombres propios de la crónica social y de la industria de la moda, se dieran cita en Segovia para ser testigos de su promesa de amor. Un matrimonio que duró ocho años y del que nacieron dos hijos, Laura y Luis Felipe, y que vamos a recordar viajando atrás en el tiempo.
Fijada para las 6 de la tarde de aquel 18 de septiembre, diez minutos antes de esa hora, llegó el novio, Beltrán Gómez-Acebo, del brazo de su madre, la infanta Pilar. Cumpliendo con el rol de madrina, la hermana del rey Juan Carlos escogió un estilismo de dos piezas en color amarillo de Elio Berhanyer al que sumó la clásica mantilla de encaje negro con peineta.
Como en toda la boda, la atención se centró en el look de la novia. Laura Ponte salió del coche y comenzó el paseíllo junto a su padre, el periodista José Manuel Ponte Mittelbrunn, quien hace unos meses confesó que, en el transcurso de la boda, sufrió un ictus. Dejando este percance de salud al margen, en ese momento, el vestido de novia que Miguel Palacio había ideado para su amiga, se convirtió en el gran protagonista a las puertas del templo.
Rompiendo moldes nupciales y dejando aflorar su personalidad, la gallega, con su look, pasaría a engordar el listado de novias icónicas dentro de nuestro país. Con un diseño minimalista y sencillo, y una silueta relajada, nada propia de las novias de la época, el vestido de Laura Ponte supuso un antes y un después en la historia de la moda nupcial y serviría de inspiración para otras mujeres.
Fabricado con una muselina de seda en color blanco puro, un material que el diseñador y su musa compraron en Milán, el traje de estética art-deco presentaba el cuello redondo, manga larga, estructura recta rematada en una falda en línea A con cola y el detalle más especial, un bordado en plata a la altura de las caderas. Un diseño depurado que permitió a la modelo jugar con los complementos. Tal y como apuntan las crónicas de hace 20 años, el velo de encaje que portó sobre la cabeza cubriendo la cabeza, fue un préstamo. Sobre la frente, tapando el inicio del velo, Laura llevó una diadema que le prestó su suegra, pero de una manera original: del revés y presumiendo de los diamantes y los zafiros que le daban forma.
Un ramo de novia compuesto por rosas blancas de tallo largo y vegetación verde, y unos zapatos de salón forrados con el mismo tejido del vestido, pusieron el broche de oro al estilismo de Laura Ponte para contraer matrimonio con Beltrán Gómez-Acebo hace 20 años.
El novio, primo hermano del príncipe Felipe y sus hermanas, las infantas Elena y Cristina, contó con la presencia de todos ellos en la que fue su primera boda. Recordemos que en 2016 y cinco años después de su divorcio con Ponte, volvería a casarse, esta vez en un enlace más discreto e íntimo junto a la empresaria Andrea Pascual.
Hacía solo unos meses que Felipe y Letizia se habían casado. Para su primera boda como princesa de Asturias, Letizia escogió un dos piezas firmado por Lorenzo Caprile. Conformado por una chaqueta negra muy ceñida y una falda 'wrap' inspirada en las de los trajes regionales segovianos fabricada con un material rojo con bordados a contraste, la mujer del príncipe de Asturias llamó la atención gracias a su estilismo de invitada.
El verde esmeralda fue el tono elegido por la infanta Cristina para bañar su look de invitada. Acompañada de su marido, Iñaki Urdangarin, los que en el pasado portaron el título de duques de Palma, hicieron gala de una buena sintonía en la boda de Beltrán Gómez-Acebo y Laura Ponte.
La infanta Elena, acompañada de su marido, Jaime de Marichalar, probó suerte con un conjunto de abrigo y vestido de Karl Lagerfeld para Chanel. Fabricado en el tejido clásico y emblemático de la maison francesa, un tweed en tonos rosas que dibujaba cuadros, para el resto de elementos optó por el rosa palo.
El matrimonio formado por Pedro López-Quesada y Cristina de Borbón-Dos Sicilias, que hace unas semanas ha vuelto a la actualidad mediática gracias a la boda de su hija, Victoria López-Quesada con Enrique Moreno de la Cova el pasado 31 de agosto en Madrid, arropó a la pareja en el 'sí, quiero'.
Carla Royo-Villanova y el príncipe Kubrat de Bulgaria también estuvieron en la lista de invitados. De color morado, escote asimétrico y con bordados botánicos en relieve por la falda, el vestido de invitada de la empresaria fue una extensión de su personalidad de estilo.
La hija de la infanta Margarita y Carlos Zurita recurrió a su buen amigo Elio Berhanyer para vestir el día de la boda de su primo. María Zurita sorprendió con un conjunto joya confeccionado en un tejido bordado con lentejuelas marrones que se componía de una torera y un minivestido, ambas piezas adornadas, además, con plumas en los puños y el bajo.
Entre las modelos y amigas de la novia que asistieron al enlace, destacó la presencia de Nieves Álvarez, de la mano de su marido, el fotógrafo Marco Severini. Tirando de un gran diseñador y de una gran firma, la maniquí escogió un look de Tom Ford para Yves Saint Laurent.
Lo mismo que puso en práctica Carmen Cervera, que rescató de la colección de Valentino el atuendo de invitada que lució en La Granja de San Ildefonso. De estética lencera, color salmón y bordado con pedrería y cristales, los accesorios, tanto el bolso con flores como las sandalias con flecos joya, fueron de los más comentados del enlace.
Por último, recordamos la presencia del desaparecido Fernando Gómez-Acebo en la boda de su hermano. Enfundado en el clásico chaqué y acompañado de su mujer, Mónica Martín Luque, con un traje naranja y sandalias verdes de Gucci, se unieron al resto de familiares en el gran día para Laura Ponte y Beltrán Gómez-Acebo.
Hoy se cumplen dos décadas del 'sí, quiero' de Laura Ponte y Beltrán Gómez-Acebo. El cuarto de los cinco hijos que tuvo el matrimonio formado por la infanta Pilar y Luis Gómez-Acebo, y la modelo gallega, celebraron una boda por todo lo alto el 18 de septiembre de 2004 en La Granja de San Ildefonso (Segovia). Como manda la tradición, las nupcias arrancaron con una ceremonia religiosa en La Real e Insigne Colegiata de la Santísima Trinidad, antigua capilla del Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, a la que asistieron más de 500 invitados. Una boda celebrada cuatro meses después de la del príncipe Felipe y Letizia Ortiz y que, como no podía ser de otra forma por parentesco familiar, no faltó la Familia Real Española encabezada por el rey Juan Carlos y la reina Sofía.
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