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Aprende a ser más amable para mejorar tus relaciones
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Aprende a ser más amable para mejorar tus relaciones

La amabilidad, la clave para mantener relaciones más profundas, duraderas y satisfactorias a todos los niveles

Foto: Haz de la amabilidad una forma de vida y notarás la diferencia. (Unsplash/Reign Abarintos)
Haz de la amabilidad una forma de vida y notarás la diferencia. (Unsplash/Reign Abarintos)
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La amabilidad es uno de los rasgos que antes percibimos en una persona, y que nos permiten crearnos una primera impresión positiva y establecer vínculos. Está demostrado que las personas que son amables tienden a ser más felices, queridas y respetadas, lo que hace que tengan relaciones interpersonales más ricas y profundas.

Pero… ¿Qué es, en sí, la amabilidad? Podemos definirla como una serie de patrones de comportamiento que fomentan la mejora de las relaciones interpersonales, estableciendo un clima de confianza y entendimiento mutuo, así como pequeños gestos y costumbres con las personas con las que nos relacionamos, aunque no existan fuertes lazos de amistad o familiares, y que hacen sentir bien a nuestros interlocutores.

placeholder Las personas que se muestran cercanas y que sonríen a menudo son percibidas como más amables. (Unsplash/Tim Mossholder)
Las personas que se muestran cercanas y que sonríen a menudo son percibidas como más amables. (Unsplash/Tim Mossholder)

Así, las personas amables no lo son solo con su familia o sus amigos, los que serían su círculo social más íntimo, ni, ampliando el círculo, con las personas de su entorno laboral; sino que llevan esta actitud a todos los escenarios de su vida, incluyendo a cualquier persona con la que interactúan, aunque no sea conocida.

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Esas muestras de amabilidad, que surgen del deseo de la persona de ser agradable de forma natural e incondicional, no suponen ninguna garantía de que quienes reciben sus muestras de amabilidad vayan a responder del mismo modo. Todo lo contrario, las personas amables asumen voluntariamente el riesgo de que sus gestos sean recibidos con desprecio, indiferencia o, incluso, mala educación. Pero esto no es motivo de freno para quienes optan por la amabilidad.

Lo que está claro es que, en general, las personas que son amables y van con una sonrisa por la vida tienen mayor facilidad para establecer relaciones, ya sean superficiales o profundas, tanto con personas como con grupos. Si la madre naturaleza no te dotó con la amabilidad como una de tus virtudes innatas, no te preocupes. Descubre cómo aprender a ser más amable: verás cómo estos pequeños gestos cambiarán tanto tu vida como tu relación con los demás.

placeholder Adapta el contacto físico al nivel de confianza. (Unsplash/Taylor Deas Melesh)
Adapta el contacto físico al nivel de confianza. (Unsplash/Taylor Deas Melesh)

Mantén el contacto visual y orienta tu cuerpo al de tu interlocutor cuando mantengas una conversación: de este modo, tu lenguaje no verbal estará expresando que la otra persona cuenta con todo tu interés, tu atención y tu tiempo, algo que las personas agradecen mucho en una conversación, por trivial que sea. Adapta, además, el contacto físico a la relación que tengas con la otra persona: en ocasiones un abrazo o una caricia serán bienvenidos y recibidos como gesto de amabilidad, siempre que exista una relación de confianza.

Ten en cuenta el entorno en el que se produce el encuentro: no será lo mismo si es en el ascensor del trabajo que si es en la calle, o en tu casa. En el caso de alguien que va de visita a tu casa, abrirle las puertas de tu casa e intentar que se sienta cómodo en ella se considera como una extensión de tu amabilidad, por ejemplo, ofreciéndole que se siente, una bebida, o pasar al baño.

placeholder Ofrece tu ayuda solo cuando sepas que vas a poder cumplirlo. (Unsplash/Rosie Sun)
Ofrece tu ayuda solo cuando sepas que vas a poder cumplirlo. (Unsplash/Rosie Sun)

Practica la escucha activa: a la hora de mantener una conversación, haz saber a tu interlocutor que estás escuchándole y que lo que te está contando te interesa, no solo dejando que hable sin interrumpirle, sino comentando lo que dice, asintiendo con la cabeza, reaccionando por medio de gestos y expresiones a lo que está explicando, etc.

Si piensas que la otra persona necesita ayuda que tú puedes darle, bríndasela, pero solo si crees que puedes cumplir con aquello a lo que te vas a comprometer. En este aspecto hay que tener cierta cautela porque muchas personas no quieren ayuda aunque estén compartiendo un problema. Observa su lenguaje corporal y lo que te transmite antes de ofrecer la ayuda que crees que puedes darle.

La amabilidad es uno de los rasgos que antes percibimos en una persona, y que nos permiten crearnos una primera impresión positiva y establecer vínculos. Está demostrado que las personas que son amables tienden a ser más felices, queridas y respetadas, lo que hace que tengan relaciones interpersonales más ricas y profundas.

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