Es noticia
Menú
Sonríe, pero miente: cómo reconocer una sonrisa falsa según la ciencia y lo que revela de quien la usa
  1. Vida saludable
DISFRAZ EMOCIONAL

Sonríe, pero miente: cómo reconocer una sonrisa falsa según la ciencia y lo que revela de quien la usa

La próxima vez que sientas que algo no cuadra en la expresión de alguien, quizá no estés paranoico. Tal vez tu cerebro ya te haya dado la pista: esa sonrisa no viene del corazón

Foto: La sonrisa como gesto clave y genuino. (Pexels)
La sonrisa como gesto clave y genuino. (Pexels)

Piensa bien, ¿alguna vez has sentido que la sonrisa de alguien no era del todo sincera? No es intuición mágica: es tu cerebro haciendo su trabajo. Según expertos en anatomía y neurociencia, el cerebro humano puede detectar una sonrisa falsa antes incluso de que seamos conscientes de ello. Se trata de una habilidad que puede parecer trivial, pero que ha sido clave en nuestra evolución social.

La doctora Michelle Spear, especialista en anatomía facial de la Universidad de Bristol, a través del medio 'The Conversation', señaló que existen diferencias visibles, y neurológicas, entre las sonrisas auténticas y las que se producen por compromiso. La primera, conocida como sonrisa de Duchenne, activa tanto los músculos de la boca como los que rodean los ojos, formando las clásicas “patas de gallo”.

placeholder Cómo sonríes también tiene un significado detrás. (Pexels/Andrea Piacquadio)
Cómo sonríes también tiene un significado detrás. (Pexels/Andrea Piacquadio)

Estas sonrisas nacen del sistema límbico, la parte del cerebro encargada de procesar las emociones, lo que las convierte en gestos involuntarios y genuinos. Las sonrisas falsas, en cambio, suelen quedarse en la boca. No involucran los ojos y son el resultado de un proceso más consciente, gestionado desde la corteza motora. Son como un disfraz emocional: educadas, sí, pero no siempre sinceras.

Sin embargo, aunque es cierto que la palabra “falsa” suena mal, estas sonrisas no son necesariamente negativas. Muchas veces se utilizan para mantener la armonía social, evitar conflictos o incluso suavizar conversaciones incómodas. De hecho, son herramientas útiles para navegar situaciones complejas, lo que algunos sociólogos llaman “trabajo emocional”.

Foto: Este gesto delata el tipo de persona que eres. (Pexels)

Cabe señalar que este tipo de trabajo emocional puede pasar factura. Personas que deben sonreír por obligación, como quienes trabajan en atención al cliente o en roles cara al público, pueden experimentar altos niveles de estrés, fatiga emocional e incluso problemas cardiovasculares. Es decir, sonreír sin sentirlo, cuando se vuelve rutina, agota. Lo fascinante es que esta capacidad de diferenciar sonrisas no es exclusiva de los adultos.

Al hilo de la información en el citado medio, estudios liderados por los psicólogos Alan Fogel y Daniel Messinger demostraron que incluso los bebés, con apenas diez meses de vida, ya pueden distinguir entre una sonrisa verdadera y una impostada. Así que la próxima vez que sientas que algo no cuadra en la expresión de alguien, quizá no estés siendo paranoico. Tal vez tu cerebro ya te haya dado la pista: esa sonrisa, aunque esté bien ejecutada, no viene del corazón.

Piensa bien, ¿alguna vez has sentido que la sonrisa de alguien no era del todo sincera? No es intuición mágica: es tu cerebro haciendo su trabajo. Según expertos en anatomía y neurociencia, el cerebro humano puede detectar una sonrisa falsa antes incluso de que seamos conscientes de ello. Se trata de una habilidad que puede parecer trivial, pero que ha sido clave en nuestra evolución social.

Psicología Bienestar
El redactor recomienda