Álvaro Fernández, farmacéutico: "¿Cada cuánto tiempo hay que cambiar las sábanas? Lo ideal es una vez por semana"
Dormir limpio no es solo una cuestión de confort: también afecta a la piel, a las alergias y a la calidad del sueño. ¿Cada cuánto hay que cambiar las sábanas?
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Cambiar las sábanas con regularidad es un gesto sencillo, pero con un impacto considerable en la salud y el bienestar. Aunque suele considerarse una tarea menor dentro de la rutina doméstica, mantener una correcta higiene textil en el dormitorio no solo mejora el confort, sino que ayuda a prevenir afecciones dermatológicas y respiratorias. Ventilar la habitación por las mañanas es positivo, pero no sustituye el lavado frecuente de la ropa de cama.
El farmacéutico Álvaro Fernández es claro al respecto: “Lo ideal es cambiar las sábanas una vez por semana.” Mientras dormimos, el cuerpo libera sudor, células muertas, grasa, restos de cremas, saliva, pelo… e incluso ácaros. Todo este material se acumula cada noche en los tejidos y, sin una limpieza adecuada, convierte la cama en lo que él describe como “una granja de bacterias”.
Ese entorno cálido y húmedo favorece la proliferación de microorganismos como hongos, bacterias y ácaros del polvo. Las consecuencias van más allá de lo higiénico: Fernández advierte, en sus redes sociales, que dormir en estas condiciones puede generar irritación en la piel, brotes de acné, picores nasales u oculares, empeoramiento de alergias y dificultades respiratorias, especialmente en personas con asma. Además, los olores desagradables tienden a instalarse en los tejidos, y ni los aromas florales más potentes consiguen disimularlos.
Hay situaciones en las que conviene extremar el cuidado. “Si sudas mucho, duermes sin ropa o compartes la cama con mascotas, lo recomendable es cambiarlas cada tres o cuatro días”, señala el experto. En el caso de las fundas de almohada, especialmente si se tiene piel grasa o tendencia acneica, sugiere renovarlas cada tres días para evitar que la acumulación de residuos afecte al rostro.
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“Dormir bien también es dormir limpio”, concluye Fernández. Y es que una pequeña rutina puede marcar una gran diferencia: no solo mejora la calidad del descanso, sino que actúa como una herramienta preventiva a favor de la salud diaria.
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