Leer ficción no es solo un placer: el hábito que potencia tu inteligencia emocional, sin que te des cuenta
Cada libro leído es un pequeño viaje hacia lo ajeno, y también una oportunidad de volver a mirarnos, con más claridad, por dentro
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fc2d%2Fccb%2F79c%2Fc2dccb79cf22f61bab8af1b42115bc47.jpg)
- Si dices alguna de estas frases tienes más inteligencia emocional que la mayoría
- Este es el rasgo en el que se fijan los psicólogos para descubrir si tienes una gran inteligencia emocional
Parece mentira, pero leer por placer no es simplemente una forma de entretenerse o enriquecer el vocabulario: es, sin que lo notemos del todo, una práctica poderosa que moldea nuestras emociones y nuestra manera de ver al otro. Cuando nos sumergimos en una novela, no solo seguimos una trama, también acompañamos a los personajes en sus miedos, alegrías, contradicciones y deseos. Y eso, aunque no lo parezca, tiene un impacto profundo en nuestra inteligencia emocional.
De hecho, la ficción literaria actúa como un puente hacia vidas y mundos distintos del nuestro. Tal y como indica la plataforma editorial 'The Conversation', leer la historia de una niña refugiada o de un joven que vive en una comunidad distinta a la propia nos invita a imaginar lo que esas personas sienten. Tanto es así que esa capacidad de ponerse en los zapatos del otro, lo que llamamos empatía, se cultiva con cada página.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F366%2F338%2Fec8%2F366338ec882bb4519a81bee92bff98b2.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F366%2F338%2Fec8%2F366338ec882bb4519a81bee92bff98b2.jpg)
Al hilo del artículo en el citado medio, numerosos expertos y autoras como Martha C. Nussbaum y Chimamanda Ngozi Adichie han defendido el poder de la literatura para ensanchar nuestra sensibilidad hacia la diversidad humana. Lo interesante es que esta identificación emocional no siempre es directa. A veces, nos conectamos con personajes que, en apariencia, son completamente distintos.
Incluso los villanos de los cuentos pueden enseñarnos algo sobre nuestras propias emociones más incómodas o contradictorias. La literatura, en este sentido, no busca que nos reflejemos en un espejo exacto, sino que aprendamos a reconocernos en emociones universales, aunque se presenten en envoltorios inesperados. Proyectos como Zoom Out, presentes en varias escuelas del mundo, han puesto en práctica estas ideas al promover la lectura como una vía para entender las desigualdades.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F47f%2F5af%2Fabc%2F47f5afabc544cdb526db34e00e05fe7e.jpg)
Además, proponen algo esencial: ofrecer a niños y niñas relatos que no se limiten a los clásicos, sino que incluyan voces diversas, culturas distintas y formas variadas de vivir. Porque si solo conocemos una historia sobre “el otro”, esa única versión puede fácilmente convertirse en un estereotipo. De este modo, leer ficción es, entonces, mucho más que una afición solitaria. Es un ejercicio de imaginación que nos transforma. Y lo mejor: ocurre casi sin que nos demos cuenta.
- Si dices alguna de estas frases tienes más inteligencia emocional que la mayoría
- Este es el rasgo en el que se fijan los psicólogos para descubrir si tienes una gran inteligencia emocional
Parece mentira, pero leer por placer no es simplemente una forma de entretenerse o enriquecer el vocabulario: es, sin que lo notemos del todo, una práctica poderosa que moldea nuestras emociones y nuestra manera de ver al otro. Cuando nos sumergimos en una novela, no solo seguimos una trama, también acompañamos a los personajes en sus miedos, alegrías, contradicciones y deseos. Y eso, aunque no lo parezca, tiene un impacto profundo en nuestra inteligencia emocional.