Mapi López, psicóloga: "El presente no necesita que lo controles, solo que lo habites"

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La ansiedad suele aparecer cuando la mente se aleja del presente. Pensar de manera constante en lo que pasó o en lo que podría ocurrir nos desconecta de lo único que realmente existe, el momento actual. La psicóloga Mapi López explica que “el presente no necesita que lo controles, solo que lo habites”, una frase que resume la importancia de reconectar con la experiencia del ahora como herramienta para reducir el malestar emocional.

Según la psicóloga, pasamos gran parte de la vida intentando arreglar el pasado y anticipar el futuro, lo que nos mantiene en un estado permanente de tensión. Desde la psicología, esta práctica de volver al momento actual se conoce como anclaje al presente, un proceso que consiste en traer la atención a lo que está ocurriendo en este instante cada vez que la mente se escapa a pensamientos que generan miedo, culpa o preocupación.

No se trata de negar lo que ya ocurrió ni de renunciar a planificar, aclara la especialista. El objetivo es no quedarse atrapado en esos pensamientos que desgastan y alejan del bienestar. “Ninguna cantidad de arrepentimiento puede cambiar el pasado y ninguna cantidad de ansiedad puede predecir el futuro”, explica, recordando que la calma se encuentra en aceptar lo que es, no en intentar controlarlo todo.

Propone realizar pequeñas pausas conscientes a lo largo del día para observar dónde está la mente. Preguntarse “¿dónde estoy ahora?” o “¿puedo volver, aunque sea unos segundos, a lo que ocurre aquí?” son formas sencillas de practicar este ejercicio de presencia. La respiración profunda, el contacto con el entorno o una caminata sin distracciones pueden ayudar a reconectar con el cuerpo y con el momento.

La psicóloga insiste en que el bienestar emocional no depende de eliminar las emociones incómodas, sino de aprender a habitarlas sin resistencia. Estar presentes, dice, no significa que todo esté bien, sino que podemos sostener lo que ocurre con más calma y consciencia.

Respirar, observar y regresar al ahora son gestos simples, pero transformadores. Para López, vivir con atención plena no es una meta lejana ni una técnica complicada. Es, ante todo, una forma de recordar que la vida no se espera, se habita.