Manuel Chaves y su esposa, de vacaciones en Tánger en el 'riad' de unos amigos

Manuel Chaves y su esposa, Antonia Iborra, ya están de vacaciones y han aprovechado este fin de semana para cruzar el estrecho y pasar unos días en Tánger junto a unos amigos. El reclamo ha sido la inauguración de La Maison Blanche, un riad de lujo de la familia Begdouri Rodríguez, a los que les une una amistad desde hace muchos años. Pilar Rodríguez, la dueña del palacete, señala a Vanitatis que “les ha venido muy bien este relax que da siempre esta tierra. Manolo y Antoñita han estado encantados y felices en esta jornada tan importante para nosotros. Compartir con ellos unos días ha sido emocionante”.

Durante el fin de semana las dos parejas disfrutaron de buen cuscús, de paseos por la medina y la kasbha. Personas cercanas al matrimonio Chaves aseguran a este medio que ambos son unos enamorados de la cultura marroquí. De hecho, Chaves siempre ha trabajado por la cooperación entre Andalucía y Marruecos, así como por proteger el patrimonio español en el norte del país africano. Este fin de semana, aprovechando la inauguración del ryad, compartieron cena con el cónsul de España en Tánger y con personalidades de la ciudad marroqui. Mientras, Antoñita, como todos conocen a la mujer del presidente andaluz, se perdió por las zonas culturales de la Medina con su buena amiga Pilar Rodríguez.

La discreción de Antoñita

Manuel y Antoñita son una pareja muy querida en tierras tangerinas. De él se sabe más por sus años al frente de la Junta de Andalucía, pero de ella poco se sabe. Nunca han sido objetivo de la prensa rosa. Quien la conoce habla de ella como el “ejemplo de la pura sencillez” y de una mujer que siempre se mantiene “ajena a todo lo que sea patrimonio del cotilleo público”. Discreta hasta la saciedad, prefiere las conversaciones alrededor de la mesa camilla, el rincón de su casa en el que apiña su vida. Eso sí, tiene un vicio: el de rodearse de sus gatos, uno de los elementos que acompañan la intimidad de esta mujer.

La pareja se conoce desde muy jóvenes. Antoñita es de San Roque, el pueblo que aloja a los pijos de Sotogrande, y de familia de militares, al igual que su marido, cuyo padre era coronel de infantería. Su intuición política no tiene límites, dicen. Aseguran que Chávez se enamoró de ella nada más verla y, desde entonces, compartieron todo. Antoñita se licenció en Ciencias Químicas, pero su corta vida profesional se convirtió pronto en una larga trayectoria al lado de un marido que lleva un cuarto de siglo en el ámbito público. En sus actos como presidente de Andalucía apenas se la veía. No le acompañaba salvo cuando el acto oficial verdaderamente lo requería. Pero en su vida privada el político nunca está solo: ella se convierte en la protagonista de las reuniones con los amigos y ocupa el foco de atención mientras Chaves descansa a la sombra de la velada.

Según relatan a Vanitatis, el ex presidente de la Junta y su mujer tienen gustos afines: aficionados al cine, en vacaciones les gusta compaginar las visitas a las salas de proyección con la lectura y la práctica del deporte. Las vacaciones estivales las prefieren en algún rincón de la costa onubense o gaditana. Tierras andaluzas en definitiva.