El primer cumpleaños de Carlota Casiraghi como madre

Dicen quienes la conocen que no sólo ha heredado los rasgos de su madre, sino también la templanza y el saber estar de su abuela, Grace Kelly. A sus 28 años, la vida de Carlota Casiraghi se aleja de esos cuentos de princesas en lo que la felicidad y la alegría trasluce una realidad de la que ella misma nunca ha querido hablar.

Futuro de los Grimaldi, en ella están puestas las esperanzas que se perdieron con la segunda generación, Alberto, Carolina y Estefanía, cuyos escándalos sentimentales traspasaron una línea que ninguna monarquía se había atrevido a cruzar. Ahora, su 28 cumpleaños llega en un momento en el que con su sola presencia gana el terreno perdido por su familia, sobre todo por su tía Estefanía, y en su mejor etapa personal, ya que es su primer cumpleaños como madre.

A pesar de su juventud, la vida de Carlota vino marcada desde su nacimiento por ser la primera nieta de Rainiero de Mónaco. Colmada de cariño desde entonces, fue a los cuatro años cuando la vida le dio un duro revés. En 1990, su padre, Stéfano Casiraghi, fallecía en un accidente de moto acuática. Desde ese momento, Carlota vivió recluida en el pequeño pueblo de Saint Remy, en la Provenza francesa, lejos de aquella prensa que ganaba auténticas fortunas por una fotografía comprometida de alguno de los hijos de Grace.

Durante su escondite, muchos de los mimos estuvieron centrados en la niña de la familia, que recibió, para paliar su dolor, una isla en Cerdeña valorada en siete millones de euros por su quinto cumpleaños.

Muy cómplice con el príncipe Alberto

Con el paso de los años, el olvido permitió a la princesa Carolina rebajar la presión sobre sus hijos, que comenzaron a hacer vida normal con los Grimaldi. Su carácter abierto y afable ha ayudado en ocasiones a dulcificar la imagen del Principado con gestos cariñosos de su abuelo Rainiero y la evidente complicidad que muestra con su tío Alberto en los actos públicos, sobre todo en aquellos de cierta tradición familiar como los concursos de hípica y el Baile de la Rosa.

Licenciada en Filosofía por La Sorbona, su exquisita educación y su perfección a la hora de desenvolverse la han convertido, junto a su pasión por la moda y la alta costura, en un referente para las revistas especializadas. Además, mantiene contacto con firmas como Gucci, que diseñó para ella una colección exclusiva para sus jornadas de hípica.

Sin escándalos en su vida sentimental, Carlota ha mantenido relaciones de perfil bajo que nunca han dado que hablar. Una de ellas fue con Alex Dellal, un brasileño con quien mantuvo un romance de cuatro años y que este mes de mayo contrajo matrimonio con la modelo y actriz Elisa Sednaoui, íntima amiga de Andrea Casiraghi y su mujer Tatiana Santo Domingo. Sin embargo, sería en 2012 cuando un desenfadado y bohemio actor francés de origen marroquí daría un giro a la vida de Carlota.

Gad Elmaleh, el bohemio actor francés que la cautivó

Más maduro que sus anteriores parejas, Gad Elmaleh le aportó la serenidad que no encontró en ellos. De hecho, algo tienen que ver sus 15 años de diferencia y que el actor ya es padre de Noé, un niño de 13 años fruto de su relación con la actriz francesa Anne Brochet.

Desde que ambos se conocieran, Elmaleh ha confesado sin reparos que su vida es mucho mejor que una película. “Nací en Marruecos y ahora vivo en París junto a una Princesa. Pero en realidad, en este caso, es mejor que cualquier película”, confesó en julio de 2012 a la revista Elle. “Mi madre me dice que mi vida parece el guión de una comedia romántica”, apuntó.

Siempre discretos, ambos han mantenido un perfil bajo incluso durante el embarazo de Carlota, que nunca llegó a confirmarse oficialmente a pesar de que una imagen de julio de 2013 hizo saltar las alarmas. El 17 de diciembre, la joven daba a luz a su primer hijo, Raphaël, en el mismo hospital en el que nació su hermano Andrea. Desde entonces, el mutismo se ha instaurado y el bautizo del pequeño se hizo a puerta cerrada y en la más absoluta intimidad.