Miradas, cuchicheos... Los gestos de cariño de los reyes Felipe y Letizia, versión 2.0
Había que buscar mucho en las numerosas fotografías que se hacen de sus citas oficiales para ver gestos de cariño entre los Reyes, pero es algo que ha cambiado en las últimas semanas
De Letizia suele decirse que es una persona muy perfeccionista y por eso la vemos tan encorsetada en sus actos públicos, sin dar pie a ningún desliz. Y casi todos los que la conocen en persona aseguran que gana mucho en las distancias cortas, quizá porque es cuando está más relajada y sabiendo que las cámaras ya no están pendientes de ella. Quizá por eso, los gestos de cariño entre los reyes Felipe y Letizia son tan escasos... o lo eran. Porque había que buscar mucho en las numerosas fotografías que se hacen de cada una de sus citas oficiales para ver una actitud más espontánea, pero es algo que ha cambiado en las últimas semanas.
No sabemos si porque se encuentra cada vez más a gusto en su papel o cuál es el motivo. Pero lo cierto es que últimamente hemos visto a los Reyes mucho más cariñosos, o al menos protagonizando escenas algo menos protocolarias de lo habitual. Uno de los gestos que más nos han llamado la atención de sus apariciones públicas más recientes tuvo lugar en Portugal, cuando la mirada que se dirigieron al bajar por unas escaleras mecánicas acaparó numerosos titulares. La complicidad que mostraron con el presidente luso fue aún más evidente entre ellos.
Se trata de un gesto de complicidad más que normal en una pareja que lleva casi dos décadas unida, pero mucho menos habitual en ellos. Don Felipe y doña Letizia no suelen compartir impresiones en medio de un acto público, ciñéndose casi siempre a los protocolos. Y cuando lo hacen, es algo muy discreto y sobre todo rápido, nunca se da una conversación larga entre ellos, como es lógico. Pero aquí sí lo hicieron, con el presidente de Portugal como testigo, quizá precisamente por la amistad que mantienen con él desde hace tiempo. Era un ambiente distendido que invitaba al relax.
La siguiente situación fue mucho más protocolaria, pero también dio pie a una imagen de los Reyes no demasiado frecuente. El pasado 28 de septiembre, ejercían de anfitriones en el Palacio Real para el presidente de Angola, Joâo Manuel Gonçalves Lourenço. Y también encontraron unos minutos, justo antes de recibirlo, para intercambiar unas palabras. Poco importaba en ese momento que ya hubiera cámaras delante: ellos charlaron como si tal cosa, aprovechando el poco tiempo que tenían antes de que sus invitados entraran y los protocolos ya marcaran la cita.
Y llegamos a los más recientes. No estaban entre amigos, pero sí en uno de los ambientes que más les gusta a ambos disfrutar, el literario. El pasado viernes, los Reyes asistían a la entrega del Premio Planeta y también se repetía una escena inusual. Durante la velada, les vimos hablar en varias ocasiones. La naturaleza de la cita hacía que tuvieran que hablar en voz muy baja, casi cuchicheándose al oído, algo que desde luego no es nada habitual entre ellos en una cita pública. Pero también se relajaron, disfrutaron de la cita y, sobre todo, de los cariñosos aplausos que recibieron en la cena.
Y el último ejemplo lo hemos tenido este mismo lunes, cuando se repetían unas escenas muy parecidas a las que tuvieron lugar hace unos días en el Palacio Real, aunque cambiando el escenario por el Palacio de El Pardo. Allí, como cada año, se celebraba la reunión anual del patronato del Instituto Cervantes, del que don Felipe ostenta la presidencia de honor, y el posterior almuerzo con los patronos del Instituto Cervantes y los embajadores iberoamericanos acreditados en España. Y antes de recibir a sus invitados, volvíamos a verlos hablando e intercambiando impresiones, a gusto y relajados incluso ante las cámaras.
Es verdad que, como decimos, pueden parecer gestos comunes en la mayoría de los mortales. Pero al menos a la reina Letizia le cuesta y mucho salirse de su papel, siempre intenta mantener una línea mucho más aséptica y que no se desvíe del guion. Así que esta complicidad y estos detalles ciertamente sorprenden. Y más cuando sabemos lo recatado que incluso fue el beso que los entonces Príncipes de Asturias se dieron como recién casados en el balcón del Palacio Real. Una imagen muy parecida a la que se repitió diez años después, cuando don Felipe fue proclamado Rey. Ni siquiera entonces Letizia besó en la boca a su marido.
Y lo mismo ha pasado en otras citas públicas, cuando uno u otro recibían algún premio o reconocimiento. Una felicitación, siempre; pero ya mostrarse demasiado cariñosos ante las cámaras nunca ha entrado en sus planes. De ahí que la complicidad, el cariño y la conexión que han hecho evidentes en sus últimas apariciones públicas sean más que sorprendentes.
De Letizia suele decirse que es una persona muy perfeccionista y por eso la vemos tan encorsetada en sus actos públicos, sin dar pie a ningún desliz. Y casi todos los que la conocen en persona aseguran que gana mucho en las distancias cortas, quizá porque es cuando está más relajada y sabiendo que las cámaras ya no están pendientes de ella. Quizá por eso, los gestos de cariño entre los reyes Felipe y Letizia son tan escasos... o lo eran. Porque había que buscar mucho en las numerosas fotografías que se hacen de cada una de sus citas oficiales para ver una actitud más espontánea, pero es algo que ha cambiado en las últimas semanas.