Rania de Jordania, irreconocible: con túnica blanca, hiyab y mascarilla
La reina ha visitado La Meca, donde se ha reunido con un grupo de mujeres jordanas, junto a las que ha compartido una comida. Tal y como la ocasión requería, ha adaptado su ropa al carácter religioso del acto
Nunca la vemos así, porque una de las características de Rania de Jordania es que no usa velo en su agenda institucional. Sin embargo, esta vez la ocasión así lo requería y nos ha permitido ver la imagen más inusual de la esposa de Abdalá II. Casi cuesta reconocerla, con su impecable túnica blanca y su hiyab, en el mismo color, tapando su cabello, además de una mascarilla FP2 para respetar las medidas de protección de la pandemia. Así la veíamos en sus redes sociales, llegando a un encuentro en La Meca con un grupo de mujeres jordanas, para disfrutar del Iftar, la comida nocturna con la que se rompe el ayuno diario durante el mes islámico de ramadán.
La reina, que se ha encargado de ayudar a organizar esta peregrinación llamada Umhra, en la que participan alrededor de 550 jordanas y que se realizará en varias etapas, viajaba el pasado 10 de abril a la ciudad santa de Arabia Saudí, situada en un valle desértico al oeste del país para unirse a ellas. No lo hacía sola, la acompañaban las princesas Alia, Aisha y Zein, hermanas del rey. Es un momento especialmente relevante porque por primera vez las mujeres pueden asistir a este acto solas, sin la presencia de un “guardián” hombre, según establecía el pasado verano el Gobierno saudí en un ligero avance sin precedentes con respecto a los derechos femeninos. Para ello hay que inscribirse con anterioridad y solo se pone como exigencia que vayan acompañadas de otras mujeres y no solas. Rania no ha dudado en sumarse a la comitiva dando visibilidad a este paso adelante.
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Ha sido un viaje exprés, ya que la soberana hachemita abandonó seguidamente La Meca para desplazarse en avión hasta Alemania y reunirse con su marido. Abdalá fue sometido el domingo 11 a una operación de disco intervertebral en la columna vertebral. Así lo anunciaba la Casa Real jordana en un comunicado en el que explicaba las razones de esta medida: “Durante su servicio en las fuerzas especiales del Ejército, el rey solía sufrir de intermitentes dolores de columna, que se han agudizado recientemente debido a la presión sobre el nervio, lo que dio lugar a que los médicos le aconsejaran al monarca someterse urgentemente a una intervención quirúrgica. Por consejo de sus médicos, la operación será llevada a cabo en un hospital especializado en Frankfurt”.
Se espera que el soberano permanezca ingresado durante aproximadamente una semana en Alemania hasta restablecerse lo suficiente como para poder regresar a Jordania junto a Rania, que no se va a separar de su lado. Por el momento no se han dado más detalles de la intervención y tampoco de cuándo podrá retomar su agenda institucional, pero es de suponer que aún le quedará un tiempo de rehabilitación al abandonar el hospital hasta poder llevar una vida completamente normal.
Este primer tramo del año 2022 está resultando especialmente convulso para la pareja real, no solo por este problema de salud que atañe a Abdalá de Jordania, también por algunos contratiempos que han levantado ampollas en el seno de la familia, como la reciente renuncia al título de alteza real del príncipe Hamzah, sobre la que han preferido no pronunciarse. “Por una cuestión de honestidad con Dios y con mi conciencia, no veo más remedio que renunciar al título de príncipe. Tuve el gran honor de servir a mi amado país y a mi querido pueblo durante los años de mi vida. Permaneceré leal a nuestra querida Jordania, como siempre lo he sido y seré”, decía el hermano del rey en su comunicado.
Unos días antes de que el soberano pusiera rumbo a Europa para pasar por quirófano y su esposa a La Meca para atender esta especial peregrinación religiosa de mujeres jordanas, los reyes atendían juntos un acto oficial en Áqaba, donde se reunieron con un grupo de niños y jóvenes huérfanos de la zona. Entonces, la reina, fiel a su costumbre, no llevaba velo y Abdalá aparecía sonriente y relajado, sin dar síntomas de cansancio o malestar.
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Nunca la vemos así, porque una de las características de Rania de Jordania es que no usa velo en su agenda institucional. Sin embargo, esta vez la ocasión así lo requería y nos ha permitido ver la imagen más inusual de la esposa de Abdalá II. Casi cuesta reconocerla, con su impecable túnica blanca y su hiyab, en el mismo color, tapando su cabello, además de una mascarilla FP2 para respetar las medidas de protección de la pandemia. Así la veíamos en sus redes sociales, llegando a un encuentro en La Meca con un grupo de mujeres jordanas, para disfrutar del Iftar, la comida nocturna con la que se rompe el ayuno diario durante el mes islámico de ramadán.