Máxima de Holanda, de cena de gala en Viena: vestido de McCartney, tiara de perlas y un broche máximo
El palacio Belvedere de Viena se ha engalanado para la cena de Estado ofrecida en honor a Guillermo y Máxima de Holanda. Ella ha brillado con una tiara de perlas y vestido de Stella McCartney
Nadie sabe lucir las joyas reales mejor que Máxima de Holanda. A la reina le encanta llevar las piezas del joyero de los Orange, algo que, afortunadamente, ha transmitido a sus hijas. Así lo contaba la propia Amalia, su primogénita, al cumplir 18 años, asegurando que conocía los detalles y la historia de todas y cada una de las tiaras de las casas reales europeas. La argentina siempre ha sabido darle más valor a sus looks con las alhajas que elige, nunca dejando a nadie indiferente. Y así lo ha hecho este lunes durante la cena de gala celebrada con motivo de la visita de Estado de los reyes de los Países Bajos a Austria.
Tras un intenso día, la jornada terminaba en el palacio Belvedere de Viena, donde se encuentra la famosa obra de Klimt 'El beso'. Allí, el presidente austriaco, Alexander Van der Bellen, y su esposa, Doris Schmidauer, ofrecían un banquete en honor a sus invitados en el que Máxima se convertía en la auténtica protagonista. Y es que a pesar de encontrarse en una república, en las cenas de Estado ella siempre luce tiara, algo que no hace, por ejemplo, doña Letizia, que prefiere prescindir de ellas a no ser que visite otras monarquías, una costumbre que heredó de la reina Sofia.
Pero Máxima luce tiara ya sea en Nueva Zelanda, Dinamarca o en Austria, como ha hecho esta noche, optando por una de las más elegantes y delicadas. Se trata de la tiara de la reina Ana, que perteneció a la gran duquesa Ana Pavlovna de Rusia, quien se casó con Guillermo II de Holanda. La pieza presenta una guirnalda de diamantes rematada por siete grandes perlas de incalculable valor. Es una diadema muy especial para Máxima, pues fue la primera que lució siendo aún prometida de Guillermo Alejandro para asistir a la boda de Haakon y Mette-Marit, en agosto de 2001, aunque llevó solo la base de diamantes.
Desde entonces, todas las veces que la ha lucido lo ha hecho ya con las perlas, como en Viena. Pero más allá de la tiara, impresionante sin duda, Máxima ha lucido otra joya para quitar el hipo. Hablamos de un broche, de tamaño considerable, de tipo 'devant de corsage', es decir, los que solían llevar antiguamente las mujeres de la realeza delante del vientre. Máxima, sin embargo, ha preferido llevarlo colgado del hombro. La joya consta de un gran lazo decorado con cinco diamantes rosas de una gran rareza. Del lazo sobresalen guirnaldas de las que cuelgan tres perlas en forma de pera y un lazo más pequeño. Como la mayoría de joyas de los Orange, son customizables, y se puede modificar el tamaño añadiendo o quitando piezas. En esta ocasión, Máxima lucía la versión completa del broche.
Pasando ya al vestido, la argentina ha repetido un vestido de Stella McCartney, un diseño con escote asimétrico y una manga oversize, que se asemeja a una capa, en un color blanco que daba mucha luz a Máxima, una luminosidad que se veía incrementada con los diamantes y las perlas. La reina estrenó este vestido en la cena de gala anual con el cuerpo diplomática, celebrada en abril de 2019, y más de tres años después lo ha recuperado de nuevo para lucirlo en Austria. Como dato curioso, destacar que la princesa Charlène tiene el mismo vestido de McCartney, una coincidencia entre dos amigas royal.
La visita de los reyes de Austria arrancaba este lunes por la mañana, con su llegada al aeropuerto internacional de Viena. Para los actos matutinos, que incluían una ceremonia de bienvenida en el palacio de Hofburg o una visita al parlamento y al ayuntamiento de la capital, Máxima apostaba por el rojo, color principal de la bandera austriaca, a la que ha hecho un guiño también con el vestido blanco de esta noche. La argentina ha estrenado para sus primeras horas en Austria un vestido rojo de Natan con sobrecapa, que ha combinado con salones bicolor, una cartera de mano de Sofia de Habsburgo y pamela de Fabienne Delvigne.
De nuevo, era un broche el que se ha llevado toda la atención. Una pieza que consta de un lazo de diamantes, una pera colgante con doble fila de diamantes del que dentro cuelga otro colgante más pequeño con una perla en forma de gota. Broche del que se desconoce cómo llegó a manos de la colección de joyas de los Orange, y que la argentina ha combinado con unos impresionantes pendientes de perlas.
Nadie sabe lucir las joyas reales mejor que Máxima de Holanda. A la reina le encanta llevar las piezas del joyero de los Orange, algo que, afortunadamente, ha transmitido a sus hijas. Así lo contaba la propia Amalia, su primogénita, al cumplir 18 años, asegurando que conocía los detalles y la historia de todas y cada una de las tiaras de las casas reales europeas. La argentina siempre ha sabido darle más valor a sus looks con las alhajas que elige, nunca dejando a nadie indiferente. Y así lo ha hecho este lunes durante la cena de gala celebrada con motivo de la visita de Estado de los reyes de los Países Bajos a Austria.