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"Llámeme príncipe Harry": los problemas del duque de Sussex, acorralado en su primer día de juicio
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"Llámeme príncipe Harry": los problemas del duque de Sussex, acorralado en su primer día de juicio

El hijo de Carlos III tiene una misión: acabar con la cultura tóxica de la prensa. Pero todo podría volverse contra él cual boomerang si es incapaz de concretar con pruebas todos los traumas acumulados durante años

Foto: Ilustración del príncipe Harry. (Reuters/Julia Quenzler)
Ilustración del príncipe Harry. (Reuters/Julia Quenzler)

“Llámeme príncipe Harry”, comenzó diciendo el hijo menor de Carlos III a su llegada este martes al Alto Tribunal de Londres. Era, al fin y al cabo, lo primero que tenía que discutirse, el cómo debía referirse la sala a un miembro de la familia real, porque ninguno se había sentado en el banquillo de los testigos en más de un siglo. La última ocasión fue en 1890, cuando el entonces príncipe Eduardo tuvo que declarar en un juicio por difamación derivado de una partida de cartas.

Se decidió que en la primera mención se le llamaría “Su Alteza Real”, pero el protagonista finalmente dijo “podéis llamarme Harry”. Sonó como James Bond, pero es que el duque de Sussex cree realmente que está en una misión: acabar con lo que considera la cultura tóxica de los tabloides. Su odio es visceral. Los ve como “malvados”, culpables en última instancia de la muerte de su madre, Lady Di, y responsables de un “impacto devastador” en su salud mental al retratarle como un “tonto” irresponsable propenso al consumo de alcohol y drogas.

placeholder El príncipe Harry, abandonando el Alto Tribunal de Londres. (Reuters)
El príncipe Harry, abandonando el Alto Tribunal de Londres. (Reuters)

Es por culpa de la prensa, según su versión, por la que nunca logró mucho académicamente y por la que sus relaciones no funcionaban. “Siempre sentí que los tabloides querían que estuviera soltero, ya que les interesaba mucho más y vendían más periódicos”, apuntó.

En definitiva, la declaración que Harry presentó en la batalla que mantiene contra el Mirror Group Newspapers (MGN) -al que acusa de haber obtenido durante años informaciones por métodos ilegales, como pinchazos telefónicos- venía a transmitir el mismo mensaje que revela en su polémica biografía 'Spare'.

Foto: El príncipe Harry, llegando al juicio en Londres. (Reuters/Toby Melville)

Hasta la fecha, tanto Harry como Meghan habían presentado al mundo “su verdad” a través del cómodo sofá de su amiga Oprah y el documental de Netflix, con el que podrían haber ganado 100 millones de euros. Las acusaciones contra la prensa y el palacio no habían sido cuestionadas por los entrevistadores, seleccionados cuidadosamente por la pareja para potenciar su imagen pública tras el Megxit.

Pero el Alto Tribunal -donde el proceso podría alargarse entre seis y siete semanas- no es un plató de televisión. Y el abogado de MGN, Andrew Green KC, no es un reportero amigo, sino un letrado al que llaman “la bestia” por sus interrogatorios inquisidores.

Aparte del MGN, Harry ha emprendido también acciones legales contra Associated Newspapers Limited (editor del 'Daily Mail') y News Group Newspapers (responsable de 'The Sun'). No busca compensación económica, sino cumplir su misión. Pero todo podría volverse contra él cual boomerang si es incapaz de concretar con pruebas todos los traumas acumulados durante años.

Es más, incluso en el caso de ganar, podría acabar perdiendo, porque es él quien está exponiendo cada vez más su privacidad y mermando una relación con los medios que en última instancia necesita, porque tanto Harry como Meghan quieren ser ahora referentes defendiendo las causas en las que creen, en definitiva, personas públicas y ganarse la vida con ello.

Desde luego que el juicio no está siendo nada fácil. El hijo menor de Carlos III se ha visto obligado a admitir que el libro de sus memorias 'Spare' contradice algunas de las afirmaciones hechas en el tribunal.

placeholder Recreación de la declaración del príncipe Harry. (Reuters/Julia Quenzler)
Recreación de la declaración del príncipe Harry. (Reuters/Julia Quenzler)

Harry, acorralado

Asimismo, el abogado Green -“la bestia”- fue desgranando cada una de sus acusaciones y Harry quedó muchas veces acorralado. En un momento dado, por ejemplo, el letrado dijo que había obtenido su primer móvil en 1998, por lo que no podía presentar artículos de supuesto espionaje de 1996.

El duque de Sussex se planteó cómo era posible que 'Daily Mirror' supiera que su madre le visitó en el internado de Eton en su 12 cumpleaños. Pero resulta que era una información que había adelantado la Asociación de Prensa. Y respecto a la noticia de la rotura de su pulgar, ya lo había publicado previamente el 'Edinburgh Evening News'. Y así sucesivamente.

Admitiendo que tenía “poco” para respaldar sus afirmaciones con evidencia, Harry buscó repetidamente hacer declaraciones más amplias sobre la intrusión de la prensa y el impacto que causó en su vida.

― “¿Se obtuvo esa información con el hackeo del móvil?”, preguntaba el abogado Green.

― “Tendrá que hacer esa pregunta al periodista”, contestaba el príncipe.

― “¿Entonces, no es esa su acusación?”, replicaba el letrado.

― “Sí lo es”.

― “¿Sobre qué base?”.

― “No creo que mi trabajo como testigo sea construir el artículo o determinar qué informaciones se obtuvieron de un modo ilegal y cuáles no. Eso es trabajo de los periodistas”, contestaba un príncipe acorralado.

En definitiva, lo que realmente mostró su primera mañana en el banquillo de los testigos -este miércoles sigue la comparecencia- es cuán borrosas se han vuelto las líneas para el hijo de Carlos III, que afirma haberse vuelto “paranoico” por las noticias que, según él mismo admite, ni siquiera leyó en ese momento.

Andrew Green, el abogado de MGN conocido como

“Siento que en todas las relaciones que he tenido, sea con amigos, novias, familiares o en el ejército, siempre ha habido una tercera parte implicada, los tabloides”, señalaba. Harry afirmó que sentirse vigilado le hacía “sospechar constantemente” de “todo el mundo”, un aspecto que relaciona también con el caso de su madre, Lady Di. “Siempre escuché que la gente decía que mi madre estaba paranoica, pero no era así. Tenía miedo por lo que le estaba pasando y ahora sé que yo también sentía lo mismo”, argumentó, explicando que el acoso mediático fue lo que le llevó a mudarse a California con su mujer, Meghan.

En la mente de Harry, no es solo “criminal” que su información personal supuestamente se obtuviera por medios ilegales. También parece sugerir que el nivel de interés público en su vida es “criminal”.

La manera en la que refleja ahora el trato por parte de la prensa ha sido criticada incluso por los periódicos más monárquicos, como 'The Telegraph'. “Parece haber olvidado por completo cuán abrumadoramente positiva fue la cobertura, incluso cuando cometió errores públicos como disfrazarse como nazi, fumar cannabis y retozar en jacuzzis en Las Vegas”, afirma la corresponsal real Camilla Tominey. “Lejos de ser vilipendiados, tales titulares solo sirvieron para hacer que el 'príncipe playboy' se ganara aún más la simpatía de una prensa y un público demasiado dispuestos a descartar payasadas como 'Harry siendo Harry'. Pocos otros en la vida pública disfrutaron alguna vez de tanto margen de maniobra”, añade.

Desde el Palacio de Buckingham guardan silencio. Hace tiempo que han asumido que Harry va por libre y que ya no se rige por la máxima de “Never explain, never complain (ni dar explicaciones ni quejarse)”. Pero está por ver si cumple su misión o las cosas no hacen más que complicarse aún más.

“Llámeme príncipe Harry”, comenzó diciendo el hijo menor de Carlos III a su llegada este martes al Alto Tribunal de Londres. Era, al fin y al cabo, lo primero que tenía que discutirse, el cómo debía referirse la sala a un miembro de la familia real, porque ninguno se había sentado en el banquillo de los testigos en más de un siglo. La última ocasión fue en 1890, cuando el entonces príncipe Eduardo tuvo que declarar en un juicio por difamación derivado de una partida de cartas.

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