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Un vestido de novia royal reaparece por sorpresa, tras décadas perdido, en un palacio griego
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Ana María de Grecia

Un vestido de novia royal reaparece por sorpresa, tras décadas perdido, en un palacio griego

El icónico vestido con sencillo diseño danés, y pagado por el propio rey de Dinamarca, el padre de Ana María, ha vuelto a ver la luz en Tatoi, el palacio griego en el que creció la reina Sofía

Foto: La boda de Ana María y Constantino en 1964. (Reuters)
La boda de Ana María y Constantino en 1964. (Reuters)

A finales del pasado mes de julio se producía un inesperado descubrimiento en el palacio griego de Tatoi, una antigua finca real a unos veinte kilómetros al norte de Atenas. Allí reaparecían las joyas de la Corona griega tras más de cuarenta años desaparecidas. Creadas en 1832 para el primer rey griego, Otón de Baviera, estos preciados objetos estuvieron en Alemania durante casi un siglo hasta que fueron devueltas a Grecia en 1959, menos de una década antes de que la familia real se exiliara. Tan solo se ha utilizado dos veces en los dos últimos siglos. La nueva dinastía griega, encabezada por el rey Jorge I, nunca encargó sus propias joyas de la Corona ni reclamó las originales. Ahora, en el mismo palacio, se ha producido otro curioso hallazgo: el vestido de boda de Ana María de Grecia.

El traje que la esposa del rey Constantino llevó el día en que pronunció el 'sí, quiero' ha sido descubierto entre los objetos personales de la familia real helena en Tatoi, que en 2021 estuvo amenazado por los incendios que asolaron el país, después de haber sido dado por perdido durante varias décadas. Antes de que la prenda volviera a ver la luz se encontraron los recibos que demostraban que el propio rey de Dinamarca, el padre de Ana María, había pagado el vestido personalmente.

placeholder La boda de Constantino y Ana María de Grecia. (Reuters)
La boda de Constantino y Ana María de Grecia. (Reuters)

La princesa Ana María de Dinamarca tenía tan solo 13 años cuando conoció al entonces príncipe heredero de Grecia. Dos años más tarde, la pareja se enamoró y se comprometió, casándose pocas semanas después del 18 cumpleaños de ella, el 18 de septiembre de 1964, y unos meses después de la subida al trono de él. La pareja tuvo cinco hijos y gobernó el país solamente tres años, antes de pasar más de cuatro décadas en el exilio.

La ceremonia tuvo lugar en la Catedral Metropolitana de la Anunciación, en Atenas, y fue oficiada por el arzobispo Chrysostomos, primado de Grecia. El rey Constantino vistió su uniforme blanco de Mariscal de Campo con el fajín de la Orden Griega del Redentor, las estrellas y el collar de sus otras órdenes, además de sus medallas. La reina Ana María lució la recién aparecida prenda: un sencillo vestido del diseñador danés Jørgen Bender con el velo de encaje irlandés de la princesa Margarita de Connaught y la tiara del Jedive de Egipto, que han llevado todas las descendientes femeninas de la reina Ingrid y que heredó la cuñada de la reina Sofía en 2000.

placeholder Unos jóvenes Constantino y Ana María de Grecia. (CP)
Unos jóvenes Constantino y Ana María de Grecia. (CP)

Aquel día, parte de la ceremonia consistió en la colocación de las coronas sobre las cabezas de los novios, primero por parte de la reina Federica y después, entre otros destacados miembros de la realeza europea, por el príncipe heredero Harald de Noruega, el príncipe heredero Carlos Gustavo de Suecia, el príncipe de Gales o el príncipe Miguel de Grecia. Entre las damas de honor figuraban la princesa Ana del Reino Unido, la princesa Cristina de Suecia, la princesa Irene de Grecia, la princesa Margarita de Rumanía, la princesa Tatiana Radziwill y la princesa Clarisa de Hesse.

Tras la ceremonia, la pareja regresó en carruaje al Palacio Real de Atenas, donde se celebró un desayuno de bodas para 80 invitados. Poco después, el rey y la reina partieron para iniciar su luna de miel en Corfú.

placeholder Ana María y Pablo de Grecia. (Getty)
Ana María y Pablo de Grecia. (Getty)

Después de casi medio siglo en el extranjero, Constantino y Ana María de Grecia, que tuvieron cinco hijos juntos, regresaron al país del que tuvieron que exiliarse en 1967 y en el que desde 2013 vivieron como unos ciudadanos griegos más en la paradisiaca localidad de Porto Jeli, en la región de la Argólida, en el Peloponeso.

Este verano, Ana María de Grecia celebraba, mientras era arropada por su familia, su primer aniversario de boda desde la muerte de Constantino el pasado mes de enero a los 82 años, tras albergar durante décadas en vano la esperanza del regreso de la monarquía a su país.

A finales del pasado mes de julio se producía un inesperado descubrimiento en el palacio griego de Tatoi, una antigua finca real a unos veinte kilómetros al norte de Atenas. Allí reaparecían las joyas de la Corona griega tras más de cuarenta años desaparecidas. Creadas en 1832 para el primer rey griego, Otón de Baviera, estos preciados objetos estuvieron en Alemania durante casi un siglo hasta que fueron devueltas a Grecia en 1959, menos de una década antes de que la familia real se exiliara. Tan solo se ha utilizado dos veces en los dos últimos siglos. La nueva dinastía griega, encabezada por el rey Jorge I, nunca encargó sus propias joyas de la Corona ni reclamó las originales. Ahora, en el mismo palacio, se ha producido otro curioso hallazgo: el vestido de boda de Ana María de Grecia.

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