Noche de tiaras y vestidos de gala en Suecia: de Mary de Dinamarca a Victoria y Magdalena, todas las invitadas

Mientras en España doña Letizia celebra su 51 cumpleaños, en Suecia, la familia real, junto a la noruega y la danesa, festeja el Jubileo de Oro de Carlos XVI Gustavo. Son muchas las actividades llevadas a cabo para conmemorar el medio siglo del monarca en el trono, pero este viernes ha sido la traca final, con una impresionante cena de gala que ha tenido lugar en el Palacio Real de Estocolmo y en el que tanto las mujeres Bernadotte como el resto de invitadas han sacado la artillería pesada con históricas tiaras y vestidos de ensueño.

Aguamarinas, rubíes, zafiros y demás piedras preciosas han sido fotografiadas en esta velada en la que la gran ausente ha sido Mette-Marit, quien tuvo que cancelar su asistencia a última hora por motivos de salud. Tras celebrarse la mañana de este viernes un Te Deum, una misa en honor al reinado de Carlos XVI Gustavo, para el que las damas debían llevar tocados y vestidos cortos, era el turno de volver a vestirse de gala, como la noche anterior, en la que acudieron a un concierto en el palacio de Drottningholm, residencia de los reyes.

Tanto en el concierto como en el Te Deum, las royals han dado lecciones de estilo, si bien esta cena de gala ha sido mucho más vistosa e imponente debido a las joyas elegidas. Como las de Mary de Dinamarca, que una vez más volvía a demostrar que es la 'reina' del reciclaje. La heredera danesa parece tener un don para darles una segunda vida a sus vestidos de gala, que remodela y customiza para que parezcan otros. Y eso ha hecho con un diseño azul marino de Lasse Spangenberg. El modelo original, que lució en 2019, contaba con escote asimétrico de encaje, pero para la cena en Suecia lo ha cambiado por un cuerpo brillante, con escote cuadrado y mangas murciélago.

La princesa ha coronado su cabeza con la misma tiara que llevó en mayo de 2004, para su boda con el príncipe Federico. Una pieza de diseño clásico, realizada en platino, que sus suegros, la reina Margarita II y el ya difunto príncipe Henrik, le regalaron para la ocasión. La pieza puede variar y puede ser lucida con perlas en la parte superior o sin ellas. En esta ocasión ha optado por la segunda opción. Los pendientes, de diamantes y aguamarinas de estilo Chandelier, acababan de redondear el look de Mary.

De nuera a suegra. Margarita II ha estado acompañada, además de por su hijo y Mary, por su hermana Ana María de Grecia en estas celebraciones. Cabe recordar que son primas del homenajeado, ya que la madre de ambas, la reina Ingrid, era hermana del padre de Carlos Gustavo, Gustavo Adolfo. La soberana danesa ha recuperado uno de sus vistosos vestidos llenos de flores, que ha combinado con una de las parures más valiosas del joyero de la familia.

Se trata de un cojunto de tiara, broche, collar y pendientes de perlas y diamantes. La diadema, de nombre Pearl Poiré, data del primer cuarto del siglo XIX, cuando fue encargada para la princesa Luisa de Prusia, esposa de Federico de los Países Bajos. Una de las curiosidades del impresionante conjunto es que los pendientes se realizaron separando dos enormes perlas de la tiara. El peso era tal que se hizo el soporte por encima de la oreja, para evitar que colgaran del lóbulo.

Por su parte, Ana María, quien se quedó viuda en enero tras la muerte del rey Constantino, hermano de doña Sofía, ha elegido un vestido color grosella con pedrería en la cintura y la tiara jedive, la tiara nupcial por excelencia de las damas de la familia; sin embargo, solo pueden lucirla las descendientes directas de la reina Ingrid, no aquellas que se unen a la familia. Realizada por Cartier con oro blanco y platino, fue un regalo a Margaretha de Connaught, madre de la reina Ingrid, por parte del jedive de Egipto con motivo de su boda con el príncipe heredero de Suecia.

Pasemos ahora a las mujeres Bernadotte, grandes protagonistas de la velada. La benjamina de los reyes, la princesa Magdalena, se ha vestido de novia de nuevo con una creación de Jenny Packham, diseñadora fetiche de Kate Middleton para los eventos de gala. Nos encontramos ante un romántico diseño repleto de pedrería, con una capa que daba aún más majestuosidad a la princesa, que ha elegido para la ocasión su tiara favorita, la diadema Fringe Moderna.

Se trata de una joya que el rey Carlos Gustavo le regaló a su esposa Silvia con motivo de su décimo aniversario de boda. Desde entonces, ha sido una de las más utilizadas por Magdalena, quien siente verdadera predilección por ella. La princesa llevaba, además, unos pendientes de amatistas, dándole un toque de color a su estilismo.

En cuanto a su cuñada, Sofía, había altas expectativas para verla en una cena tan especial luciendo una de las tiaras Bernadotte, pues casi siempre luce la misma, la que le regalaron sus suegros con motivo de su boda con Carlos Felipe. Es una pieza sencilla; sin embargo, la princesa ha sabido darle su toque personal, cambiando las piedras superiores, que en su origen eran esmeraldas, por otras según el color que vista. La hemos visto en el pasado también con turquesas o perlas.

Esta noche, para que conjuntaran con su vestido de gala, ha estrenado unos citrinos. Sofía se ha decantado por un diseño amarillo -al igual que por la mañana, en el Te Deum- de la firma Safiyaa, también reconocida entre el mundo royal por ser en la que confió Meghan Markle en diversas ocasiones. Se trata de un vestido entallado, con hombros descubiertos y pecho decorado con flores doradas en ambos laterales, y una doble cola por la espalda. Es el modelo Bellara y tiene un precio de 2.000 euros.

La princesa Victoria ha confiado en el azul, con un vestido de gala de estilo princesa, en degradé. Presenta escote en V, tirantes, cuerpo entallado con cintura marcada y una gran y voluminosa falda. En su cabeza, brillaba la tiara Fringe. Compuesta de 47 diamantes que imitan los rayos de sol, fue un regalo de los duques de Baden a su hija, Victoria, con motivo de su enlace matrimonial con el que después sería Gustavo VI de Suecia. La heredera llevaba, además, un broche con un gran zafiro rodeado por diamantes.

Y por último, pero no menos importante, la coprotagonista, la reina Silvia, que se ha vestido de dorado para el Jubileo de Oro de su marido. Pero lo más impresionante de su look era su tiara, la más importante de los Bernadotte y también una de las joyas más valiosas del mundo.

Es la tiara Braganza. Fue un regalo de Pedro I, quien mandó hacer esta tiara para regalársela a su segunda esposa, Amalia de Leuchtenberg, con motivo de su enlace. Pedro I de Brasil y VI de Portugal era también duque de Braganza, de ahí que esta tiara floral de estilo neoclásico recibiera este nombre. Realizada en Francia, está elaborada con diamantes brasileños engarzados en oro y plata.​