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El primer aniversario de boda de Ana María de Grecia sin Constantino: de su romántica historia a la vida actual de la cuñada de la reina Sofía
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El primer aniversario de boda de Ana María de Grecia sin Constantino: de su romántica historia a la vida actual de la cuñada de la reina Sofía

A sus 77 años, la última reina consorte de Grecia ha pasado el verano arropada por su familia antes de participar en el Jubileo de Oro de Carlos Gustavo de Suecia

Foto: Constantino y Ana María posan la noche antes de su boda. (Cordon Press)
Constantino y Ana María posan la noche antes de su boda. (Cordon Press)

La suya fue una romántica boda real que sirvió para sellar una historia de amor que sobrevivió a la caída de una Corona y al exilio. El 18 de septiembre de 1964, miembros de las familias reales de toda Europa se reunían en Atenas para ver al nuevo monarca del Viejo Continente casarse con una joven danesa que acababa de cumplir los dieciocho años. El romance de Constantino II de Grecia y Ana María de Dinamarca superó todo tipo de adversidades hasta el fallecimiento del hermano de la reina Sofía, a principios de este año, cimentado en un 'sí, quiero' que ocupó titulares en todo el mundo.

Su camino hacia el altar había comenzado cinco años antes, cuando el entonces príncipe heredero Constantino, hijo de los reyes Pablo y Federica de Grecia, acompañó a sus padres en una visita de Estado a Dinamarca. Allí fueron recibidos por los reyes Federico IX e Ingrid y sus tres hijas, entre ellas Ana María. Dos años más tarde, Constantino y Ana María se reencontraron en Dinamarca, y cuando ella ejerció de dama de honor de su hermana Sofía en Atenas, en mayo de 1962, la pareja ya estaba enamorada.

placeholder La boda de Constantino y Ana María. (Reuters)
La boda de Constantino y Ana María. (Reuters)

El príncipe heredero de Grecia le propuso matrimonio a su princesa danesa ese verano, pero su futuro suegro hizo oídos sordos a esta idea e insistió en que su hija, que aún tenía dieciséis años, debía completar su educación antes de que se celebrara la boda. Del mismo modo, la pareja también tuvo que esperar para hacer público su compromiso.

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La confirmación de la boda real se produjo el 23 de enero de 1963. Constantino, de 22 años, viajó a Copenhague para el anuncio y apareció en el balcón del palacio de Amalienborg junto a su novia y la familia de esta. La boda debía celebrarse dos años más tarde. Sin embargo, la muerte del rey Pablo en marzo de 1964 convirtió a Constantino en monarca. De repente, los planes de boda se aceleraron, y la ceremonia se fijó para septiembre de ese año.

placeholder La boda de Constantino y Ana María de Grecia. (Reuters)
La boda de Constantino y Ana María de Grecia. (Reuters)

La novia llegó a su nuevo país de adopción la semana anterior a la boda, tras haber participado en varios días de celebraciones en Dinamarca. Cuando la princesa Ana María entró en la catedral Metropolitana de la Anunciación de Atenas del brazo de su padre, ya se había convertido a la fe ortodoxa griega, requisito para que se pudiera celebrar la solemne ceremonia. Esta tuvo lugar ante unos 1.200 invitados, entre ellos el príncipe de Gales, el rey Balduino y la reina Fabiola de Bélgica, la reina Juliana de los Países Bajos, el rey Olav V de Noruega, el rey Gustavo VI Adolfo de Suecia, Rainiero de Mónaco y, por supuesto, Juan Carlos de Borbón y Sofía, la hermana del novio.

Constantino y Ana María habían disfrutado de una romántica historia de amor, no sin cierta polémica por la corta edad de la novia en el inicio de su noviazgo, y su historia digna de un cuento de hadas continuó cuando partieron de luna de miel a Corfú. Pero el duro golpe de realidad no tardaría en llegar a su regreso, ya que los disturbios políticos en Grecia condujeron a Constantino a un reinado tumultuoso y lleno de altibajos que, en última instancia, llevó al matrimonio al exilio tres años después de su boda.

placeholder Constantino y Ana María de Grecia. (CP)
Constantino y Ana María de Grecia. (CP)

Después de casi medio siglo en el extranjero, Constantino y Ana María de Grecia, que tuvieron cinco hijos juntos, regresaron al país del que tuvieron que exiliarse en 1967 y en el que desde 2013 vivieron como unos ciudadanos griegos más en la paradisiaca localidad de Porto Jeli, en la región de la Argólida, en el Peloponeso.

Foto:  Mari-Chantal Miller, en una imagen reciente. (Getty)

Tras permanecer varios años en este conocido lugar de veraneo de muchos armadores griegos, debido su delicada condición de salud optó por trasladarse a Atenas para estar más cerca de los hospitales. Finalmente, y tras varias semanas de preocupación por su estado de salud, el pasado 10 de enero fallecía el último rey de los griegos a los 82 años de edad, tras albergar durante décadas la esperanza del regreso de la monarquía a su país.

placeholder Ana María de Grecia, acompañada de su hijo, en el funeral de Constantino de Grecia. (EFE)
Ana María de Grecia, acompañada de su hijo, en el funeral de Constantino de Grecia. (EFE)

Desde entonces, su viuda ha estado muy arropada por su familia mientras sigue llevando una vida tan discreta como la que tenía en este últimos años. Así, la hemos visto en pocas ocasiones en público desde el fallecimiento de su esposo. La más señalada fue su presencia en palacio de Buckingham el pasado mes de mayo junto a su primogénito, Pablo de Grecia, y su nuera, Marie-Chantal Miller, invitados por Carlos III de Inglaterra a su coronación.

Este verano la hemos vuelto a ver en compañía de sus familiares, disfrutando de sus primeras vacaciones sin su marido en la isla griega de Spetses junto a su hijo el príncipe Pablo, la mujer de este y algunos de sus nietos, como Tino de Grecia. Durante este duro trance también ha contado con el apoyo y cariño de su cuñada, la reina Sofía, que viaja a menudo a verla a Grecia.

placeholder  La reina Ana María junto a Haakon de Noruega. (Getty)
La reina Ana María junto a Haakon de Noruega. (Getty)

Estos últimos días hemos vuelto a ver a Ana María en un compromiso oficial con motivo de la celebración en Estocolmo del Jubileo de Oro del rey Carlos Gustavo de Suecia, donde también coincidió con su hermana, la reina Margarita de Dinamarca. Para la ocasión hizo además un guiño a su boda con Constantino luciendo su tiara nupcial, bautizada como la tiara del Jedive de Egipto. Esta impresionante joya de diamantes de Cartier fue creada a principios del siglo XX para su abuela, la princesa Margarita, como regalo de boda del último jedive de Egipto.

Tras su muerte, su única hija, Ingrid, heredó la tiara y se la llevó a Dinamarca al contraer matrimonio en 1935. A partir de entonces, la reina se la fue prestando a las mujeres de las familias danesa, griega y Sayn-Wittgenstein-Berleburg para sus respectivas bodas.

La suya fue una romántica boda real que sirvió para sellar una historia de amor que sobrevivió a la caída de una Corona y al exilio. El 18 de septiembre de 1964, miembros de las familias reales de toda Europa se reunían en Atenas para ver al nuevo monarca del Viejo Continente casarse con una joven danesa que acababa de cumplir los dieciocho años. El romance de Constantino II de Grecia y Ana María de Dinamarca superó todo tipo de adversidades hasta el fallecimiento del hermano de la reina Sofía, a principios de este año, cimentado en un 'sí, quiero' que ocupó titulares en todo el mundo.

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