El detalle desconocido del vestido de novia de Mary de Dinamarca: un amuleto para el sexo de su primer hijo
La encargada de realizar su vestido de novia, Bigit Hallstein, ha contado que el vestido llevaba un amuleto para que el primer hijo de Federico y Mary fuera un chico
A pesar de que en Dinamarca no existe la ley sálica desde hace ya años, parece que Federico y su por entonces prometida, Mary Donaldson, tenían muy claro que querían que su primer hijo, llamado a ser algún día rey de los daneses, fuera un niño. Así lo ha contado ahora, veinte años después de su gran boda real, Birgit Hallstein, la encargada de realizar el vestido de novia de la australiana. Aunque fue Uffe Frank quien lo diseñó en papel, Hallstein fue la que lo cosió y trabajó en él durante largos meses.
Por ese motivo, conoce todos y cada uno de los secretos que guardaba la pieza. Justo este 14 de mayo, cuando se cumplían dos décadas del enlace real, Birgit compartía en su cuenta de Instagram una foto del vestido siendo lucido por Mary y un texto en el que revela detalles de la creación, como que, siguiendo una tradición, las últimas puntadas se dieron horas antes de la boda, la misma mañana, para desear buena suerte tanto al novio como a la novia y "estar seguros de que no habrá lágrimas en el matrimonio".
También cuenta la costurera que el vestido tenía un "gran lazo de seda azul claro para asegurarse de que el primogénito de la pareja fuera un niño". Y parece que el amuleto funcionó, pues un año y medio después de la boda, en octubre de 2005, Mary daba a luz a su primer hijo, un niño al que bautizaron con el nombre de Christian Valdemar Henri John. A sus 18 años, es actualmente el primero en la línea de sucesión al trono tras la abdicación de su abuela Margarita II, el pasado 14 de enero, y la posterior proclamación de su padre.
Puede que el deseo de que su primer hijo fuera un niño correspondiera a preferencias personales, sobre todo teniendo en cuenta que, como ya hemos mencionado, en Dinamarca existe la igualdad de sexos a la hora de reinar. Fue precisamente el abuelo del actual rey, Federico IX, el que luchó para que las mujeres pudieran optar también al trono.
Federico IX y la reina Ingrid fueron padres de tres hijas, la mayor de ellas Margarita II, nacida en 1940. Por aquel entonces, las mujeres no podían ocupar un puesto en la línea de sucesión al trono, por lo que su progenitor pidió que se llevara a cabo un referéndum en 1953 para que el pueblo danés pudiera decidir si quería mantener la ley sálica o modernizar su legislación.
Los daneses votaron ‘sí’ a una ley que permitía a una mujer ser reina solo si no tenía hermanos varones, la conocida como ley agnaticia, gracias a la cual Margarita se convirtió en monarca en 1972 tras el fallecimiento de su padre. De no haber existido ese cambio de ley, hubiera sido el hermano de Federico IX, el príncipe Canuto, el nuevo rey a la muerte de este.
Volviendo a Federico y Mary, como sus deseos se hicieron realidad con la llegada de Christian, no tuvieron que preocuparse por nada. Sin embargo, en 2009, tras el nacimiento de su hija Isabella, el Gobierno planteó un nuevo referéndum para quitar definitivamente la desigualdad de géneros, guiándose la sucesión únicamente por la primogenitura, independientemente del sexo.
Por lo que actualmente Isabella es la segunda en la línea de sucesión a pesar de que tiene un hermano pequeño varón, el príncipe Vincent, mellizo de la princesa Josephine.
A pesar de que en Dinamarca no existe la ley sálica desde hace ya años, parece que Federico y su por entonces prometida, Mary Donaldson, tenían muy claro que querían que su primer hijo, llamado a ser algún día rey de los daneses, fuera un niño. Así lo ha contado ahora, veinte años después de su gran boda real, Birgit Hallstein, la encargada de realizar el vestido de novia de la australiana. Aunque fue Uffe Frank quien lo diseñó en papel, Hallstein fue la que lo cosió y trabajó en él durante largos meses.