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La punta de diamante vuelve a primera fila para tratar la piel en los salones de belleza
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La punta de diamante vuelve a primera fila para tratar la piel en los salones de belleza

Después de unos años en los que parecía habérsela tragado la tierra, este utensilio de dermoabrasión vuelve en una versión mejorada

Foto: Brock Collection. (Imaxtree)
Brock Collection. (Imaxtree)

De ella se ha dicho que era agresiva y que podía eliminar la protección natural de la piel. Pero esto es como decir que la exfoliación es peligrosa. Claro que lo es, cuando se hace mal; a saber, con un producto poco adecuado, de gránulo con aristas en lugar de partículas redondeadas, y aplicado de manera incorrecta, arrastrando o masajeando con intensidad en lugar de suavemente. Al fin y al cabo, la punta de diamante es una forma de dermoabrasión y, por tanto, de exfoliación de la epidermis o capa más superficial. El objetivo de esta aparatología, que consta, efectivamente, de una punta de diamante que gira, es realizar una limpieza facial profunda de manera mecánica para retirar las células muertas y alisar de esta manera el cutis, estimular la microcirculación, mejorar la textura, aportar luz y disminuir las líneas de expresión. Pero también trata otros problemas, según la dermatóloga Natalia Jiménez, del grupo Pedro Jaén, como el acné o las manchas.

placeholder John Paul Ataker. (Imaxtree)
John Paul Ataker. (Imaxtree)

En personalizar está la clave

El porqué de su mala fama reciente lo explica Sandra Ruiz, directora de Body Brite Alonso Cano. “Durante un tiempo se ha acusado a esta tecnología de ser agresiva o poco eficaz, pero en realidad es un magnífico tratamiento, aún más desde que se ha perfeccionado, aunque la condición esencial es que esté en manos profesionales capaces de personalizarlo según el problema de piel y el fin para el que esté destinado. Además, hay que tener en cuenta que no debe aplicarse en pieles con un brote acneico activo o en aquellas más hipersensibilizadas tras un procedimiento médico como el peeling químico. De ahí que sea tan importante realizar un buen diagnóstico que dé respuesta a cada necesidad”.

Foto: Karelys Ruiz para Unsplash.

Sandra Ruiz trabaja con Beoxy, ya que su tecnología, dice, combina la selección adecuada de la punta y el grado de succión, y aplica también oxígeno puro al 95% con un cóctel de vitaminas, péptidos, aminoácidos y ácido hialurónico que aumenta el potencial energético de las células y estimula la renovación (y que incluye la mencionada punta de diamante). “En pieles sensibles elijo la punta acrílica, que roza menos", comenta. Y añade: “Además, al combinarlo con la terapia de oxígeno Beoxy, el resultado de piel limpia, luminosa y sana se potencia y nos ayuda a eliminar, además de células muertas, toxinas; atenúa las marcas de acné y cicatrices superficiales, promueve la regeneración celular y estimula la formación de colágeno”.

Ojo con la venta online

Pero, por mucho que haya mejorado la tecnología de la punta de diamante, sigue siendo de uso estrictamente profesional, algo en lo que insiste la dermatóloga Natalia Jiménez. Ante la venta de estos dispositivos en tiendas web, la especialista advierte de que “una microdermoabrasión mal realizada puede producir una exfoliación excesiva que ocasione una posible quemadura e hiperpigmentación, dejando una mala cicatrización. Hay que valorar el tipo de piel que tiene el paciente y si cuenta con antecedentes de queloides o cicatrices hipertróficas, en cuyo caso no es recomendable”.

Foto: Limpieza facial con puntas de diamante: un extra de juventud

Por eso, y porque es imprescindible la evaluación cutánea previa y en ocasiones un pretratamiento antes de la primera sesión, la dermatóloga insiste en que este tipo de limpieza la ejecute un profesional: médico, si se utiliza una intensidad considerable, y también esteticista, si es más suave. ”En dermatología es un procedimiento básico desde hace años, aunque a día de hoy se ha sustituido en ocasiones por otras tecnologías como el láser a la hora de suavizar las manchas o mejorar la luminosidad”. Otra gran ventaja de la punta de diamante es el match que hace con otros tratamientos posteriores de uso tópico (mascarillas, sérums, etc) o de medicina estética, ya que al dejar el rostro preparado, lo que venga después verá multiplicados sus efectos. Hablamos de un procedimiento agradable y nada doloroso, la sensación es de un suave hormigueo; como mucho, al terminar la piel puede quedar levemente enrojecida, aunque este efecto desaparece en cuestión de minutos. En cuanto a la asiduidad ideal, para tratar marcas de acné, Sandra Ruiz recomienda una sesión cada 15 días, y 30 para la limpieza profunda. Los resultados, más allá del típico efecto flash instantáneo, se notan en 5 o 6 sesiones.

De ella se ha dicho que era agresiva y que podía eliminar la protección natural de la piel. Pero esto es como decir que la exfoliación es peligrosa. Claro que lo es, cuando se hace mal; a saber, con un producto poco adecuado, de gránulo con aristas en lugar de partículas redondeadas, y aplicado de manera incorrecta, arrastrando o masajeando con intensidad en lugar de suavemente. Al fin y al cabo, la punta de diamante es una forma de dermoabrasión y, por tanto, de exfoliación de la epidermis o capa más superficial. El objetivo de esta aparatología, que consta, efectivamente, de una punta de diamante que gira, es realizar una limpieza facial profunda de manera mecánica para retirar las células muertas y alisar de esta manera el cutis, estimular la microcirculación, mejorar la textura, aportar luz y disminuir las líneas de expresión. Pero también trata otros problemas, según la dermatóloga Natalia Jiménez, del grupo Pedro Jaén, como el acné o las manchas.

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