Claves para conseguir un dormitorio acogedor del nuevo estilo nórdico

Las sensaciones son parte esencial de la decoración de nuestra casa, aunque en ocasiones pensemos que estas ocupan un segundo plano. Sin embargo, al preguntarnos cómo queremos que sea nuestro dormitorio, lo primero que nos viene a la mente son cosas intangibles, pues buscamos espacios acogedores, cálidos y agradables que nos envuelvan y nos hagan sentirnos seguras y felices. Por muy contradictorio que esto suene, esto lo podemos conseguir si escogemos el estilo nórdico para nuestro hogar.

Aunque solemos asociar este estilo con el frío de los países del norte de Europa, lo cierto es supone todo lo contrario. Se basa en buscar la comodidad en casa. Buscan espacios cálidos a través de la sencillez y gracias a eso logramos dormitorios luminosos, salones pequeños que se ven más amplios y hogares cargados de personalidad a través de ambientes serenos en los que apetece quedarse. Un estilo que, aunque se mantiene en sus bases, también va tomando nuevos aires y tendencias.

A la hora de diseñar un dormitorio de estilo nórdico, hay un color que no tenemos que perder de vista y este es el blanco. En general, este es uno de los colores más habituales en decoración, pues es sencillo de combinar y nos transmite una gran sensación de pureza, amplitud y luminosidad. Sin embargo, no podemos perder de vista que este color también puede llegar a resultar un tanto frío, algo que no solemos desear en casa y menos en un dormitorio.

Por eso, aunque el blanco sea el protagonista y el que conviene escoger como base para poder tener un espacio más luminoso, el estilo nórdico suaviza sus efectos gracias a combinarlo con otros tonos neutros, principalmente en sus versiones más claras, como el gris y el beis. No podemos dejar de señalar que, actualmente, en estos espacios también encontramos otras tonalidades que nos ayudan a salirnos un poco de la norma, pues lo colores pastel se han ido incorporando a la paleta de este estilo decorativo, dejando espacios igualmente acogedores, pero con un punto más atrevido.

Los colores son clave a la hora de conseguir un estilo decorativo determinado, pero también los materiales y en este caso la madera es indispensable. La encontramos de forma estructural, por ejemplo en los suelos, más agradables si son de este material, pero también en los techos, dejar las vigas de madera al descubierto ayuda a conseguir la sensación deseada. Los muebles que colocamos en la estancia mejor si también de madera. Acertaremos de pleno si escogemos una cama elaborada en madera de color claro, sencilla y sin adornos, pues la limpieza visual es otro de los requisitos.

Las estructuras de los muebles de estilo nórdico son ligeras, por lo que es mejor escoger una estructura de cama con patas que una tipo canapé, además esto hace que la estancia parezca más grande, pues dejar espacio entre los muebles y el suelo aligera visualmente el tamaño de los muebles. Que se prioricen los muebles de diseño sencillo no quiere decir que tengamos que renunciar a ellos, pues otra de las claves de este estilo es que aboga por estancias limpias y ordenadas.

Así, no es necesario renunciar a mesitas de noche o cómodas, pero siempre primando los diseños sencillos y en madera. Los muebles más grandes, como armarios o cómodas tienden a ser minimalistas, es decir de líneas sencillas e incluso apostando por modelos carentes de tiradores, lo que le proporciona un acabado más limpio. En los casos en los que el almacenaje quede a la vista, como puede suceder en las estanterías, conviene que todo esté perfectamente organizado, en busca de armonía, o colocado en cajas o cestas.

Como hemos apuntado antes, una de las bases del estilo nórdico es que las habitaciones resultantes son muy cálidas y agradables, algo que podemos potenciar gracias a los textiles naturales como el algodón o el lino. Podemos introducir otros materiales como la piel, e incorporar diferentes texturas gracias a elementos como las alfombras -qué tal una de pelo largo-, o los elementos que colocamos sobre la cama. No dudes en crear la cama más mullida posible, poniendo en práctica todos los trucos conocidos y añadiendo sobre ella un plaid de textura suave.

Todos estos elementos nos dejan entrever la importancia de la naturaleza en los hogares nórdicos, zonas de amplios bosques de los que quieren tener un pedazo en sus hogares. Por eso no es raro que para conseguir ese ambiente acogedor, nos inviten a incorporar plantas vivas a nuestro dormitorio. No hace falta que la estancia se convierta en un jardín o un bosque urbano, pero incorporando algunas platas verdes podremos sentirnos un poco más cerca y más conectadas a la naturaleza.

Las paredes no quedan descubiertas, pues una buena decoración nórdica siempre encuentra espacios para seguir creciendo. Podemos apostar por un papel pintado que le añada un discreto toque de color a una de las paredes de la estancia, pero si queremos apostar sobre seguro, con los cuadros minimalistas con motivos de plantas o animales o fotografías, acertaremos seguro. También los patrones geométricos se han convertido en un imprescindible para esta decoración.

Las novedades que marcan el nuevo estilo nórdico también traen dormitorios luminosos, donde la luz natural queda potenciada gracias a la elección de colores o la posición de los espejos, con cortinas finas para que nada las eclipse y con algunas lámparas. Así, seguirá siendo un espacio luminoso, incluso tras la caída del sol; materiales naturales, colores claros y con un toque de alegría con los que crear espacios agradables, ordenados y cálidos, ideales para un reconfortante sueño.