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Esta es la planta más fácil de cuidar y más original típica de Japón: la usan como mascota
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no hace falta regarla

Esta es la planta más fácil de cuidar y más original típica de Japón: la usan como mascota

Este “habitante del agua” se ha ganado un lugar en los hogares de todo el mundo como símbolo de calma y vida tranquila

Foto: El marimo es una planta famosa de Japón. (Pexels/ Alexandra Václavíková)
El marimo es una planta famosa de Japón. (Pexels/ Alexandra Václavíková)

En un mundo cada vez más acelerado, donde el ruido y las prisas dominan el día a día, muchas personas buscan una conexión sencilla y real con la naturaleza. Y es precisamente ahí donde aparece el Marimo, una pequeña esfera verde que ha conquistado los hogares asiáticos —especialmente en Japón— y que poco a poco se está convirtiendo en una tendencia mundial. Esta curiosa alga, que muchos consideran una “mascota vegetal”, combina belleza, calma y simbolismo en una sola forma: la de una esfera perfecta y aterciopelada que vive sumergida en agua.

A diferencia de las plantas de interior tradicionales, el Marimo (nombre científico Aegagropila linnaei) no necesita tierra, fertilizantes ni complejos cuidados. Originario de los lagos fríos de Japón, Islandia o el norte de Europa, este organismo está formado por delicados filamentos de alga que, al moverse suavemente en el agua, adoptan su característica forma redonda. Su crecimiento es tan lento —apenas unos milímetros al año— que se ha convertido en un símbolo de paciencia y perseverancia, recordando que la belleza también puede encontrarse en lo pausado y lo simple.

En la cultura japonesa, el Marimo va mucho más allá de la decoración. Se le atribuyen valores espirituales y emocionales, como el amor eterno, la buena suerte o la armonía del hogar. Una antigua leyenda de la tribu Ainu cuenta que dos jóvenes enamorados, al verse separados por sus familias, se refugiaron en las orillas del lago Akan. Tras morir, sus corazones se transformaron en Marimos, quedando unidos para siempre bajo el agua. Desde entonces, cada año se celebra en ese lago un festival en honor al Marimo, donde se fomenta su conservación y se recuerda su papel como guardián del amor verdadero.

Más allá de su trasfondo simbólico, uno de los motivos por los que el Marimo se ha vuelto tan popular es su facilidad de cuidado. Basta con colocarlo en un frasco de cristal con agua limpia —mineral o del grifo reposada— y cambiarla cada dos semanas. No necesita abono ni poda: solo luz indirecta y una temperatura moderada entre 15 y 25 ºC. Incluso se puede rotar manualmente de vez en cuando para mantener su forma esférica perfecta. Este sencillo ritual se convierte casi en un ejercicio de mindfulness, una invitación a la calma y al cuidado consciente.

Muchos japoneses los conservan en pequeños recipientes cerrados, que funcionan como diminutos ecosistemas autosuficientes. Otros prefieren mantenerlos en frascos abiertos o acuarios, donde el Marimo actúa como filtro natural, ayudando a purificar el agua y absorber nitratos. Puede convivir con peces pequeños, siempre que el entorno sea limpio y la temperatura estable. Su color verde intenso, que evoca la serenidad de los bosques, da un toque de frescura y equilibrio a cualquier espacio, ya sea una oficina, un dormitorio o una sala de estar.

Lo fascinante del Marimo es que combina lo decorativo, lo simbólico y lo emocional en un solo objeto vivo. En Japón, regalar un Marimo se considera un gesto de cariño y esperanza: un amuleto para atraer la buena fortuna, o un detalle que simboliza la unión y la longevidad. En tiempos de estrés y desconexión, su presencia recuerda la importancia de los gestos sencillos, de la constancia y del contacto con la naturaleza, aunque sea en una pequeña esfera flotante.

En un mundo cada vez más acelerado, donde el ruido y las prisas dominan el día a día, muchas personas buscan una conexión sencilla y real con la naturaleza. Y es precisamente ahí donde aparece el Marimo, una pequeña esfera verde que ha conquistado los hogares asiáticos —especialmente en Japón— y que poco a poco se está convirtiendo en una tendencia mundial. Esta curiosa alga, que muchos consideran una “mascota vegetal”, combina belleza, calma y simbolismo en una sola forma: la de una esfera perfecta y aterciopelada que vive sumergida en agua.

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