¿Quién fue Manuel Piña? El diseñador del vestido para las campanadas de Pedroche

Ya han pasado 27 años desde la muerte del diseñador Manuel Piña, y Cristina Pedroche ha querido hacerle en mayor homenaje al creador de moda manchego en la televisión. En esta Nochevieja, la presentadora y su equipo capitaneado por Josie han ido de museos, y en uno de ellos encontraron la pieza elegida, una del diseñador manzanareño. Un revolucionario que de alguna forma este 2022 ha vuelto a la vida.

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Piña cambió las reglas de la moda en una época de total revolución en la sociedad española. Ansia y modernidad se entremezclaban con una cultura muy arraigada, flamenco y vinilo en uno. En el Museo del Traje realizaron en 2013 una retrospectiva del diseñador que había huido de un pueblo de Ciudad Real, Manzanares, a un Madrid lleno de oportunidades y posibilidades para un creativo como él. La misma población que le rinde homenaje con el Museo Manuel Piña, que muestra y difunde la obra de este manzanareño, una de las figuras más relevantes de la moda española desde finales de los años 70 hasta principios de los 90 del pasado siglo.

"Las creaciones de Manuel Piña son únicas y excepcionales, muchas de ellas artesanales, donde se mezclan la moda y el arte. Sus diseños reflejan sus recuerdos e influencias, de La Mancha, de su infancia y juventud, de las tradiciones, del folclore, pero también de las nuevas tendencias de una España renovada, de una nueva mujer y de las tendencias culturales y artísticas más novedosas", cuentan desde la institución. Todas las piezas que se pueden visitar son donaciones de su familia y amigos. "Vestidos y complementos, fotografías y vídeos conforman una interesante exposición permanente albergada en un espacio singular: las antiguas bodegas de una casa solariega, dentro del Centro Cultural Ciega de Manzanares", añaden.

Su visión única y sensible le llevó de ser un comercial de telas a coserlas en un momento en el que las preocupaciones eran la política y no las vestiduras. Pero él en su movida madrileña consiguió alegrar las calles con modelos y puntadas autodidactas. En su círculo y sus noches estaban todos los personajes del momento, el fotógrafo Alberto García-Alix, el director de cine Pedro Almodóvar o Costus.

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Debutó en la pasarela Cibeles en una carpa instalada en la plaza de Colón de Madrid y fue un clásico de esta hasta su retirada en 1990; también desfiló en el Liceo de Barcelona, y el circo o una estación de tren fueron algunos de los escenarios de sus presentaciones, algo ahora normal que en aquella época era un hecho único para los diseñadores de moda. También fue uno de los nombres protagonistas de los míticos corners del centro comercial Galerías Preciados; por la misma época abrió tienda en Estados Unidos y llegó a vender hasta en Japón.

Circos y vías de tren que envolvían sus volúmenes arquitectónicos, siluetas hiperfemeninas y hombros a lo Balmain actual. El folclore español estaba presente en su inspiración, así como algunas modelos que siguen siendo musas en la actualidad como Rossy de Palma o Bibiana Fernández.

No pudo ver hecho realidad el sueño de contemplar sus trajes y recuerdos albergados en un espacio museístico ni imaginaba que millones de españoles verían una de sus creaciones en televisión.