Paula Badosa, el estilo de la nueva reina del tenis español

El pasado fin de semana Paula Badosa se despidió entre lágrimas del torneo de tenis de Madrid tras ser arrollada en su partido de segunda ronda por la tenista rumana Simona Halep, exnúmero 1 del mundo, por 6-3 y 6-1. La deportista española defendía las semifinales que alcanzó el año pasado, por lo que la tempranera derrota supone para ella decir adiós, de momento, al número 2 del ranking mundial de la WTA (circuito femenino de tenis), la posición más alta que ha ocupado en su carrera hasta la fecha. Conociendo su historia de superación personal, a buen seguro es solamente una nueva piedra en el camino para esta hija de modelos nacida en Nueva York hace 24 años (16 de noviembre de 1997) y que es uno de los nuevos iconos del deporte femenino de nuestro país.

Paula Badosa tiene la doble nacionalidad española y estadounidense porque sus padres se marcharon a la ciudad de los rascacielos para trabajar en el mundo de la moda primero y de la fotografía después. En el país de las barras y las estrellas, este derecho está recogido para todas las personas que nacen en su territorio, pero ella compite por España en los torneos internacionales. Así lo hizo, por ejemplo, en los Juegos Olímpicos de Tokyo celebrados el pasado verano en unas condiciones extremas que provocaron el golpe de calor que la obligó a abandonar cuando solo le quedaba un paso más para pelear por las medallas.

Para llegar hasta esa posición de privilegio, a la victoria en el prestigioso torneo de Indianápolis Wells (California) el pasado mes de octubre (la primera tenista española en conseguirlo) o más recientemente al segundo escalafón del ranking mundial que ahora cederá por la citada derrota en Madrid ante Simona Halep, la trayectoria de Paula Badosa es digna de mención. Sobre todo para aquellos jóvenes adolescentes que sueñan con tocar la cima del deporte que practican desde pequeños.

En total, los padres de Paula Badosa estuvieron 13 años en Nueva York antes de regresar a Cataluña para instalarse en la idílica localidad gerundense de Begur cuando su hija tenía 7 años. Allí tiene en la actualidad la madre de Paula Badosa una tienda de ropa diseñada por ella misma de estilo bohemio, con claras influencias del Mediterráneo, al que se asoma la tienda cada día, Karmaflow. La deportista, en cambio, frente a esta estética relajada parece preferir un armario más sobrio en el que domina el color negro y prima la comodidad frente a las tendencias a base de vaqueros y leggings, pero que muestra inclinación hacia firmas como Guess o Zara cuando se trata de hablar de vestidos.

Lo que sí está claro, aunque los estilos sean diferentes, es que el vínculo de la tenista con la moda le viene de lejos. No en vano, es imagen de marcas de renombre tanto en el sector textil, como Nike, como en el de la belleza, como es el caso de Kérastase, y es habitual verla en portadas de revistas de moda y posar en photocalls de distintos eventos con una soltura propia de quien lo ha mamado desde la cuna.

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En algunas entrevistas ha reconocido incluso que le gustaría probar con la actuación en el futuro.

Pero ella tuvo claro que lo suyo sería el tenis desde que cogió la raqueta por primera vez a su regreso a España en uno de esos campus de verano en el que miles de niños y niñas disfrutan parte de su ocio aprovechando las vacaciones escolares. Apenas una década después de aquello, en 2015, se proclamó campeona en el torneo junior de Roland Garros y debutó, gracias a una invitación, en el cuadro profesional del torneo de Miami, uno de los más importantes del circuito tras los Grand Slam. Ganó dos partidos. Su irrupción fue tal que un año después fue convocada por Conchita Martínez para representar a España en la Copa Federación, aunque su ascenso meteórico se vio truncado de golpe. Entró en una travesía por el desierto a nivel mental por la dificultad para gestionar el éxito repentino y las altas expectativas que se pusieron en ella. Paula Badosa, tal y como ella misma ha reconocido a menudo (habla sin tapujos de ello cuando tiene ocasión), entró en una depresión.

Con la ayuda de los profesionales de la salud mental adecuados y buena compañía a nivel profesional y personal, en el 2018 vio la luz al final del túnel. En ese tiempo nunca tomó la decisión de retirarse del tenis, aunque llegó a planteárselo, como ella misma también ha explicado en varias ocasiones. Desde entonces, su carrera ha vuelto a la senda que estaba reservada para un talento como el suyo.

El 2021 fue el año de su explosión definitiva. Ganó a la número 1, Asleigh Barry —recién retirada del tenis tras ganar el Open de Australia— en el torneo de Charleston, triunfó en Belgrado e Indian Wells y acumuló buenos resultados en casi todos los torneos del año. El 2022 empezó de la misma manera, con el título en Sidney el pasado mes de enero y el número 2 del mundo de la WTA, su tope hasta la fecha.

Su asignatura pendiente son los Grand Slam, donde tiene mucho margen de mejora en cuanto a resultados. Y seguramente en eso está ya pensando Paula Badosa tras él traspiés sufrido esta semana en Madrid. En junio y julio tiene dos oportunidades de oro: Roland Garros y el torneo de Wimbledon, donde triunfó hace 18 años, en el 2004, su ídolo y alter ego, Maria Sharapova, con la que comparte algunos rasgos físicos, como su larga melena rubia, la complexión fuerte —Badosa mide 1,80 según la página web oficial de la WTA por el 1,88 de la rusa— y los ojos claros, entre otros. En ambos escenarios contará, como viene siendo habitual desde que son pareja hace ya más de un año, con el apoyo de su novio, el modelo cubano Juan Betancourt. También en el amor la moda aparece en la vida de la tenista…

Paula Badosa aspira además a tomar el relevo de Garbiñe Muguruza —también pelea por volver a serlo—, con la que une el gusto por la moda, como la siguiente tenista española en alcanzar el número 1 del mundo. Solo la propia Garbiñe y antes Arantxa Sánchez Vicario lo han conseguido en la historia del tenis de nuestro país.