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¿Por qué han vuelto los zapatos potro de tortura?
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¿Por qué han vuelto los zapatos potro de tortura?

Plataformas imposibles, tropezones en la pasarela y tacones de altura inimaginable nos hacen preguntarnos qué hay detrás de la renovada obsesión por el calzado peligroso

Foto:  Ashley Simpson para Marc Jacobs. (Harley Weir)
Ashley Simpson para Marc Jacobs. (Harley Weir)

Uno de los momentos más comentados de la Semana de la Alta Costura ha sido la caída de la supermodelo Kristen McMenamy en el desfile de Valentino. Lejos de levantarse del suelo entre risas, como hiciera Naomi Campbell durante la presentación de la colección otoño-invierno 1993 de Vivienne Westwood, la veterana, visiblemente molesta, tiró los tacones con desprecio.

placeholder  Kristen McMenamy. (Imaxtree)
Kristen McMenamy. (Imaxtree)

Hay quien ya se plantea si las vertiginosas alturas que tantas firmas han impuesto en su calzado esta temporada se deben precisamente a la intención de abrazar la viralidad, pues una aparatosa caída es siempre comentada tanto en redes como en la prensa especializada. De hecho, Naomi Campbell confesó que, tras su caída en el desfile de la reina del punk, una serie de diseñadores le pidieron si podía caerse pretendidamente en sus desfiles. “¿Que por qué querían que me cayera? ¡Por los titulares!”, le explicó a Vivienne Westwood en una charla en la que le contó por primera vez a la diseñadora lo ocurrido tras el show.

El problema de que haya quien valora las caídas por encima de la ropa es que volvemos a caer en el arcaico sketch del resbalón en la banana y convertimos una vez más a las modelos en objetos, sin preocuparnos de los posibles esguinces que estos tropiezos pueden generar. La guerra contra los tacones lleva tiempo en marcha. En Japón existe una suerte de #MeToo vinculado al calzado, el denominado #KuToo, un movimiento feminista iniciado por la modelo y actriz Yumi Ishikawa. En sus tuits explicaba el tormento de llevar tacones diariamente, y ante el apoyo recibido, surgió este movimiento para frenar la política que fuerza a las japonesas a llevar tacones en la oficina.

Por su parte, Kristen Stewart no dudó en bajarse de sus zapatos en la alfombra roja del Festival de Cannes, que recorrió con sus tacones de suela roja (ahora ya sabes la marca, ¿no?) en la mano. "Las cosas tienen que cambiar de inmediato. Se ha vuelto muy obvio que si un hombre y yo camináramos juntos por la alfombra roja, y alguien me detuviera y me dijera: 'Disculpe, jovencita, no está usando tacones. No puede entrar”, le diría que entonces mi amigo tampoco puede pasar sin tacones”, le comentó a una reportera.

placeholder Kristen Stewart. (Reuters/Eric Gaillard)
Kristen Stewart. (Reuters/Eric Gaillard)

“Por lo general, en una recesión económica, los tacones suben su altura y se mantienen a medida que los consumidores recurren a modas más extravagantes como un medio de fantasía y escape”, asegura Dr. Trevor Davis, experto en productos de consumo de IBM Global Services, al hablar del denominado ‘heel index’, que afirma precisamente que los tacones suben su altura ante tiempos convulsos. Por ello, no es casualidad que fuera en 2008 cuando los famosos Lita de Jeffrey Campbell se convirtieron en los zapatos más deseados ni que los Manolos de Carrie Bradshaw fueran la obsesión del momento.

placeholder Tacones de Versace.
Tacones de Versace.

Ahora, los Medusa de Versace son los zapatos imposibles más aclamados, que incluso en un capítulo de ‘Real Housewives de Beverly Hills’ son denominados como potros de tortura por Lisa Renna. “No puede andar con estos zapatos, ¿los has visto?”, dice en una fiesta.

Hablamos de un reality en el que sus integrantes terminan en más de una ocasión con muletas por haberse caído de sus taconazos, algo que le acaba de ocurrir a Ashley Park durante el concierto que dio Beyoncé en Dubái a causa de la emoción (dice) y de la altura de sus tacones de Valentino (intuimos). Tras abandonar la ciudad en muletas, sorprendió en los SAG Awards con un vestido de Elie Saab Haute Couture, unos taconazos de Steve Madden y diversas vendas con las que intentar reforzar su tobillo ante su negativa de llevar zapato plano pese al reciente accidente.

Junto a los tacones imposibles llegan los zapatos de vocación ‘peacock’, esos que capturan la atención de los medios y que son ideales para ser los reyes de las redes sociales, siempre ansiosas por encontrar material ‘instagrameable’. En este campo, Loewe es la firma experta en hacer del calzado un homenaje escultórico, pues los tacones de sus zapatos, esos que por cierto son cómodos, encuentran en la estructura una oportunidad de hacer arte. No es casualidad que, en plena crisis, los zapatos sean los que llaman la atención, pues las firmas de moda saben que los accesorios son una poderosa ventana de ventas, y mientras que el minimalismo está invadiendo la ropa (con ejemplos como los desfiles de Saint Laurent, Gabriela Hearst y Bottega Veneta), dar un toque ‘wow’ a un look es fácil con la ayuda de un zapato captamiradas.

placeholder Loewe.
Loewe.

Si Alexander McQueen hizo de los zapatos armadillo de su espectacular colección primavera-verano 2010 el epítome del calzado imposible y ahora regresa el furor del calzado experto en tropiezos, lo que hemos de preguntarnos es si la feminidad cultural puede ser rescatada del patriarcado y de sus opresivas metáforas, si el debate acerca de si es feminista o no llevar tacones va a seguir siempre en pie y, sobre todo, cuándo demonios vamos a poder ir en deportivas o en zancos sin que nadie nos señale. Marilyn Monroe dijo: "Dale a una chica los zapatos adecuados y podrá conquistar el mundo”, y nos preguntamos si realmente el calzado idóneo para hacernos con el planeta es uno con tacón de 15 centímetros o unas New Balance.

Uno de los momentos más comentados de la Semana de la Alta Costura ha sido la caída de la supermodelo Kristen McMenamy en el desfile de Valentino. Lejos de levantarse del suelo entre risas, como hiciera Naomi Campbell durante la presentación de la colección otoño-invierno 1993 de Vivienne Westwood, la veterana, visiblemente molesta, tiró los tacones con desprecio.

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