El regreso de la falda-pantalón: así se lleva la tendencia más cómoda

Falda parece… pantalón es. El bautizado como ‘skort’ por ser acrónimo de skirt y short en inglés es ese deseable híbrido que consigue conjugar el estilo de una con la comodidad del otro. Una pieza que ya cogió notable protagonismo hace una década –cómo olvidar el modelo blanco de Zara inspirado en la papiroflexia que se convirtió en viral en el verano de 2013– y está llamada a volver a ser imprescindible tanto esta como la siguiente temporada.

De momento hay varias evidencias que así lo establecen. La primera de ellas es que son muchas las tiendas que ya tienen varios diseños que juegan con esa dualidad tan bien resuelta –de nuevo Zara es quien más referencias ofrece en su catálogo en la actualidad pero también encontrarás interesantes opciones en Uniqlo, H&M, C&A y Mango–: y, la segunda, es que rostros tan conocidos como Taylor Swift ya se han animado a introducir en su armario esta curiosa mezcla. De hecho, la artista ha lucido no una sino hasta dos versiones diferentes en menos de una semana, lo que ha provocado que las búsquedas de esta prenda se disparen al instante.

En realidad sobre la falda-pantalón ya llevábamos hablando desde hacía un par de años, cuando irrumpió en el panorama casi por sorpresa lo que a día de hoy se conoce como “teniscore”, una tendencia que aboga por utilizar en el día a día las prendas que en otro momento se hubieran limitado a las pistas. Prendas entre las que se encuentra, junto a los polos y los jerséis de pico, las minifaldas plisadas que llevan mallas cortas incorporadas de forma oculta para permitir un mayor margen de maniobra.

A día de hoy esto es algo que resulta de lo más común para quienes empuñan una raqueta, pero que a comienzos del siglo XX no lo era tanto No hay más que recordar que Lilí Álvarez, una tenista española considerada la segunda mejor de su tiempo, provocó un tremendo escándalo en Wimbledon cuando apareció en 1931 con una falda-pantalón diseñada por Elsa Schiaparelli que se consideró “inapropiada”.

Superados las polémicas y prejuicios de aquella época, en la actualidad el del ‘skort’ es uno de los patrones más aplaudidos. Tanto de los que tienen clara vocación deportiva, como de las alternativas que resultan mucho menos evidentes.

La de Taylor Swift, por ejemplo, es una de las que se sale de lo convencional porque está planteada en tejido vaquero con un diseño diferente por delante que por detrás, pero también existen otras confeccionadas en punto o en algodón que tratan de asemejarse lo más posible a cualquier otra falda al uso. Incluso las hay como la que Shakira se puso el pasado 7 de julio en París para asistir al desfile de Fendi. Una interpretación de la misma que mezcla falda plisada midi y pantalón largo al más puro estilo YK2.

El secreto del éxito de la falda-pantalón es esa capa adicional de cobertura que proporcionan, la cual te ofrece la garantía de confort al tiempo que optas por una pieza un poco más corta de lo habitual. Es decir, es una prenda puramente funcional a la que también se le puede exprimir desde el punto de vista estilístico, ¿cómo? Aprovechando las posibilidades de los dos elementos de los que bebe. Así es como se hacía en los 90 cuando se asociaba más al armario infantil y así es como se hace en pleno 2023, cuando en Tiktok y en Instagram encontramos cientos de vídeos sobre esta otrora controvertida prenda con cierta carga nostálgica sobre ella.

Con una blusa blanca y unas sandalias como la mencionada cantante de ‘Shake it off’, con un crop top y unas alpargatas, con una parte de arriba a juego y unas bailarinas en clave preppy o con una sencilla camiseta y unas zapatillas, el look estará hecho. Solo es necesario tener en cuenta los volúmenes y largos de los distintos elementos para así conseguir el equilibrio perfecto para que funcione.

Lo principal para llevar cualquier falda-pantalón es tener en cuenta que en el territorio en el que mejor se desenvuelve es en cualquiera que sea relajado, por lo que lo mejor es abstenerse de elegirla para momentos que exijan cierta formalidad. Ni aunque parezca una figura de origami es buena idea tenerla en cuenta para momentos que no sean de ocio.