Todo al blanco, vestidos y flores en 3D: la primavera de Valentino

Pocos desfiles en el calendario de la Semana de la Moda de París generan tanto interés como los capitaneados por Pierpaolo Piccioli para Valentino. Por la moda propiamente dicha, el director creativo no cesa de dictar tendencias en sus colecciones, y por todo lo que se cuece alrededor del 'show', un listado exclusivo de famosas. Así ha sucedido en las últimas veces. Tras colocar a la corbata en el centro o recuperar la camisa blanca como emblema, la expectación en torno a las nuevas directrices del italiano se sentía en las calles parisinas.

Bajo el #ValentinoLÉcole, qué traducido significa 'La escuela de Valentino', la maison daba una pequeña pista en su cuenta de Instagram sobre lo que podíamos esperar de su nueva colección, con dos apuntes: "Dedicada a los detalles" y "una liberación viva del cuerpo y de las prendas que lo realzan". El lugar elegido para ubicar el desfile no podía ir más en línea con el mensaje, la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París, también conocida como Beaux Arts de París. Arte y moda, una pareja tan longeva como efectiva en la práctica.

Hasta ahí se han acercado los actores Penn Badgley y Andrew Garfield, la socialité Kris Jenner, las actrices Simone Ashley y Florence Pugh, las influencers Caroline Daur y Leonie Hanne, las hermanas Paris y Nicky Hilton, o la cantante Cher.

Como viene siendo costumbre en la casa de moda, Kaia Gerber ha sido la encargada de abrir el desfile. Lo ha hecho enfundada en un minivestido que avanzaba las tres premisas que sostienen la nueva línea de primavera-verano, el color blanco, los vestidos y las flores 3D. Dos rasgos que se han repetido a lo largo de la propuesta. Muchos vestidos cortos compuestos en su totalidad o parcialmente adornados con flores en relieve, demostrando que detrás del 'ready to wear' de Valentino también se esconden grandes dosis de costura.

Los vestidos no han sido las únicas prendas teñidas en esa tonalidad impoluta. Americanas desestructuradas que mutan hacia camisas, túnicas minimalistas con detalles cut-out y diseños con incrustaciones de cristales que elevan las piezas a la categoría de joya.

Pierpaolo Piccioli ha concebido los patrones con un objetivo primordial: ensalzar la feminidad de la silueta de la mujer. Son sencillos, pero favorecedores gracias al uso de drapeados, escotes infinitos o inserciones a la altura de las caderas. Unas estructuras que gracias a los materiales estivales y los motivos botánicos nos adelantan una nueva primavera a la moda.

Para rebajar esa intensidad y trasladarla al universo street wear, la maison empasta esas piezas blancas con motivos bucólicos en relieve con prendas en tejido vaquero y zapatillas de deporte para un look que baila a medio camino entre el 'athleisure' y la estética romántica.

Además de calzarnos con zapatillas, Valentino advierte que los mules planos, los zapatos de tacón sensato y las sandalias de doble hebilla conformarán nuestro zapatero estival. En el campo de los accesorios, se suman pendientes en tamaño XL y acabado oro, shoppings bags, y chokers con la 'V' de Valentino.

Como prendas muy trabajadas, hemos visto un par de capas que llegaban al suelo y que presentaban un corte laborioso con adornos 3D y calados. También unos cuantos atuendos fabricados en tejidos joya con hilos metalizados aptos para deslumbrar en la alfombra roja.

Los volúmenes han desaparecido, pero la arquitectura ha seguido en la colección de Valentino. La pureza del blanco ha sido una permanente que solo se ha roto brevemente por estampados con motivos artísticos, unos dibujos que han tomado prestadas las columnas jónicas, o por un repertorio de looks al final que, manteniendo la línea estética de toda la propuesta, se han teñido de verde, rojo y negro.