Desde dentro | El desfile de Carolina Herrera más castizo llena de nombres propios el centro de Madrid
Lo que este show deja claro es que Madrid juega ya en la primera liga de las capitales de moda. La puesta en escena fue un alegato castizo con la Plaza Mayor convertida en un escenario de ensueño que unió historia y modernidad
Si alguien dudaba que Madrid es una de las principales capitales europeas de la moda, el ocio y la cultura, la pasada noche en la Plaza Mayor disipó sus dudas. Hablamos de quienes estuvieron dentro o en los aledaños del centro capitalino, donde se reunió a más de 500 personas para presentar la colección primavera-verano 2026 de Carolina Herrera. Un desfile de nombres propios (una convocatoria espectacular), al que siguió un show para el recuerdo.
Cola en el photocall de influencers y hay que diferenciar claramente entre quienes acudieron para ver y ser vistos y aquellos que de forma discreta ocuparon sus asientos, donde les esperaba un clavel chulapo. Entre estos segundos vimos detalles como el cariñoso gesto de Amparo Corsini con Isabel Preysler cuando no encontraba su sitio.
La reina de corazones llegó vestida de la enseña anfitriona y dio color a un front row en el que los neutros eran los reyes del lugar: Laura Vecino, Pedro Noronha, pareja de Carolina Herrera, Blanca Suelves, Margarita Vargas y un largo etcétera de socialités ocupaban esa fila.
En paralelo, otra primera fila de celebrities con toques de rojo y naranja, con Carmen Lomana e Isabelle Junot marcando el pulso colorista. Otra primera fila de la Plaza Mayor fue para el mundo de la cultura: Pedro Almodóvar, Aitana Sánchez-Gijón y Najwa Nimri componían un abanico social que justificaba el revuelo de público que cantaba por Alaska a medida que pasaban los looks.
Entre ellos, una Valeria Mazza radiante en rosa confesaba a Vanitatis que está disfrutando especialmente de esta etapa en Madrid, ciudad en la que ha prolongado su estancia y donde ha acudido a varios desfiles de la semana de la moda. Su entusiasmo era compartido por muchos de los asistentes, conscientes de que la cita de Carolina Herrera había convertido a la Plaza Mayor en el epicentro estilístico de la ciudad.
Una carta de amor a Madrid
La colección presentada por Wes Gordon, director creativo de Carolina Herrera, tuvo un sello muy claro: la unión de la casa neoyorquina con las raíces españolas. “Quería que fuera una carta de amor a Madrid”, explicaba en la previa, y lo cumplió con creces.
Casi todas las salidas hicieron un guiño al folclore: lunares bordados reinterpretados con sofisticación, capas castellanas transformadas en volúmenes contemporáneos, cortes cut-out estratégicos sobre la piel y un beauty look marcado por el rouge clavel mate en los labios y un eyeliner rotundo a lo Saritisima Montiel.
El resultado fue una pasarela que combinó el dramatismo del gesto español con la elegancia clásica de Carolina Herrera. La elección de la Plaza Mayor como escenario añadió un peso simbólico innegable: adoquines, farolas centenarias y balcones convertidos en palcos improvisados para un desfile que se sintió profundamente madrileño.
Las imágenes que marcaron tendencia
Los vestidos fucsia de volúmenes asimétricos y caídas arquitectónicas se convirtieron en uno de los focos de la noche, reivindicando el color como motor de energía. También se vieron vestidos drapeados en seda ligera, otros estampados fluidos en organza y faldas lápiz con plisados que evocaban el clasicismo español desde una mirada cosmopolita.
Uno de los momentos más celebrados de la noche fue precisamente el bloque de cinco prendas firmadas por Sybilla en colaboración con Wes Gordon. El rojo y el negro dominaron esas piezas que fusionaban sensualidad y vanguardia con el sello clásico de Herrera. La diseñadora madrileña aportó su particular manera de patronar y su mirada escultórica, dejando un recuerdo imborrable entre el público y confirmando que Madrid es hoy terreno fértil para alianzas internacionales.
Los rojos y negros en siluetas sensuales, firmados en colaboración con la diseñadora española Sybilla, dejaron clara la voluntad de unir estilos: el escultórico y radicalmente femenino de Sybilla con la elegancia internacional de Herrera. “Siento que las colaboraciones son el futuro; esta ha sido muy fácil y divertida”, aseguraba Sybilla, que añadió: “Trabajar con Wes ha sido todo un placer. Me siento halagada de ser parte de este proyecto que se celebra en Madrid, la ciudad que me ha influido e inspirado de tantas maneras”.
A estas piezas se sumaron vestidos con flores bordadas, estampados inspirados en los mantones de Manila, corsés estructurados y faldas midi con vuelo dramático. Hubo espacio también para accesorios de inspiración española: bolsos rígidos de napa con cierres de filigrana dorada, zapatos de punta afilada y pendientes de aro XL. Las modelos avanzaban seguras sobre la pasarela rosa instalada en el centro de la plaza, desafiando el empedrado y robando el aliento con cada salida.
El aplauso fue unánime y se convirtió en el hilo conductor de un desfile donde tradición y modernidad dialogaron sin fricciones.
Invitados de excepción
Han sido muchas las personalidades que han disfrutado ante los diseños de la firma, incluso sobre la alfombra rosa como Esther Cañadas que reapareció como icono patrio, mientras que Mar Flores acudió vestida de la enseña, recordando su vinculación histórica con la moda española. Luis Fonsi puso el toque latino a la noche, Najwa Nimri, con sus inseparables gafas de sol de SAFILO para Carolina Herrera, logró burlar incluso los adoquines de la Plaza Mayor sin perder su aura de misterio, y Sebastián Yatra no dudó en hacerse selfies con Martina Klein y otros amigos en primera fila.
Alexa Chung, con un guiño cómplice hacia las redactoras de Vanitatis, se convirtió en una de las más aclamadas de la noche. El cierre del desfile no se quedó atrás: Yatra, saludando a fans y asistentes, fue el encargado de dirigir la caravana de invitados hacia el Hotel La Bomba, un Casino de Madrid transformado en club privado, donde la celebración se prolongó hasta el amanecer.
Carolina Herrera ha firmado un episodio inolvidable en la crónica reciente de la moda en España, con nombres propios, folclore reinterpretado y la sensación de que el futuro de la moda pasa, inevitablemente, por Madrid.
Una velada para el recuerdo, que ha dejado imágenes tan poderosas como el rouge en labios mate, los vestidos fucsia vibrantes, las capas con vuelo castellano y los accesorios de inspiración española. Herrera y Sybilla, Nueva York y Madrid, tradición y modernidad: una suma que convirtió la noche en leyenda.
Si alguien dudaba que Madrid es una de las principales capitales europeas de la moda, el ocio y la cultura, la pasada noche en la Plaza Mayor disipó sus dudas. Hablamos de quienes estuvieron dentro o en los aledaños del centro capitalino, donde se reunió a más de 500 personas para presentar la colección primavera-verano 2026 de Carolina Herrera. Un desfile de nombres propios (una convocatoria espectacular), al que siguió un show para el recuerdo.