Hay accesorios que hablan por sí solos. No hacen ruido, pero elevan cualquier conjunto con solo estar ahí. Entre ellos, los collares largos se han convertido en un imprescindible del joyero femenino: aportan luz, estilizan el cuello y tienen esa elegancia relajada que encaja tanto con un vaquero como con un vestido de fiesta. Esta temporada, los diseños dorados y las perlas recuperan protagonismo como símbolo de sofisticación discreta.
El collar largo con perlas de agua dulce de Parfois es uno de esos hallazgos que resumen bien esa tendencia. Su silueta fina, salpicada de pequeñas perlas, combina sencillez y feminidad sin resultar ostentosa. Tiene algo de joya heredada, pero con un aire actual que permite llevarlo a cualquier hora. Además, su acabado dorado ilumina el rostro y aporta ese toque de buena cara que siempre favorece, incluso con los looks más básicos.
Un collar dorado con perlas de agua dulce. (Cortesía / Parfois)
Durante el día, encaja a la perfección con prendas sencillas. Una camiseta blanca, una blusa fluida o un jersey fino bastan para que destaque sin esfuerzo. Funciona especialmente bien con chaquetas tipo americana o con camisas abiertas, dejando que la cadena caiga sobre la piel. Si se suma un reloj metálico o unos pendientes pequeños, el resultado es un conjunto natural, con el equilibrio justo entre sobriedad y estilo.
Por la noche, cambia de registro con facilidad. Basta con combinarlo con un vestido negro, un top lencero o una camisa satinada para conseguir un efecto más sofisticado. El contraste entre el dorado y los tejidos oscuros potencia su brillo y hace que se convierta en el punto de atención justo del look. No necesita demasiado acompañamiento: un recogido sencillo y un toque de labios son suficientes para completar el conjunto.
Este diseño se puede utilizar en el día a día. (Cortesía / Parfois)
Además de su diseño, su material marca la diferencia. Al estar hecho en acero inoxidable, no se oxida ni pierde color, lo que lo convierte en una joya pensada para durar. Es el tipo de complemento que no pasa de moda, el que acompaña con naturalidad la rutina diaria y que demuestra que, a veces, lo más elegante es precisamente lo más sencillo.
Hay accesorios que hablan por sí solos. No hacen ruido, pero elevan cualquier conjunto con solo estar ahí. Entre ellos, los collares largos se han convertido en un imprescindible del joyero femenino: aportan luz, estilizan el cuello y tienen esa elegancia relajada que encaja tanto con un vaquero como con un vestido de fiesta. Esta temporada, los diseños dorados y las perlas recuperan protagonismo como símbolo de sofisticación discreta.