TOC, TOC, ¿quién es? La Ordenatriz y sus trucos para que tu casa deslumbre como tú
Manchas de boli, chocolate, maquillaje, cera… Roturas, quemaduras, desteñidos… Olores a tabaco, a gasolina… El nuevo libro de Begoña Pérez contiene las soluciones. Tiempo de conocer mejor a la publicista tras el personaje
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es una manifestación de la ansiedad que afecta, aproximadamente, al uno por de la población. En la redacción de Vanitatis tiramos por tierra esa estadística, ya que, de los 18 que somos, al menos tres tenemos un poderoso TOC en cuestiones de orden, limpieza y mesa impoluta; parecerá banal, pero no lo es.
Begoña Pérez (Madrid, 1974), nuestra protagonista, no tiene ningún TOC. Sin embargo, ha transformado el arte de organizar, ordenar y limpiar en una profesión (intuimos) rentable. Begoña Pérez a/k/a La Ordenatriz cuenta con 1,6 millones de seguidores en Instagram enamorados de su forma de comunicar, pero sobre todo de sus buenos consejos. ‘Los trucos de La Ordenatriz’ (Planeta) acaba de llegar a las librerías tras el exitazo de su primer libro: ‘Limpieza, orden y felicidad’.
Empecemos por el principio, ¿qué tipo de niña fuiste?, ¿con qué soñabas?, ¿qué querías ser de mayor?
Yo soñaba con ser peluquera. Luego era un poco desastre, me gustaba la juerga. En verdad, lo único que quería era pasármelo bien y, claro, se me notaba en los estudios, porque todo lo dejaba para el último momento. Si hablamos de orden y limpieza, siempre he sido una persona bastante normal. No me gustaba el desorden, pero tampoco era una histérica de la limpieza. En general, siempre tenía mis cosas ordenadas, pero si se desordenaban tampoco pasaba nada. Diría que era una niña normal y corriente a la que le gustaba pasárselo bien.
“No me gustaba el desorden, pero tampoco era una histérica de la limpieza”
El orden, vivir en un entorno equilibrado, produce paz mental. ¿Por qué será?
Si me preguntas por las causas científicas, no sabría decirte. Imagino que por ahí habrá algún estudio de alguna universidad relacionando orden y paz mental, pero en verdad no me hace falta leerlo para saber que, efectivamente, es así. Lo experimentamos a diario, todos lo hacemos. Por ejemplo: me encuentro intranquilo, ansioso, pues me pongo a cocinar para toda la semana; o me pongo a ordenar todos los libros de las estanterías, o a barrer las hojas del jardín… Cuando nos descolocamos mentalmente necesitamos que nuestro mundo esté en equilibrio y en orden.
¿Qué hace una publicista y relaciones públicas como tú ejerciendo de influencer en Instagram?
Nunca me imaginé donde estoy ahora, jamás; pero sí es cierto que se me nota un poquito el haber estudiado comunicación.
Este 6 de octubre se cumplen doce años del nacimiento de Instagram. ¿En qué momento vital estabas tú hace doce años?
¡Uf! Me faltaba por tener a mi séptima hija. Estaba en un momento tranquilo, muy tranquilo, la verdad. Trabajaba con mi marido en Bracamonte Deco, nuestro estudio de arquitectura e interiorismo, y teníamos los típicos líos de criar a mucho niño pequeño, pero todo muy bien, con toda la ilusión del mundo puesta en el día a día.
Eres una gran influencer avalada por una increíble disciplina de trabajo. El mundo se divide entre influencers trabajadores e influencers vagos que se limitan a poner morritos y a lucir el palmito de juventud, ese divino tesoro con fecha de caducidad. ¿Qué piensas del segundo grupo?
Te hablaré del punto de vista que tenía antes de ser influencer, si es que se me puede denominar así. Yo pensaba, por ejemplo, que María Pombo y compañía se agobiaban por nada por tener que escribir un post. Yo, con siete hijos, sé perfectamente lo que es el trabajo duro e Instagram, sinceramente, no me parecía, para nada, un trabajo duro. Hoy, no me queda más remedio que tragarme aquellos pensamientos. Instagram es superexigente. María Pombo tiene toda mi admiración por todo lo que trabaja y por su buen hacer.
“Somos autónomos y si dejamos de publicar perdemos seguidores. En Instagram no se te perdona nada”
Al margen de lo exigente qué puede llegar a ser, ¿qué es lo peor de trabajar en Instagram?
Si tú, o alguien de tu familia, se tiene que operar, puedes cogerte unos días en el trabajo y no pasa nada. A nosotros sí nos pasa, somos autónomos y si dejamos de publicar perdemos seguidores. En Instagram no se te perdona nada.
Ergo, Instagram es un gran generador de estrés y ansiedad…
Al igual que el orden es un proceso, que nuestra vida entera lo es, Instagram también. Lo importante es saber escucharse a uno mismo. A la gente que se siente atrapada le digo: si no te apetece publicar, no lo hagas y menos por obligación; si te llena, hazlo. Este es un camino largo en el que lo que realmente importa es la batalla diaria y, por encima de todo, ser feliz.
¿La Ordenatriz nace de un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) enfocado en el orden y la limpieza o de la oportunidad de cubrir un nicho de mercado?
De lo segundo. La Ordenatriz es un personaje creado con mucho cariño, tiene mucho empeño y esfuerzo detrás. Es pura profesión, no obsesión. Yo ya tengo una edad en la que me perdono muchas cosas porque me lo he ganado. (Risas). En el pasado, criando a siete hijos, me castigaba mucho: ¡qué desorden!, ¡qué caos! Me lo echaba todo a la espalda, pero ya no. Ahora sé que cada día tiene su afán y si algo no me deja vivir, si no está a mi servicio, entonces no lo quiero. Yo no estoy al servicio del orden, es al revés. No soy esclava de nada ni de nadie.
“Yo ya tengo una edad en la que me perdono muchas cosas porque me lo he ganado”
Porque, ¿un poco de desorden y desidia de vez en cuando viene bien, no? En plan: hoy no pienso hacer nada.
Eso es, hay que fluir sin que se nos vaya de las manos, que luego retomar cuesta lo suyo. (Risas). Pero sí, hay que fluir y disfrutar de la vida.
En este libro se nota el amor y el esfuerzo por explicar, de forma sencilla y directa, cada uno de los trucos para resolver los “dramas domésticos”. ¿Cuánto tiempo te ha llevado 'Los trucos de La Ordenatriz'?
Ha sido como un embarazo de nueve meses. Los primeros días me costó bastante arrancar. Es de ese tipo de libros en el que lo quieres poner todo, pero hay que cribar. Luego se añadió el miedo a decepcionar tras el éxito del primero. Pero sobre, que nadie se quede con dudas; si no encuentras la solución que buscas en el libro, escríbeme por Instagram y te ayudaré.
Palabra de La Ordenatriz.
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es una manifestación de la ansiedad que afecta, aproximadamente, al uno por de la población. En la redacción de Vanitatis tiramos por tierra esa estadística, ya que, de los 18 que somos, al menos tres tenemos un poderoso TOC en cuestiones de orden, limpieza y mesa impoluta; parecerá banal, pero no lo es.
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