La luz del otoño en Mallorca es la más especial, y este, nuestro refugio secreto
El final del verano abre paso a una estación serena y luminosa en Mallorca. Cuando los turistas se marchan y la naturaleza se viste de dorado, descubrimos un lugar íntimo donde el tiempo parece detenerse: Ca’n Beneït
Ca’n Beneït es un hotelazo rural que respira historia y autenticidad en pleno corazón de la Serra de Tramuntana. (Cortesía)
El otoño en Mallorca tiene un encanto difícil de explicar con palabras. No solo es el aire fresco ni los rojos que tiñen almendros y viñedos, sino la sensación de intimidad y calma que se apodera de la isla. En este escenario, Ca’n Beneït emerge como un refugio secreto, un hotel rural que respira historia y autenticidad en pleno corazón de la Serra de Tramuntana, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Situado en el valle de Binibona, este rincón mallorquín invita a quienes buscan una escapada diferente: menos masiva, más consciente, más cercana a la naturaleza. Desde sus senderos entre olivos centenarios hasta su pequeña iglesia del s. XIX, todo parece pensado para conectar con una Mallorca más pura, la que se disfruta sin prisas y sin artificios.
El paisaje es uno de sus grandes protagonistas. Los viajeros que llegan hasta aquí descubren que caminar por antiguos caminos empedrados no es solo hacer ejercicio, es un viaje a otro tiempo en el que el silencio se transforma en lujo. Para quienes prefieren la bicicleta, las carreteras de montaña ofrecen el reto de sus curvas y desniveles, mientras que los valles cercanos proponen paseos más suaves entre pueblos como Selva, Caimari o Moscari, donde huele a pueblo y a tradiciones.
Ca’n Beneït. (Cortesía)
Pero si algo define a Ca’n Beneït es el equilibrio entre actividad y descanso. Tras una jornada de senderismo o ciclismo, el cuerpo agradece volver a la finca y entregarse al spa, a una sauna que alivia la musculatura o a un masaje reparador. El hotel propone también clases de yoga al aire libre, degustaciones de productos locales y momentos tan sencillos como contemplar la puesta de sol desde la piscina, cuando la luz del otoño acaricia la piedra de la Serra y tiñe de dorado el horizonte.
Las diez habitaciones de Ca’n Beneït tienen una personalidad propia y comparten un mismo espíritu: la intimidad y el sosiego. Desde sus ventanas se extiende el paisaje infinito de la Tramuntana, un mar de montañas que parece cambiar de color a cada hora del día. Aquí, quedarse sin hacer nada, solo observando cómo desciende la luz, se convierte en un privilegio. No hay ruido que altere la calma, solo el rumor de la brisa entre los olivos y el sonido lejano de alguna campana de pueblo.
Ca’n Beneït. (Cortesía)
La finca, con más de setenta hectáreas, conserva su esencia como testimonio vivo de la cultura balear. En su corazón se alza una antigua alquería medieval fortificada que guarda una almazara centenaria, donde aún se produce aceite de oliva virgen extra siguiendo métodos tradicionales. Pasear por el patio principal es retroceder en el tiempo: allí se encuentra la primera iglesia de Binibona, rodeada por los restos de las murallas que protegían la masía. Cada piedra habla de siglos de historia y de un respeto profundo por el territorio.
Ca’n Beneït. Camí de Binibona, Mallorca, Islas Baleares. (Cortesía)
A finales de los años noventa, la propiedad fue restaurada con un compromiso firme: preservar la herencia cultural y natural. No se trataba de crear un hotel de lujo al uso, sino de recuperar un espacio con alma y adaptarlo a un viajero que busca algo más que comodidad. Dos décadas después, ese espíritu sigue intacto.
En otoño, cuando las temperaturas rondan la perfección y la afluencia turística disminuye, Mallorca se manifiesta de una manera única que no deberías perderte.
El otoño en Mallorca tiene un encanto difícil de explicar con palabras. No solo es el aire fresco ni los rojos que tiñen almendros y viñedos, sino la sensación de intimidad y calma que se apodera de la isla. En este escenario, Ca’n Beneït emerge como un refugio secreto, un hotel rural que respira historia y autenticidad en pleno corazón de la Serra de Tramuntana, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.