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Exclusiva | A solas con Celi Monde, la 'fashion police' patria que subraya lo que otros callan de las alfombras rojas
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Exclusiva | A solas con Celi Monde, la 'fashion police' patria que subraya lo que otros callan de las alfombras rojas

Sus certeros análisis sobre moda atraviesan el espacio-tiempo entre tu móvil y tu oído interno como un látigo justiciero. Su número de seguidores no deja de crecer. Así es la ‘no influencer’ del momento. En su argot: “Luce genialidad”

Foto: ¿Quién se oculta tras Celi Monde? ¿Será Anna Wintour? Nadie lo sabe. Bueno, Vanitatis sí. (Ilustración: Sofía Sisqués)
¿Quién se oculta tras Celi Monde? ¿Será Anna Wintour? Nadie lo sabe. Bueno, Vanitatis sí. (Ilustración: Sofía Sisqués)

Anónimo. Dicho de una persona, especialmente un autor: de nombre desconocido o que se oculta. En el caso de nuestra protagonista, el anonimato es imprescindible, y no porque sus punzantes y divertidísimos comentarios sobre el ‘lookerio’ que deambula por las alfombras rojas hieran a famosos y advenedizos —todo lo contrario—, es porque a Celia X (Oviedo, 1991), a.k.a Celi Monde, lo que de verdad le importa es su vida normal, su familia, su trabajo, su ciudad y su tierra. En otras palabras, pasa millas de ser famosa, de influir, de fascinar, de epatar o de sentar cátedra. En román paladino: la realidad ‘influencer’ le toca un pie.

Celi Monde maneja con locuacidad, velocidad e inteligencia absolutas el castellano transformándolo en dardos perfectos que se clavan en nuestra psique, obligándonos a reír sin parar. Usa palabras que existen y otras muchas que se inventa, todo con tal de describir las atrocidades que, cada vez más, se precipitan sobre las pasarelas de la vanidad. A Celi Monde no le interesa la gente que viste bien, la que acierta, la que luce impecable. Lo obvio le aburre tremendamente, porque el error y el horror ‘trapicheril’ siempre son más divertidos.

Pero, ¿por qué conectamos con los análisis vitriólicos de Celi Monde? Porque todos hacemos lo mismo, ¿o ya no te acuerdas de la boda del primo de tu marido en la que sobreviviste doce horas criticando los outfits del resto de invitados? Pues eso.

Nuestra protagonista analiza sin contemplaciones la ropa y complementos del ‘star system’, patrio y ‘worldwide’, sin faltar jamás al respeto a sus portadores. Esa es su gran baza, la que le honra y distingue. Su número de seguidores crece por momentos en una espiral progresiva, ascendente y descontrolada que hoy anda por las 136.000 almas (mañana, que nadie lo dude, serán más).

Nos encontramos con ella para conocer a la persona tras el personaje —dos ojillos saltones, casi tiroideos, y una boca parlante —generados por el filtro Face Teaser—. Así es Celia, esa chica normal, con una familia normal y un trabajo normal en una normal ciudad de provincias, completamente ajena al universo fashion (salvo un día al año, el de los Premios Princesa de Asturias).

placeholder Celi Monde al habla con Vanitatis. (Ilustración: Sofía Sisqués)
Celi Monde al habla con Vanitatis. (Ilustración: Sofía Sisqués)

PREGUNTA. ¿En tu cruzada contra el mal gusto es imprescindible el anonimato?

RESPUESTA. Sí, a día de hoy sí. No sé si habrá un ‘face reveal’ en algún momento, pero a corto y medio plazo no, porque las redes sociales también son un lugar bastante hostil. Los comentarios fáciles, en plan "habría que verte a ti", siempre están ahí. “Te amparas en el anonimato para criticar fácilmente a otros". Bueno, puede ser, pero en verdad jamás falto al respeto a nadie. Inicialmente, el anonimato surgió por proteger mi vida profesional, por pudor o quizá por vergüenza. En verdad, la identidad de Celi Monde la conoce muy poca gente.

P. De ti solo ha trascendido que eres asturiana, de Oviedo, y médica. ¿Confirmas o desmientes?

R. Confirmo. Soy médica y soy ovetense. Se sabe porque he subido vídeos en mis perfiles sobre la huelga general de médicos, pero, en general, no me gusta alterar la ‘línea editorial’ de Celi Monde. No oculto mi asturianía, se me nota por los cuatro costados y la llevo con mucho orgullo.

“Los ‘influencers’ mal vestidos, el nuevo famoseo patrio, son una mina de oro”

P. A veces dices ‘zapatín’, ‘zapatillina’, y eso solo puede venir de allí.

R. (Risas). ¡Absolutamente!

P. ¿Y qué hace una ‘Doctora Quinn’ de la vida como tú comentando, desde los verdes valles astures, los trapitos que desfilan por las alfombras rojas más totales?

R. Es un hobby que nació como una especie de experimento personal, en plan "sujétame el cubata que voy”, “a que no te atreves", "¡¿qué no me atrevo!?". Pues eso. (Risas). No me considero una experta en moda, pero me leo todas las revistas, me encantan; y no sé por qué, pero el mundo de las ‘celebrities’ me apasiona desde pequeña. Nada me producía más placer que comentar sus ‘looks’ con mis amigas mientras ojeamos la revista ‘Cuore’. Y luego estamos mi madre y yo cuando vamos de compras y pasamos revista a las novedades: “esto no me gusta”, “esto es horroroso”… En definitiva, lo que hacemos todos cuando entramos en Zara. Celi Monde es una parodia de todo eso.

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P. Obviamente, en nuestra intimidad, todos opinamos sin filtros. Otra cosa es el periodismo de moda, que en función de los anunciantes —presentes y posibles— tiene que autorregularse.

R. Yo puedo hacerlo porque no me dedico profesionalmente a esto.

P. Se nota que dominas la cultura audiovisual contemporánea, que estás en la pomada. ¿Cuáles son tus fuentes favoritas?

R. Leo mucho, me encanta la historia, el arte, el mundo de la cultura en general. Todo eso me apasiona. Yo era una consumidora estándar de Instagram y TikTok, pero con Celi Monde me he tenido que poner mucho más las pilas. Mis amigos también me ayudan enviándome horrores inenarrables de ‘influencers’ varios. (Risas). Los ‘influencers’ mal vestidos, el nuevo famoseo patrio, son una mina de oro.

“Nunca guionizo nada, como mucho pienso 'aquí voy a decir esto', pero luego nunca lo cumplo. Me sale como me sale, voy sobre la marcha”

P. El 15 de octubre de 2023 subiste el primer post de @celimonde en Instagram, pero ¿qué fue primero Instagram o TikTok?

R. TikTok. Tengo que reconocer que, en mi tiempo libre, soy más consumidora de TikTok que de Instagram, me tira más el formato vídeo. Tengo un algoritmo que me ofrece temas muy variados: moda, viajes, cultura, gastronomía… Pero donde Celi Monde es realmente fuerte es en Instagram.

P. ¿Creas tus vídeos para TikTok y luego los replicas en Instagram?

R. Sí, inicialmente usaba el editor de TikTok, pero ahora trabajo más con CapCut. TikTok tiene un público más variado, no tan nicho como el que tengo en Instagram, y te banea (penaliza) más. La gente dice que es más fácil conseguir seguidores en TikTok que en Instagram, pero a mí me pasa totalmente al revés.

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P. Sin entrar en tecnicismos, ¿cómo montas tus vídeos?

R. De la forma más casera y rudimentaria que te puedas imaginar. Voy haciendo capturas de pantalla y recabando información sobre el evento. Por cierto, ¡me encanta Vanitatis, es una de mis grandes fuentes de inspiración! Habitualmente hablo de lo que no me gusta porque tiene más chicha y a la gente le divierte más. Nunca guionizo nada, como mucho pienso “aquí voy a decir esto”, pero luego nunca lo cumplo. Me sale como me sale, voy sobre la marcha.

P. ¿De dónde viene tu verborrea descontrolada, ese látigo justiciero, siempre atildado?

R. De nacimiento. (Risas). Mi madre cuenta que cuando llegaba del colegio no callaba. Mientras a mi hermana había que sacarle los monosílabos con sacacorchos, yo ofrecía el más pormenorizado resumen del día, minuto a minuto. (Risas). Sigo igual, no callo ni debajo el agua. (Risas).

“La verdad es que fui muy buena estudiante y busqué una profesión con salidas. La medicina me pareció la mejor opción”

P. Con estos mimbres podrías haber sido comunicadora, periodista. ¿Por qué te llamó más la medicina?

R. No seré yo quien diga que la medicina es vocacional. En mi caso no lo es. Siempre me han gustado las ciencias, se me daban muy bien. La verdad es que fui muy buena estudiante y busqué una profesión con salidas. La medicina me pareció la mejor opción. Por otra parte, no quería estudiar fuera de Asturias, quería quedarme en Oviedo.

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P. ¿Cómo se cruzó el filtro Oh My Face, el de los ojillos y la boca parlanchina, en tu vida?

R. Lo encontré en TikTok, allí se llama Face Teaser. Es el único que me encaja, porque los demás obligan a mostrarte. Me pareció muy gracioso, sobre todo por cómo deforma los ojos. Yo los tengo grandes, pero no tanto. (Risas).

P. Para tu información, tus videos son trending topic en las redacciones de las principales cabeceras de moda con base en Madrid. Es decir, las principales editoras de moda y estilistas de España son tus fans. ¿Nunca te has planteado dar el salto a estos medios de comunicación?

R. ¡Qué me narras! ¡Qué vergüenza! (Risas). ¿Escribir para una revista? Mmm, por qué no, podría ser. A lo que de verdad le estoy dando vueltas es a crear un pódcast. Mucha gente me lo pide. Pero, bueno, de momento es una idea peregrina más en mi cabeza. De vez en cuando me gusta fantasear.

“Mi familia y mi pareja me preguntan constantemente: '¿qué pretendes con este esfuerzo?'. La verdad es que aún no lo sé”

P. Serías muy bienvenida. ¿Ya has pensado en monetizar Celi Monde?

R. Es un tema que mi familia y mi pareja me sacan constantemente. “Estás alimentando al ratón dentro la rueda, ¿pero con qué fin?”. Ellos, a lo práctico, "¿qué pretendes con este esfuerzo?". La verdad es que aún no lo sé. Lo que sí es cierto es que los seguidores no dejan de subir y eso aporta solvencia. El algoritmo te premia haciendo que cada vez llegues a más gente. Volviendo a lo de antes: me encantaría tener un pódcast.

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P. Los ‘instagramers’ bien situados, los ‘influencers’ dedicados a la moda, cobran, entre 6.000 y 12.000 euros por foto o vídeo. No te digo más.

R. Del mundo de las marcas, del lenguaje corporativo, no entiendo nada, se me escapa. Está totalmente en las antípodas de mi actividad profesional. Me hablas de estos dinerales y quedo alucinada, la verdad. Supongo que es un mundo a explorar y explotar.

P. Tendrías que encontrar una fórmula para promocionar firmas sin atizarles demasiado.

R. (Risas). Sí, ese es el problema. De momento no me planteo nada, aunque con el humor se llega a todas partes.

P. Jamás te metes con las personas, solo con su ropa. ¿Alguna vez te has ido a la cama con remordimientos?

R. La verdad es que no. (Risas). Imagino que acabo de darte el titular. (Risas). No, nunca me siento mal. Intento medir. De verdad. Intento medir mucho lo que digo en general. No hablo de si me caen bien o mal los personajes. No hago referencias a su actividad profesional, no opino del último trabajo de la actriz o del cantante. Y sobre el físico, obviamente, no opino más allá de cómo llevan el pelo. Si noto que me fijo demasiado en alguien, que le dedico demasiados vídeos, me enfoco hacia otros dardos y otras dianas. (Risas).

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P. ¿Alguno de tus aludidos y aludidas te ha escrito quejándose?

R. Solo una vez, con una influencer que se me quejó. Tengo que decir que fue extremadamente educada, la verdad. Pero bueno, estaba ofendida y me lo hizo saber. Y nada más. Los comentarios de la gente en Celi Monde suelen ser graciosos y divertidos.

P. Berskha, Pull & Bear, Stradivarius, Lefties, Pimkie, Mulaya, H&M, Primark… ¿Se nota mucho que el ochenta por ciento de los creadores digitales o ‘aspirantes a’ deambulan por la precariedad?

R. Sí. A ver, como en todos los gremios, hay ligas y categorías. Hay muchos grupúsculos de ‘influencers’. Como dicen en el pódcast ‘Rimel y Castigo’, están las influencers ‘tentachonis’ —las de programas tipo ‘La isla de las tentaciones’— que promocionan marcas casposas, tipo artilugios para el pelo, reductores de celulitis y esas cosas. Y luego, por ejemplo, los tiktokers jovencitos, con muchísimos seguidores, y sus colaboraciones tipo Shein, abriendo cantidades ingentes de paquetes que les envían en una oda descontrolada al consumismo voraz. La vida es dura, unas anuncian maquillaje de Dior y otras de Essence.

P. Hora de mojarse. Danos tu Top 3 de las reincidentes peor vestidas de este país.

R. Estilísticamente, India Martínez es completamente atroz, un cuadro que chonea muchísimo. En el mismo pedestal encontramos, cómo no, a Pilar Rubio, Tamara Gorro y, sin lugar a dudas, las Campos, sobre todo las mayores, que, para mí, son una mina. En el apartado vanguardia máxima destacan Rosalía y Amaia Romero, que visten terriblemente mal, rozando el esperpento, y que conste que me encanta lo que hacen en sus discos.

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P. Nos acercamos al final, no sin antes reivindicar un diccionario 'Celi Monde-Español / Español-Celi Monde'. Ayúdanos a entender algunos de tus palabros. Por ejemplo: ¿coachelismo?

R. Esta cosa de flequitos, plumitas, top cota de red transparente, gorrito cowboy y bota galáctica que llevan todas últimamente. (Risas). En mi opinión, a un festival se va con la ropa más roñosa que uno pilla por casa.

P. ¿Terracotismo?

R. Los bronceados extremos. No sé si es porque soy médica, pero todo esto de las exposiciones solares extremas me preocupa. (Risas). El terracotismo abunda en la influencia pija promedio y se traduce en un color de piel entre anaranjado y marronazo, muy de pared de casa mediterránea.

P. ¿Braga-tanga?

R. La transparencia, que además lleva ya años en tendencia. No hay una actriz, cantante o influencer que se precie que no se plantifique en una ‘red carpet’ con una braga, un sujetador o nada.

P. ¿Gasita 'made in Wuhan'?

R. Todo lo bazaresco de mala calidad. Lo de Wuhan viene porque de allí salió el covid, mala cosa, y no me sé otras ciudades chinas. (Risas). Bueno, sí, Pekín.

P. ¿Moñito cagarrutio?

R. Afortunadamente esta tendencia está remitiendo. Hablamos de esas megaestructuras capilares con forma de caquita emoticono de whatsapp, lo que viene siendo un moño mal hecho. (Risas).

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P. ¿Botroncio de antelina?

R. Esa bota mosquetera y eterna que sube por encima de la rodilla y deja ver el interior, forrado con ante de imitación, todo muy ‘maripaziano’ en honor a la gran cadena Marypaz.

P. ¿Luce plástico?

R. En el universo Celi Monde todo empieza por ‘luce’: luce plástico, luce caspa, luce ganchillo… Lo que sea, pero 'luce'.

P. ¿Tremenda ampolla compeed-compeed?

R. (Risas). Todos hemos comprado alguna vez esos zapatos monísimos de Zara que te destrozan los pies. Inevitablemente, los daños colaterales solo se solucionan con unos buenos apósitos adhesivos llamados a aliviar y protegernos de las tremendas ampollas.

P. Y la última, ¿qué opinión te merece el estilo de tu paisana Letizia Ortiz?

R. Me gusta como viste. Letizia es de las pocas musas de Celi Monde, es de Oviedo, nació un 15 de septiembre y yo un 14. Letizia 'es bien', por eso apenas hablo de ella.

Anónimo. Dicho de una persona, especialmente un autor: de nombre desconocido o que se oculta. En el caso de nuestra protagonista, el anonimato es imprescindible, y no porque sus punzantes y divertidísimos comentarios sobre el ‘lookerio’ que deambula por las alfombras rojas hieran a famosos y advenedizos —todo lo contrario—, es porque a Celia X (Oviedo, 1991), a.k.a Celi Monde, lo que de verdad le importa es su vida normal, su familia, su trabajo, su ciudad y su tierra. En otras palabras, pasa millas de ser famosa, de influir, de fascinar, de epatar o de sentar cátedra. En román paladino: la realidad ‘influencer’ le toca un pie.

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