La colosal fortuna inmobiliaria de la familia de Sofía Palazuelo en Perú
El padre de la novia es un arquitecto que ha hecho un gran capital en Perú comprando edificios históricos del centro de Lima, rehabilitándolos y realquilándolos al Estado. Tiene más de 20
Estos días Sofía Palazuelo y Fernando Fitz-James están ultimando los detalles de la boda que les unirá ante Dios y ante los hombres el próximo sábado en el Palacio de Liria. La boda es histórica porque se trata del enlace del que un día estará al frente de la enseña nobiliaria con más tierras e historia del país. Puede que alguien piense eso tan español de que Palazuelo "ha dado el braguetazo" al emparentar con la Casa de Alba. Pero las cosas no son siempre lo que parecen.
"El tipo es conocido y querido en el mundo de los artistas porque le consideran una especie de mecenas, ya que está rehabilitando muchos edificios importantes. El centro de Lima es casi suyo, una pasada, son todo edificios que se caen a pedazos pero de gran valor arquitectónico", explica una periodista española afincada en Perú desde hace una década. El tipo es Fernando Palazuelo, el padre de Sofía, un conocido arquitecto y promotor inmobiliario en el país andino que también tiene negocios en Detroit. La mala noticia: no va a acudir a la boda de su hija.
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Lo que ha hecho Fernando Palazuelo en Lima es lo que ya hacía con Sofía Barroso, la madre de Sofía Palazuelo, cuando eran un joven matrimonio que empezaba en Palma de Mallorca. El joven matrimonio montó Arte Express en los años 80, una empresa a medio camino entre la galería de arte y la inmobiliaria. Durante un tiempo se dedicaron a comprar edificios baratos que rehabilitaban y luego vendían, la mayor parte en Palma de Mallorca (donde se estableció la familia) y Barcelona.
El negocio iba bien, los Palazuelo se dedicaron a coleccionar arte y disfrutaban de un alto nivel económico hasta que empezó la crisis económica y algunos problemas legales. A principios de 2000 le denunciaron por presionar a varias personas para que abandonaran uno de los edificios históricos que quería rehabilitar, una causa por la que le condenaron finalmente en 2006.
Para entonces, Fernando Palazuelo ya había viajado a Perú por primera vez, según ha contado en varias entrevistas en la prensa peruana. Olió que había una oportunidad de negocio y en 2008, mientras las cosas se ponían feas en España y declaraba aquí el concurso de acreedores por los estragos de la crisis económica, se mudaba definitivamente a Lima. Ha contado alguna vez que llegó a Lima con 800 dólares en el bolsillo y se instaló en una pensión.
En Perú se ha reinventado en el gran rehabilitador del centro histórico de Lima, donde posee 23 edificios. Exportó allí el mismo modus operandi que venía utilizando en España: compra edificios históricos en estado de ruina, los rehabilita y los pone en circulación, aunque ahora prefiere alquilarlos como oficinas a venderlos. "Nuestro primer proyecto fue alrededor de la Bolsa de Valores, con cinco edificios, luego vino la plaza San Martín, con otros cinco edificios, y finalmente la confluencia de las avenidas Nicolás de Piérola, Tacna y Wilson, con nueve edificios más", explicó él mismo en una entrevista el pasado mes de noviembre.
"En total, entre rehabilitados y en proyecto, tenemos veintitrés edificios. Hemos comprado recientemente un edificio en la plaza Dos de Mayo, donde estamos comenzando los trabajos de rehabilitación, otro en la plaza Francia y uno más en la esquina de Huancavelica con Cailloma".
Un dato para calcular la fortuna de Palazuelo. En 2017, el Estado peruano gastó 507 millones de soles en alquiler de inmuebles, según la prestigiosa revista de investigación peruana 'En sus trece'. Solo la Sunat (la Agencia Tributaria peruana) se gastó 39 millones de soles en este concepto, que en buena parte fueron a parar al bolsillo de Fernando Palazuelo. Y citamos a la prensa peruana: "El local más caro que arrienda la Sunat es el exhotel Crillón. Por el alquiler de este inmueble de ocho pisos el año pasado el ente pagó 7,5 millones a la empresa Arte Express Rent S.A.C., de propiedad del arquitecto español Fernando Palazuelo Basaldúa". La misma entidad tiene alquilados también otros pisos en el centro de Lima por sumas millonarias. En el edificio Wiesse "arrienda del segundo al sexto piso", mientras que en el edificio Sudamericana alquila la primera planta de poco más de 600 metros cuadrados. Ambos inmuebles son propiedad de Palazuelo y el Estado peruano le paga 5,2 millones de soles al año. En total, el promotor gana tres millones y medio de euros al año solo del Estado peruano.
"El Estado trata de que sus ministerios estén en el centro histórico, cerca del Congreso y de Palacio de Gobierno, pero el centro se cae a pedazos y no es muy seguro. Ahí es donde Palazuelo ha encontrado un filón, porque deja los edificios niquelados: nuevos, modernos y manteniendo sus fachadas y estructuras originales", explica la periodista española antes citada.
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Pero Perú se le ha quedado pequeño y Palazuelo ha iniciado su expansión por los Estados Unidos. En 2014 compró un terreno en el este de Detroit por 405.000 dólares en una subasta de bienes embargados. Su intención es convertir el ruinoso edificio en un complejo moderno de apartamentos, tiendas y galerías de arte. En ese y en el resto de sus negocios le acompañan dos de los hijos que tuvo con Sofía Barroso y hermanos de la futura mujer de Fernando Fitz-James, Jaime y Fernando. En Lima, los jóvenes administran una empresa de promoción inmobiliaria llamada Scipion Real Estate. Beltrán, el tercero, es gestor de renta variable de Alpha Plus Gestora.
Una anécdota. La prensa del corazón peruana abordó hace unos meses a uno de los hermanos de Palazuelo para preguntarle sobre el noviazgo con el duque de Huéscar. “Mi hermana no es un personaje público y no está acostumbrada a encontrarse en esta situación”, dijo. Quizá andaba un poco equivocado.
Estos días Sofía Palazuelo y Fernando Fitz-James están ultimando los detalles de la boda que les unirá ante Dios y ante los hombres el próximo sábado en el Palacio de Liria. La boda es histórica porque se trata del enlace del que un día estará al frente de la enseña nobiliaria con más tierras e historia del país. Puede que alguien piense eso tan español de que Palazuelo "ha dado el braguetazo" al emparentar con la Casa de Alba. Pero las cosas no son siempre lo que parecen.