Tamara Falcó, pregonera del Domund y ajena a los intentos de acercamiento de Iñigo

Ha sido el gran culebrón del arranque de este otoño y la historia sigue trayendo cola. La historia de amor de Tamara Falcó e Iñigo Onieva se rompió después de polémico vídeo del empresario en el Burning Man besando a una desconocida. Tras varios días de encierro, tanto de la hija de Isabel Presyler como de su prometido hasta entonces, ambos siguieron con sus vidas por separado. Los perdones de él no hicieron mella en ella, y de hecho, la ganadora de ‘MasterChef’ decidió borrar todas las fotos que tenía con su novio en sus redes sociales. Fin de la historia, ¿o no?

Ahora, un nuevo capítulo viene a sumarse a todos los dimes y diretes que han protagonizado ambos en las últimas semanas. Algunos medios se hacían eco este miércoles del intento de Onieva por reconciliarse con la marquesa de Griñón. Según una noticia publicada por ‘¡Hola!’, el empresario sigue “superenamorado y tiene claro que hará todo lo posible por volver". Volver con Tamara, se entiende.

Según recogía la revista, el joven, que acaba de volver de un viaje con su madre por Turquía, se reunió hace días con dos de los empleados de la joyería en la que adquirió el famoso anillo de compromiso que ella lució en redes durante unas horas y que le había entregado el pasado 23 de septiembre para pedirle matrimonio. Un anillo que no ha devuelto todavía y que, según la publicación, Iñigo ha encargado a los dueños de la joyería que "custodien y transformen". Incluso habría pedido que se modificara para hacerlo más grande.

Y este miércoles, completamente ajena a esos intentos incansables de su ex por acercarse a ella, Tamara acudía a la Real Colegiata de San Isidro, como pregonera del Domund. Su pregón era la avanzadilla de la celebración del Domingo Mundial de las Misiones del próximo 23 de octubre, una jornada misionera de gran raigambre en España.

Tamara salía del coche que la ha llevado al acto, pero eludía contestar a los medios que se habían reunido ante las puertas para preguntar por la noticia que habla de un intento por parte de Iñigo de buscar una posible reconciliación. La marquesa pasaba delante de ellos sin pararse y sin contestar a las preguntas. Eso sí, lo hacía feliz y con un ramo de flores en las manos. Queda claro que, tras su viaje a Lourdes, su polémica participación en el Congreso de Mundial de las Familias de México y este último acto, la hija de Isabel Preysler ha encontrado en su fe cristiana el mejor camino para olvidar la traumática ruptura.

La nueva vida de Tamara

Desde que se confirmara su ruptura con Iñigo Onieva, Tamara Falcó ha mantenido una discreta presencia tanto en sus redes sociales como de cara a los medios de comunicación. Tras borrar todo rastro del que fuera su prometido, la marquesa de Griñón ha acudido puntual a sus compromisos profesionales y también se desplazaba hasta México para dar una conferencia en un congreso católico, con cierta ración de polémica incluida.

A su regreso, un nuevo evento de carácter religioso ha reclamado la presencia de la hija de Isabel Preysler. Siempre aferrada a sus creencias, llamó precisamente la atención que en los días posteriores a la cancelación de su compromiso, no asistiera a misa como hace cada domingo. Después tuvo la oportunidad de resarcirse, viajando como voluntaria al santuario de Nuestra Señora de Lourdes.

Tamara sigue con su vida y apuntando nuevos retos tanto profesionales como personales en su agenda. Este viernes acudirá la fiesta que ha montado Vargas Llosa, pareja actual de su madre, una fiesta campera en la finca El Jaral de la Mira, en San Lorenzo de El Escorial, propiedad de los hermanos Sandoval. El fiestón contará con invitados vip, música a cargo de Los del Río y una capea en la que estará Cayetano Rivera.

Además, Tamara será la nueva imagen de Porcelanosa, tomando el relevo de su madre. Si no hay cambios, en noviembre se celebrará una gran fiesta para inaugurar la nueva tienda de la firma en la calle Concha Espina de Madrid. En dicha celebración, Tamara, que lleva años acompañando a su madre, se convertirá en la imagen de la misma, la que lleve la batuta de la orquesta. Preysler será una espectadora.