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Alba Flores da un golpe en la mesa con su productora y 'sale del cascarón'
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Alba Flores da un golpe en la mesa con su productora y 'sale del cascarón'

La hija de Antonio Flores siempre ha querido mantener su intimidad blindada. Este fin de semana, sin embargo, se saltó sus propias reglas

Foto: Alba Flores, en el concierto homenaje a su padre el pasado 24 de noviembre. (Europa Press)
Alba Flores, en el concierto homenaje a su padre el pasado 24 de noviembre. (Europa Press)

Alba Flores es famosa desde el mismo momento en que nació. Ser hija de Antonio Flores y nieta de Lola Flores le valió el nombre desde la cuna, pero su infancia no fue tan folclórica como se esperaba. Estuvo marcada por el fallecimiento de su padre cuando solo tenía ocho años. Desde entonces, su madre, Ana Villa, que siempre ha preferido mantener su vida privada en un segundo plano a pesar de la fama de su familia política, fue su gran apoyo, y hoy en día lo sigue siendo. A ella le corre el arte por las venas por sus genes paternos, de eso no cabe duda, pero ha heredado de su madre la discreción. Alba no tiene ganas de figurar y en más de una ocasión ha comentado que, aunque es feliz actuando, no le encanta la parte de exposición pública que trae consigo.

Es alérgica a hablar de lo que ocurre en lo que considera su más estricta intimidad, y por ello, entre otras cosas, se considera muy diferente al resto de su familia. Ella misma lo explicó en una entrevista con 'Vanity Fair' en 2018: "Soy un verso suelto de los Flores y sé que mi forma de vivir y de pensar ha sido un reto para mi familia", decía, aunque siempre se han mantenido muy unidos. Ha sido exclusivamente su trabajo el que la ha puesto donde está; su papel de Saray en ‘Vis a vis’ y casi inmediatamente después el de Nairobi en ‘La casa de papel’, especialmente este último, hicieron que su rostro se hiciera conocido de manera internacional.

placeholder Alba Flores y Julieta Cardinali, en la première de la serie 'Romancero'. (EFE)
Alba Flores y Julieta Cardinali, en la première de la serie 'Romancero'. (EFE)

Pasó de ser conocida en España por ser la hija de Antonio Flores a ser reconocida en casi todas partes por su buen hacer como actriz. Eso es lo que ella quería, se lo reconoce a sí misma, y tiene claro que ahí está el límite de lo que quiere compartir con quienes la siguen, su éxito profesional. “Es bueno tener privacidad y también secretos: da mucha fuerza tenerlos. Y mucha profundidad”, comentaba en la citada entrevista.

Su propia productora

Sin embargo, este fin de semana se ha saltado sus propias reglas, permitiéndose romperse en público por primera vez. Fue el pasado 24 de noviembre, cuando se celebró algo que ella llevaba muchos años queriendo hacer, un concierto homenaje a su padre. En él participaron todos los Flores, además de muchos amigos del propio Antonio y de la familia. Fue un momento muy emotivo para Alba, pues además fue la encargada de abrir el concierto con ‘Arriba los corazones’, de su padre, y levantó a todo el público del sitio cantando con su tía Rosario el ‘No dudaría’, con el que el cantante triunfó en 1980.

La actriz es muy consciente de su éxito, y de su repercusión, y además de seguir actuando y cumpliendo sueños, ha querido utilizar su exposición mediática para distintas causas sociales. Desde hace años ella colabora con Greenpeace, ONG de la que su padre formaba parte y en la que ella tomó su relevo. Toda la recaudación del concierto homenaje fue en favor de esta causa. Pero no es la única; en 2019, cuando Alba ya había asentado su carrera, quiso ir un paso más allá, y a través de su propia productora, con la que tiene la libertad de poder crear proyectos a su medida, comenzó a trabajar en uno muy concreto y que le toca de cerca puesto que pone el foco en el papel que ocupa la raza gitana en el mundo del cine.

Pero empecemos por el principio, la productora es Flower Power Producciones SL, que se dio de alta en el año 2000 con el objetivo de gestionar la “producción y distribución fonográfica en cualquier tipo de soportes, la producción audiovisual para cine y televisión, la edición musical, representación, administración y comercialización de derechos de autor”. En un principio estaba administrada por Ana Villa, viuda de Antonio Flores, y sus hermanas, Lolita y Rosario. En 2005, las hermanas Flores se desvincularon de la sociedad, y en 2019 Alba pasó a formar parte del órgano administrativo convirtiéndose en apoderada.

A lo largo de los veintitrés años que lleva en pie esta empresa, ha tenido varios picos de actividad y años en los que apenas se muestra movimiento. En el ejercicio 2022, último año fiscal del que se pueden consultar cuentas, el resultado fue positivo por valor de 12.142 euros. El proyecto con el que Alba ha dado un golpe en la mesa y los siguientes harán que esas cuentas aumenten de cara a 2023.

Dos talentos desconocidos

Ese proyecto es ‘Malegro verte’, un corto que ha producido Alba y en el que también firma el guion. Ya ha recibido varios premios, como el del Certamen Audiovisual de Cabra y el premio del Festival Internacional de Cine de Almagro, y es firme candidata a un Goya al mejor cortometraje de ficción. Se trata de la historia de dos amigas de la infancia que se encuentran de mayores, una empresaria de éxito, la otra gitana, viviendo en condiciones precarias, y lo que les ha cambiado y distanciado la vida a ambas. Pero el objetivo de fondo es dar visibilidad al papel de la raza gitana en la ficción. Alba, además de protagonista, es guionista junto a Nüll García y productora junto a su madre y Agustín Delgado Bulnes, David Pérez Sañudo y Elena Maeso.

Con este proyecto, Alba demuestra su talento para construir historias y llevarlas al formato audiovisual más allá de interpretar. Una sorpresa a la par que sus dotes para la canción que ha demostrado sobre el escenario creado para recordar a su padre. No cabe duda, es una mujer comprometida con todo aquello en lo que cree y quiere, y además tiene arte, mucho, le vino en los genes y ella lo atesora. Quedan Flores para rato.

Alba Flores es famosa desde el mismo momento en que nació. Ser hija de Antonio Flores y nieta de Lola Flores le valió el nombre desde la cuna, pero su infancia no fue tan folclórica como se esperaba. Estuvo marcada por el fallecimiento de su padre cuando solo tenía ocho años. Desde entonces, su madre, Ana Villa, que siempre ha preferido mantener su vida privada en un segundo plano a pesar de la fama de su familia política, fue su gran apoyo, y hoy en día lo sigue siendo. A ella le corre el arte por las venas por sus genes paternos, de eso no cabe duda, pero ha heredado de su madre la discreción. Alba no tiene ganas de figurar y en más de una ocasión ha comentado que, aunque es feliz actuando, no le encanta la parte de exposición pública que trae consigo.

Antonio Flores