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Fabio Encinar y Lulu Figueroa homenajean a la condesa de Romanones sobre la pasarela
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ENTREVISTA

Fabio Encinar y Lulu Figueroa homenajean a la condesa de Romanones sobre la pasarela

Espía indómita, aristócrata y feminista apolítica, Aline Griffith revolucionó Madrid en plena posguerra en su lucha contra los nazis en nombre de Estados Unidos. Una vida apasionante que ahora reviviremos sobre la pasarela de la MBFWM

Foto: Fabio Encinar y Lulu Figueroa posan para Vanitatis. (Patricia J. Garcinuño)
Fabio Encinar y Lulu Figueroa posan para Vanitatis. (Patricia J. Garcinuño)

“Aline estaba preparada para utilizar cualquier tipo de arma en cualquier tipo de situación, y eso además lo combinaba con un estatus sofisticado que se mezclaba perfectamente en la alta sociedad y quedaba bien en todos los círculos”. Con estas palabras, el escritor norteamericano Larry Loftis describía para Vanitatis a la gran condesa de Romanones tras la publicación de su libro 'La princesa espía' (Roca Editorial). Una biografía que arrojaba algo de luz a la eterna duda de hasta dónde eran verdad o ficción las novelas que durante años escribió y publicó la aristócrata.

Una vida entre fiestas de lujo cada noche en el hotel Ritz, cacerías rodeada de nobles y una pistola bajo la almohada que la convirtieron en una de las agentes más productivas de las OSS (Office of Strategic Service) y también en una de las mujeres más queridas y admiradas de nuestro país en unos años muy convulsos. Luchó contra los nazis desde los salones de Embassy y los probadores de Balenciaga, enamoró a Juanito Belmonte y aportó brillo y glamour a una España sumida en la oscuridad de la posguerra.

No es de extrañar que este apasionante personaje haya embaucado como lo ha hecho a Fabio Encinar. “Esto empieza porque yo vi una foto hace tiempo de mi abuela en un cumpleaños con la suya. Yo no asociaba esa cara a la de su abuela. Evidentemente, la condesa de Romanones es alguien a quien todo el mundo conoce, pero no sé si todo el mundo recuerda su cara”, nos confiesa el propio fundador de Encinar a unas horas de que arranque su desfile.

Presenta una colección inspirada en Aline Griffith. Una línea que aborda desde el punto de vista de la estética todas sus etapas en nuestro país y en cuyo proceso creativo ha contado con una ayuda insustituible: la de su nieta, Lulu Figueroa. Juntos han resucitado de alguna manera el espíritu indómito e irrepetible de uno de los personajes más fascinantes de la historia de España: “Es una historia que no se puede perder”.

placeholder Moodboard de Fabio Encinar para el desfile. (P. J. G.)
Moodboard de Fabio Encinar para el desfile. (P. J. G.)

Con los últimos detalles aún por cerrar de un show que mezclará en su front row a las primas Domecq, las hermanas Salazar y parte de la cúpula del PP, Fabio y Lulu hacen un parón en la frenética cuenta atrás para contarnos cómo han llegado hasta aquí.

“Estábamos en una fiesta en Sevilla. Yo en esmoquin, ella con el vestidazo. La cogí y le dije: ‘Tengo que hablar contigo porque estoy haciendo una colección sobre tu abuela'. A ella aún le dura el shock”, bromea Fabio. Lulu sonríe con orgullo. No se lo pensó dos veces y, aunque aún tuvo que esperar varias semanas para conocer en qué se traducía todo aquello, asegura que su abuela estaría “muy orgullosa con el resultado”.

El trabajo de documentación del diseñador fue ímprobo: “Me leía todo lo que caía en mis manos sobre Aline. Sus novelas y otros libros que se habían escrito sobre ella para conocer otros puntos de vista. Cuanto más leía, más me apasionaba el personaje. Era necesario hacerle un homenaje y contar su historia para que nadie la olvide".

Una historia apasionante que Lulu escuchó tantas veces de sus propios labios. “Mi abuela me contaba algunas anécdotas que me costaba creer, pero que siempre me parecían fascinantes. Dormía con una pistola bajo la almohada”, recuerda con un brillo de admiración en la mirada. “Mi abuela era una mujer maravillosa. Muy trabajadora hasta el final y siempre me apoyó en todo lo que hice”.

placeholder Fabio y Lulu posan para Vanitatis en el estudio de Encinar Brand en Madrid. (P. J. G.)
Fabio y Lulu posan para Vanitatis en el estudio de Encinar Brand en Madrid. (P. J. G.)

De ella, Lulu ha heredado la determinación, la pasión y la elegancia, además de algunas prendas de ropa como el famoso conjunto de chaqueta corta y chaleco de terciopelo verde de Pertegaz que llevaba en aquella icónica foto en la que aparecía la condesa vestida de corto a caballo (y que la propia Lulu luce durante este reportaje).

Con ese conjunto posa para el objetivo de Vanitatis junto a su amigo. Y es que, aunque cuando comenzaron esta aventura se conocían poco más que de vista, ahora se consideran verdaderos amigos. “Nos llevábamos bien, ella venía a mis desfiles, pero es indudable que hacer esta colección nos ha unido más que nunca. Su abuela nos ha unido”.

Un homenaje a su vida

“La colección empieza todo en negro, que es esa parte en la que ella llega a España siendo una niña muy joven, otro mundo, otra cultura, otro concepto de la vida. Ella quiere ayudar a su país en la guerra, pero no tiene ni idea de cómo hacerlo y termina siendo espía de Estados Unidos. Ella llega con un perfil muy bajo, no se ha vestido de fiesta nunca y le ponen un sueldo con el que en la España de la época podía mantener con creces lo que le pidieron: una casa en la calle Monte Esquinza, una zona estupenda para vivir, y tener dos chicas de servicio. Y eso lo cumplía”, recuerda Fabio.

“Ella empieza a ir a Balenciaga para hacerse de vez en cuando un vestido. De esa manera mataba dos pájaros de un tiro: se metía un poco en la sociedad y también aprendía usos y costumbres de la época en el mundo en el que le había tocado infiltrarse”, prosigue. Aline creció en una granja de las afueras de Nueva York y comenzó su andadura profesional siendo modelo. Aprendió a ser espía en un piso en Manhattan, donde le enseñaron a disparar una metralleta. “Solo mató una vez y fue en defensa propia”, continúa.

placeholder Lulu Figueroa, nieta de la condesa de Romanones, posa para Vanitatis. (P. J. G.)
Lulu Figueroa, nieta de la condesa de Romanones, posa para Vanitatis. (P. J. G.)

“Del negro sobrio de la posguerra evoluciona a colores, vestidos de fiesta…”. Una etapa que la acompañaría hasta el final de sus días, en los que las fiestas cada noche, las tardes en los toros con la duquesa de Alba y Jackie Kennedy con Juan Belmonte brindándole toros -siempre se dijo que estaba enamoradísimo de ella- y su matrimonio con el conde de Romanones se entremezclaban con sus recuerdos al servicio de su país.

La escenografía son esculturas a medio hacer como metáfora de cómo fue construyéndose a sí misma. De la piedra al busto terminado. Ella es una evolución en sí misma. Cómo pasó de ser una joven criada en una granja a las afueras de Nueva York a ser uno de los personajes más emblemáticos de la alta sociedad de principios del siglo XX en España y una de las mujeres mejor vestidas a nivel mundial”.

Una historia de la que Fabio no puede dejar de hablar anécdota tras anécdota ante la atenta mirada de Lulu, que divertida y emocionada no hace más que repetir: “No entiendo cómo sabes todo eso”. “Me divierte mucho que cuando empezó con su abuelo, él no entendía nada las idas y venidas, y le pedía constantemente que dejase de hacer lo que él llamaba ‘cosas de americana”. No fue hasta mucho tiempo después cuando descubrió que era espía.

placeholder Fabio Encinar, director creativo y fundador de Encinar Brand. (P. J. G.)
Fabio Encinar, director creativo y fundador de Encinar Brand. (P. J. G.)

Las joyas, eje protagonista

Una vida de espía en la que, como decíamos, le tocó infiltrarse en una alta sociedad en la que convivían los toreros como Manolete y las folclóricas como Lola Flores con figuras de la jet set internacional como las primeras damas de Estados Unidos y Cayetana de Alba. Una pandilla divertida y desenfadada que lo mismo se subía a un coche de caballos para recorrer el Real de Sevilla en feria que se sentaba en un tendido en Las Ventas al sol con peineta y mantilla. Agendas que nada tenían que ver con su vida pasada en la que las joyas siempre la acompañaron. “En este desfile tenía que haber joyas. Sí o sí”, asegura Lulu.

Aunque sus herederas aún poseen algunas de las piezas de la espía más famosa de la Segunda Guerra Mundial, lo cierto es que hace años subastó muchas de ellas para evitar los robos en su casa.

placeholder La apasionante vida de Aline, recogida en el moodboard del diseñador. (P. J. G.)
La apasionante vida de Aline, recogida en el moodboard del diseñador. (P. J. G.)

Una de ellas, quizá la más icónica, una tiara desmontable y convertible en collar, terminó en manos de Corinna, una noticia a la que la condesa reaccionó con el buen humor que siempre la acompañó. “Estoy encantada, muy feliz, porque Corinna lleva mis joyas. La conozco mucho y es una mujer muy guapa”, confesó a 'La Otra Crónica' de 'El Mundo' en 2014, poco después de que la examiga entrañable de don Juan Carlos posara con las esmeraldas públicamente. “A Aline le gustaba escandalizar. Decía lo que pensaba. No tenía filtro”.

Esa joya, tan presente en el moodboard del diseñador, no estará presente en el desfile, pero sí que aderezarán los diseños gran parte de la colección de alta joyería de Suárez, que rara vez ve la luz. “Zafiros, rubíes, diamantes… Es brutal. Tanto Lulu como yo tenemos muy buena relación con la marca y eso ha hecho posible que podamos ver esta colección sobre la pasarela”.

placeholder Manos de Lulu Figueroa, con una de las joyas de Suárez. (P. J. G.)
Manos de Lulu Figueroa, con una de las joyas de Suárez. (P. J. G.)

Sí veremos la joya en el retrato que protagonizará la cartelería del show y que estará dispuesto en el seating del desfile. “Ahí ha entrado en juego Lulu como figura de ilustración. Había que sumar cada uno su parte. Está trabajando con Suárez en una sorpresa para las clientas y algunos de los invitados más vip al desfile, y conmigo en un retrato de su abuela que también estará muy presente. El conjunto es la unión de los dos y el homenaje a la abuela de Lulu”.

A pocas horas, Fabio confiesa que no está nervioso. “Estoy superorgulloso. Encontrar una persona tan fascinante como ella para inspirarme va a ser difícil”.

“Aline estaba preparada para utilizar cualquier tipo de arma en cualquier tipo de situación, y eso además lo combinaba con un estatus sofisticado que se mezclaba perfectamente en la alta sociedad y quedaba bien en todos los círculos”. Con estas palabras, el escritor norteamericano Larry Loftis describía para Vanitatis a la gran condesa de Romanones tras la publicación de su libro 'La princesa espía' (Roca Editorial). Una biografía que arrojaba algo de luz a la eterna duda de hasta dónde eran verdad o ficción las novelas que durante años escribió y publicó la aristócrata.

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