Los responsables del documental de Amparo Muñoz: "Fue criticada y vejada sin que nadie hiciera nada por evitarlo"

Miguel Fernández, periodista y biógrafo de Amparo Muñoz, nunca pensó que los audios con horas y horas de entrevistas con ella darían lugar a la que puede ser la obra audiovisual definitiva sobre la actriz, fallecida en febrero de 2011.

La vida rota, el libro de Fernández, ya dejaba constancia de una Muñoz que, aparte de renunciar al título de Miss Universo, fue una especie de metáfora del maltrato sufrido por la figura de la mujer del espectáculo en la Transición. La mujer que dijo no es un documental que la reclama también como icono feminista de un siglo XXI que le debe una reivindicación. Joven sin miedos, Muñoz se negó a ser cosificada y pagó un alto precio por ello. La producción, que se emite este sábado en TVE, repasa declaraciones, grabaciones inéditas y personajes que se cruzaron en su vida y no siempre fueron justos con ella.

A través de testimonios de personas cercanas, como el propio biógrafo, Máximo Valverde, Iñaki Gabilondo o Luis María Anson, el objetivo es redescubrirla y revalorizarla. A propósito del documental, hay muchas otras iniciativas para restituir su figura. Existe, por ejemplo, una petición en Change para que el Ayuntamiento de Málaga le otorgue una calle.

Vanitatis ha hablado con Miguel Fernández, biógrafo de la actriz que ha aportado los audios, y con María José Camacho, directora del documental, para que nos ilustren acerca de un producto que recupera a la Amparo Muñoz más real, más descarnada y más feminista. Incluso mucho antes de que ella misma supiese que lo era.

Miguel Fernández (autor de La vida es el precio y biógrafo de Amparo Muñoz)

¿Qué aporta este documental y qué representa Amparo Muñoz para el feminismo actual?

Es una lástima que Amparo Muñoz muriera tan joven y no alcanzara a ver todos los pasos que han dado las mujeres para conseguir una sociedad más igualitaria. Lo comenté con el guionista Pablo Aguinaga cuando me propuso convertir mi libro, La vida rota, en un documental. En aquella primera conversación, imaginamos a Amparo repitiendo “hermana yo si te creo” en la manifestación del 8M. Aguinaga me animó a volver a escuchar algunas de las conversaciones con Miss U. que grabé en 2005, mientras escribía sus memorias, La vida es el precio. Y allí estaba su voz, firme y contundente, clamando contra el machismo, contra los abusos que quedaron impunes, contra la injusticia. "En ese no que tanto repite está la historia", me dijo Pablo, y echamos a andar.

A la hora de traer ese no a la actualidad imagino que han sido muy relevantes los testimonios que recoge el documental...

Sí, María José Camacho supo dar forma a una película en la que personajes tan relevantes como Iñaki Gabilondo, Luis María Anson, Fernando Méndez-Leite o Assumpta Serna se sientan ante la cámara, escuchan el testimonio y concluyen: “Amparo, yo si te creo”.

¿Qué van a descubrir los neófitos en la figura de Amparo Muñoz?

De alguna manera, este documental, por el que ha apostado con valentía la televisión pública, supone la reconciliación definitiva de la sociedad española con una mujer que, como otras, fue criticada, vejada e, incluso, insultada sin que nadie hiciera nada por evitarlo. En cierta forma, representa un intento de restituir un daño que por desgracia es irreparable.

Hay una iniciativa para que le otorguen una calle. ¿Por qué crees que lo merece?

La iniciativa surgida en Change.org para pedir al Ayuntamiento de Málaga que rotule una calle con el nombre de Amparo Muñoz es otra además del documental. Sorprende que, mientras la figura de Amparo se reinvindica desde distintos sectores, el Ayuntamiento de su ciudad y la Junta de Andalucía miren para otro lado. Es innegable que el nombre de ella forma parte de la historia de Málaga, esa ciudad que ella nombró nada más ser elegida Miss Universo en Manila, hace ahora cincuenta años.

María José Camacho (directora de La mujer que dijo no)

¿Dónde nace tu vinculación con el documental?

Mi vínculo realmente es con Emociona Media, la productora que ha conseguido levantar este documental y que ha creído en esta historia desde el minuto uno. Yo ya había trabajado con ellos y cuando me plantearon estar a cargo de este proyecto no me lo pensé dos veces. Le dieron a un play y sonó la voz de Amparo. Ella hablando con esa contundencia y claridad con la que lo hace. “Esta historia hay que contarla”, me dijo uno de los responsables de Emociona Media. Yo no pude decir NO. Además, tenían que ser ellos quienes la contaran, ya que Emociona Media es una productora andaluza. Al fin y al cabo, Amparo Muñoz es malagueña y en su tierra aún le falta mucho reconocimiento. También tiene todo el sentido que esté detrás la televisión pública. RTVE apostó por este documental desde el principio.

¿De dónde sale el título La mujer que dijo no?

Cuando tú escuchas las grabaciones, ella dice todo el rato no. La principal aportación que tiene este documental, lo que tiene de inédito y de novedoso, es que por primera vez tenemos a Amparo Muñoz contando su historia en primera persona. Gracias a estas grabaciones, gracias a estas conversaciones que mantiene con Miguel Fernández cuando van a escribir su biografía, ella matiza y explica todas sus negativas.

¿Cuáles fueron sus negativas?

En el momento en que protesta contra la organización de Miss Universo, acaba diciendo: "No, no, no". Cuando hace una una reflexión sobre si se arrepintió o no de renunciar a la Corona, también juega con el no. Me parece destacable en el momento en que estamos del solo sí es sí. Nos parecía que era un título muy redondo, que definía muy bien tanto el discurso que ella tiene como el momento vital que vivimos.

¿Qué tiene Amparo Muñoz para las nuevas generaciones?

Lo que va a contar este documental es que Amparo Muñoz fue una adelantada a su época. Es una mujer que rompió moldes sin ser muy consciente de ello. En el fondo, es una reivindicación feminista, porque hablamos de alguien que no se dejó manejar por una organización tan potente como Miss Universo en aquel momento en el que una mujer no tenía esa capacidad de decir no, ni esa autonomía. Ella sabía que si lo hacía podía pagar un precio muy alto, como así fue.

¿Es también una forma de relacionarlo con el nuevo feminismo?

Nosotros vamos cogiendo testimonios y opiniones de otras personas y dejamos que el espectador saque sus propias conclusiones. Nosotros no le vamos a decir a nadie lo que tiene que pensar de Amparo Muñoz. Pero a nada que lo vea cualquier espectador medio que sepa un poco de qué va el tema, sí que va a percibir eso.

Ahora que se están denunciando abusos, ¿vamos a ver algo así?

Sí, se narran situaciones y se señala a personas concretas que en su momento hicieron cosas reprobables, como las han hecho Weinstein y compañía.

Miguel Fernández, biógrafo de Amparo, siempre habla del precio que tuvo que pagar. ¿Cuál crees que fue?

Pagó muchos. Era una menor de edad que denunció el mercadeo, la privación de libertad y demás. En lugar de dejarse llevar por su vanidad, por el halago de guapa, renuncia a eso porque no le gusta el trato que le dan. Me parece un dato para idolatrarla, pero en cambio se le puso el sambenito de rebelde, de ser excesivamente libre, con una connotación negativa. Se ve también en el documental cómo, en muchas entrevistas, la propia prensa le da una fama de rebelde. Y hoy pensamos que gracias a Dios que fue rebelde.

¿Por qué crees que ha quedado como una figura trágica en el imaginario colectivo?

Creo que eso tiene que ver con cierto maltrato por parte de la prensa, hasta el punto de que se llegó a decir que tenía sida. Sin ser verdad, se llegó a decir también que era prostituta. Todo eso dañó su imagen e hizo que se alejara muchísimo tiempo de su profesión, que era lo que más le gustaba del mundo; que se alejase del cine. Afortunadamente, Fernando León Aranoa le da la oportunidad para volver, pero luego cae en desgracia. Hay una parte de esa mala fama, eso sí, de la que nadie tiene culpa: la llegada de la enfermedad. Tuvo la mala suerte de padecer ese cáncer siendo muy joven y morir. Si se junta todo esto, al final se la pinta siempre como un juguete roto.

¿Quizá tiene también que ver con la etapa en la que tuvo adicciones?

Sí, por supuesto. A nada que una persona haya tocado la gloria y después tenga algún problema con las drogas o con algún tipo de sustancia, enseguida se dice: "Pues mira, era un juguete roto y acabó fatal por las drogas". Pero no es verdad. Amparo tuvo contacto con la droga y tuvo adicciones, obviamente. Lo sabe todo el mundo. Pero no acabó mal por eso, sino porque una maldita enfermedad se la llevó cuando no le tocaba.

¿Crees que convertirse en un personaje del corazón perjudicó su imagen como actriz? ¿Le gustaba mucho el cine?

Era su gran pasión. Y también renegaba de que la redujeran a una guapa sin más. Hay un momento, que veréis en el documental, en el que le dicen: "Has sido la mujer más guapa del mundo, ¿qué más quieres?". Y dice ella, tajante: "Que se me valore por mi profesión". Contesta con una sonrisa siempre en la boca, pero tajante. También es cierto que hizo un amago por volver a tener presencia e ingenuamente pensó que eso le podía beneficiar de cara a al cine. Pero en este país, y esto es una opinión personal, nos cuesta mucho no etiquetar. O estás en el mundo turbio de vender exclusivas y te ganas la vida de esta manera sin tener una profesión o eres un profesional serio.

Gracias a gente como los Javis parece que estamos cambiando eso y reevaluando la cultura pop, ¿no?

Es lo que hace también este documental. Vamos narrando la historia de Amparo y en paralelo hacemos una similitud con el contexto histórico, con lo que está pasando en ese momento, para que el espectador también entienda por qué a Amparo le están pasando muchas cosas que le están pasando.

¿Hasta qué punto queríais huir del típico documental de busto parlante?

Teníamos muy claro que con el testimonio inédito que teníamos en nuestras manos, la imagen de Amparo ante la sociedad española cambiaría. Por ello, la propuesta de Nacho, el realizador, pasaba por mostrar la “restauración” de su imagen, hacer un nuevo visionado de su historia y que los entrevistados asistieran a esa “revisión” desde una sala de cine. De ahí que la narración del documental se haga manipulando moviolas, porque se está reeditando la película de su vida.

¿Habéis recurrido a algunas imágenes de archivo en concreto?

Aparte de los audios, el archivo de Televisión Española es clave y enriquece mucho. Porque hay imágenes, hay entrevistas, hay documentos gráficos que nadie ha visto. Yo creo que nadie se acuerda y que son oro puro.

Muchas veces se dice que es más difícil ser guapa y que no te juzguen siendo mujer, ¿estás de acuerdo?

En el caso de las mujeres es más difícil todo. Lo que ocurre con la belleza de la mujer es que, como hasta ahora, todo ha sido patrimonio del hombre, del patriarcado. La belleza de la mujer también. El hombre ha creído que esa belleza también le pertenecía y ha creído que podía jugar con ella a su antojo. Eso suponía que también podían jugar con las carreras profesionales de las mujeres. Su valía como profesional era algo secundario.

¿Cuáles son los testimonios que más han aportado al documental?

Tenemos a figuras del periodismo de primerísimo nivel como Iñaki Gabilondo o Luis María Anson, que fue uno de los mejores amigos que tuvo Amparo Muñoz en su vida, una persona que en momentos clave dio la cara por ella, que la ayudó, por ejemplo, a desmentir la noticia del sida. La adoraba. También tenemos muchísimos compañeros de reparto que han trabajado con ella, como Antonio Resines, Imanol Arias, Assumpta Serna, Jenny Llada... Tenemos a otras periodistas que también aportan un punto de vista más actual. Y también un enfoque feminista muy interesante como el de Ana Pardo de Vera o Mariló Montero. También está el hermano de Amparo Muñoz, que habla con una sensibilidad y cariño de su hermana que emociona muchísimo. También Máximo Valverde, que fue su pareja. La lista de voces es muy amplia.

¿Te parece relevante que el documental lo dirija una mujer?

Me parece fundamental porque incluso cuando parece que el enfoque está claro, si no tienes esa mirada violeta para ver cómo eran las cosas, es fácil caer en tópicos y en discursos patriarcales. No queríamos, por ejemplo, que alguien se dedicase muchísimo tiempo a hablar de la belleza de Amparo. Amparo era muchísimo más que una mujer bella. Creo que el enfoque lo ves mejor si eres una mujer porque también te identificas con ella.