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25 años sin Juanita Reina: niña humilde, reina del cine cañí y amor platónico de Franco
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ANIVERSARIO

25 años sin Juanita Reina: niña humilde, reina del cine cañí y amor platónico de Franco

La protagonista de 'La Lola se va a los puertos' falleció hace un cuarto de siglo y sigue siendo considerada una de las intérpretes más míticas de la copla

Foto: Juanita Reina, en una de sus películas. (Gtres)
Juanita Reina, en una de sus películas. (Gtres)

Si Quintero, León y Quiroga hubiesen estado vivos para relatar, en la letra de alguna de sus famosas coplas, la muerte de Juanita Reina, habrían comenzado por el lugar y la hora en la que esta se produjo. A las 20:30 horas del 19 de marzo, en la Clínica Sagrado Corazón de Sevilla, la reina de la copla se fue para siempre aquejada de una insuficiencia respiratoria. "Mi rosa más sevillana, por qué te vas de mis redes de la noche a la mañana".

Reina fue un símbolo de la canción española en su segunda oleada de esplendor, cuando muchos asociaron el género, de manera injusta, al franquismo. Juana Reina Castrillo, su nombre completo, llegó después de Concha Piquer y de Imperio Argentina, pero cultivó un estilo propio y se convirtió en un símbolo no solo de ese tipo de canciones, plenas de dramas amorosos y mujeres dolientes, sino del cine de aquellos años. Cifesa, estudio patrimonio del cine histórico de cartón piedra y del folclórico, no habría sido lo mismo sin una Juanita Reina. Pero, ¿quién era esta estrella sevillana que no dejó de cantar casi hasta el final de sus días?

placeholder Cartel de uno de los espectáculos de la tonadillera. (Gtres)
Cartel de uno de los espectáculos de la tonadillera. (Gtres)

La historia de Juanita Reina es la de tantas artistas de aquella época; mujeres que nacieron en entornos humildes y llegaron a lo más alto sin estudios de mercado ni carreras diseñadas. Era hija Miguel Reina Míjez, un pescadero, y de Dolores Castrillo Pascual. Contaba el periodista Pepe Camacho que su progenitor se levantaba cada día a las cinco de la mañana para llevar el pescado desde la Macarena hasta el Barranco. Y allí, en el mercado de la calle Feria, se ganaba la vida vendiéndolo. Juana era la mayor de nueve hermanos y actuó por primera vez, precisamente, a espaldas de su padre. Una vecina que participaba en un coro la llevó al Teatro Cervantes y su abuelo fue cómplice de ese primer impulso en el escenario: le prestó 25 duros de los antiguos para poder adquirir un traje de flamenca.

El padre, que en principio había sido reacio a esa carrera como artista, la ayudó a montar un primer espectáculo llamado 'Los churumbeles', que se estrenó en el Teatro de San Fernando de Sevilla. Ese montaje acabó llevándola de gira por varios lugares. Poco después, grababa sus primeras canciones para la discográfica La Voz de su Amo y se convertía en una joven estrella, savia nueva para una copla que reverdecía en la España franquista. De hecho, cuando interpretó 'Salomé', de Quintero, León y Quiroga, y el cine llamó a sus puertas de la mano de Florián Rey, el Generalísimo se fijó por primera vez en ella. Algo que fue a más cuando se estrenó, en 1947, 'La Lola se va a los puertos', la cinta que la catapultó para siempre como una gran estrella del cine.

Los diarios de Franco Salgado-Araujo, primo del dictador, fueron estudiados por Pilar Eyre, que descubrió una predilección especial del Caudillo por la estrella de la copla. “El editor era amigo íntimo de mi padre. Había una orden de suprimir todas las alusiones a Juanita Reina porque el Caudillo tenía fijación con ella”, aseguró en su día la periodista y escritora a Vanitatis. La historia apareció en su libro 'Franco Confidencial': “Un editor de las memorias de Salgado-Araujo, Rafael Borrás, las incluyó en su colección 'Espejo de España' y me explica que, al contrario de lo que trató en su momento de difundir la familia, 'no se tocó absolutamente nada del manuscrito mecanografiado original, únicamente suprimimos una referencia a la admiración de Franco por Juanita Reina'”, narraba en sus páginas.

Al parecer, no era raro que el Generalísimo viese películas de la tonadillera en el entorno más íntimo de su hogar en El Pardo. A Carmen Polo no le gustaba demasiado aquella afición y por eso cualquier mínimo rumor (por absurdo que fuese) sobre la cantante y actriz le sonaba a gloria, según la escritora. “A veces llevaba el rumor absurdo, lo que ahora se llama leyenda urbana: 'Me han dicho de muy buena tinta que Juanita Reina tiene lepra…'. Y la señora tenía un delicioso estremecimiento de repugnancia porque a Paco le gustaba mucho Juanita, decía que le recordaba a las amigas ferrolanas de su hermana por mucho que la cantaora fuera sevillana”, contaba Eyre en 'Franco Confidencial'.

placeholder La tonadillera, en otro de sus éxitos cinematográficos. (Gtres)
La tonadillera, en otro de sus éxitos cinematográficos. (Gtres)

Sería injusto reducir a Reina, como a otras estrellas de la época, a una artista que actuaba en las recepciones de verano en La Granja que organizaba Franco. O a una especie de ídolo amoroso para el dictador. Durante la década de los 50, no había amante del cine español o de la radio que no conociese su nombre. Juanita llegó a tener su propia compañía de espectáculos, fue una mujer empoderada cuando el término ni siquiera existía y protagonizó éxitos como 'Lola la piconera' a las órdenes de nombres señeros de este tipo de películas como Juan de Orduña.

Mujer tradicional y profundamente religiosa, también rompió con algunas de las convenciones de la época, como la de casarse muy joven. Ella contrajo matrimonio con el bailaor Federico Casado Algrenti, 'Caracolillo', a los 38 años. Tenía uno más cuando dio luz a Federico, su único hijo.

Conforme fueron avanzando los años y el fervor por la copla se fue desvaneciendo a golpe de Transición democrática, Reina fue recibiendo premios de todo tipo y participando en programas televisivos que revitalizaban el género. El mejor regalo profesional se lo dio 'Azabache', aquel espectáculo dedicado a la copla que tuvo lugar en la Expo 92 de Sevilla y que la unió a otras estrellas de la canción española como Rocío Jurado, María Vidal o Imperio Argentina. No había, desde luego, mejor forma de coronar una carrera. No había más que verla interpretar, por ejemplo, la eterna 'Cinco farolas' para reafirmarnos en la idea de que las folclóricas también eran actrices que utilizaban su timbre de voz para vivir, en sus propias carnes, los dramas que cantaban sobre el escenario.

'Muere Juanita Reina, dama de arte y poderío', tituló 'El País' cuando murió la artista. Otras crónicas fueron aún más hiperbólicas (y no por ello inmerecidas), como si de una copla se tratase. La mejor, parafraseando su 'Capote de grana y oro', fue la de Manuel Ramírez: "Que le pongan lazo negro a la Giralda, se nos ha ido la Reina de la copla para inundarnos los ojos de lágrimas y que por el corazón de su Macarena su Virgen, su barrio, su vida y su muerte, corra el repeluco emocionado de una Sevilla que la amó en la misma medida en que ella, Juanita, le quiso: con toda su alma".

Si Quintero, León y Quiroga hubiesen estado vivos para relatar, en la letra de alguna de sus famosas coplas, la muerte de Juanita Reina, habrían comenzado por el lugar y la hora en la que esta se produjo. A las 20:30 horas del 19 de marzo, en la Clínica Sagrado Corazón de Sevilla, la reina de la copla se fue para siempre aquejada de una insuficiencia respiratoria. "Mi rosa más sevillana, por qué te vas de mis redes de la noche a la mañana".

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