Abrimos el joyero de Tita Thyssen: de las esmeraldas de la gran duquesa rusa a los caprichos de Bvlgari

Que Tita Cervera posee una de las colecciones privadas mayores del mundo no es ningún secreto. Convertida desde hace décadas en una de las mujeres más influyentes de nuestro país, su patrimonio, además de incalculable es en gran parte un absoluto misterio. Propiedades inmobiliarias, una cartera accionaral, inversiones de todo tipo y un vestidor repleto de alta costura y marcas solo al alcance de personas con un alto poder adquisitivo convierten su vida en un auténtico cuento de hadas.

Sobre todo si entramos a analizar uno de sus mayores tesoros: su imponente colección de joyas cuyo valor supera con creces los varios millones de euros.

Con una vida apasionante que arrancó públicamente como Miss España con solo 18 años, esta catalana, viuda a los 30 años tras la muerte de su primer marido, Lex Barker, ha conformado a lo largo de las décadas un joyero en el que cuenta con piezas que algún dia pertenecieron a emperatrices, grandes duquesas y coleccionistas de todo el mundo.

Si el lunes por la noche, durante la fiesta de cumpleaños en la que sopló 81 velas, no dejó a nadie indiferente con el collar que eligió. En lugar de decantarse por una de sus grandes piezas, escogió uno que ella misma confesó que era alta bisutería.

No obstante, como en tantas ocasiones ha demostrado, TIta cuenta con una colección incalculable de joyas. Piezas que siempre le valieron el respeto en las procelosas aguas de la vida social tanto nacional como internacional en la que a lo largo de los años le ha tocado relacionarse y por las que ha navegado con Reyes, magnates, grandes damas de alta sociedad y mucho snob sin despeinarse.

La exposición de Bvlgari

En el año 2016, la baronesa organizó una impresionante exposición en la que mostró alguna de las piezas más importantes en su haber. Una muestra que como no podía ser de otra manera tuvo lugar en el Museo Thyssen y en la que puso a disposición de miradas indiscretas las 100 piezas más importantes de dicha colección, todas ellas de Bvlgari, protagonista de la muestra “Bvlgari y Roma”.

“Las joyas son piedras bellísimas que están en la naturaleza y a las que luego unos artesanos magníficos le dan su toque creativo, son como pequeñas obras de arte”, afirmó entonces ante varios medios.

En ella, se mostraron algunas de las joyas que más veces ha lucido Tita Thyssen, como el conjunto de collar, pendientes y brazalete de oro con ónice, esmeraldas y diamantes que compró en 1986 y que también posee tal y como se observa en algunas fotos de archivo, en su versión de rubíes.

Otra de las piezas que mostró es el collar de oro con zafiros azules y amarillos, perlas y diamantes que compró apenas dos años después a esta exclusiva joyería, en 1988.

La colección de Bvlgari que posee Carmen Cervera también cuenta con un juego de brazalete y pendientes de oro con zafiros azules y amarillos, amatistas y diamantes que llegó a su haber en 1990.

Piezas que forman parte de su colección privada y que ya vieron la luz años antes, en el año 2012, cedidas como parte de la exposición de la casa en el Grand Palais de París. En 2014 volvió a cederlas para la inauguración de la joyería en Roma y en 2015 en la de Madrid. Todo esto no fue más que la antesala de la exposición .

Los zafiros de impresión

Una de sus joyas favoritas, al menos para lucir en eventos públicos, son unos pendientes de brillantes presididos por dos zafiros de una talla considerable que ha lucido tanto solos como combinados con un espectacular collar que asemeja al de la película 'Titanic'.

La pieza que cuenta con un zafiro central del tamaño de una nuez, está rodeado por al menos un centenar de brillantes dotando a la pieza de una majestuosidad impresionante.

El Devant-de-Corsage de María Cristina

Una de las piezas más especiales de su joyero es sin duda el Devant-de-Corsage, como se conoce al espectacular broche data de finales del siglo XIX y que salió a subasta en 2015 quedándose sin comprador. Una pieza tan espectacular como poco querida por la baronesa. Solo la ha lucido en dos ocasiones y aunque intentó deshacerse de ella, aún continúa en su haber.

Se trata de un broche diseñado en 1879, montado en plata y oro y confeccionado a base de brillantes antiguos que mide más de 20 centímetros. De influencia victoriana, fue un regalo de Alfonso XII a su segunda esposa, María Cristina de Habsburgo (tatarabuela del rey Felipe), quien contaba con una gran colección de joyas, como las pulseras gemelas y los collares de chatones que ahora luce la reina Letizia.

Tan solo existen dos testigos fotográficos de Tita con el Devant-Corsage, la primera vez lo llevó en el abdomen, como la reina María Cristina, y la otra en el hombro. En 2015, y por falta de liquidez, Carmen tomaba la decisión de subastarlo en Christie's. Finalmente, nadie ofreció la cifra esperada por la baronesa y no la vendió. Aunque no ha vuelto a lucirla en publico desde entonces, lo cierto es que no hay indicios de que no haya salido de su joyero desde entonces.

Estrella de la Paz

Aunque si hay una pieza de gran valor (más allá del económico) en la colección de alta joyería de la aristócrata esa es la “Estrella de la Paz”. La joya que provocó que conociera al barón. Se trata del diamante sin faltas más grande del mundo. Su perfección, sus 179 quilates y su magnífico tamaño hace que tenga un valor de casi 4 millones de euros en el mercado.

Cuenta la historia que Tita lo había visto varias veces en Harry Winston en Ginebra. Una devoción por la pieza que incluso había llevado a que la dejaran incluso estar a solas con ella para poder tocarlo y probárselo. Se trataba de una joya que el barón había adquirido a modo de inversión, como él mismo le contaría una vez casados.

Aunque intentó venderla en varias ocasiones y en una incluso lo consiguió, la pieza fue devuelta por su compradora, una fortuna internacional. “El diamante te ha buscado a ti, es tuyo”, cuenta la baronesa que le dijo su marido entonces. Esta fue la pieza elegida durante la inauguración del museo Thyssen que presidieron los reyes don Juan Carlos y doña Sofía.

La esmeralda de la gran duquesa rusa

Otra de las piezas más fascinantes del joyero de Tita Cervera es el broche de flor de brillantes presidido por una inmensa esmeralda central que lució la velada en la que nombraron a la gran Cayetana de Alba ‘Lady España’. Una noche llena de glamour y alta costura en la que la baronesa adornó el escote de su vestido con esta pieza del tamaño de una naranja que había pertenecido a la gran duquesa rusa Leonida Bagration, madre de la actual pretendiente al trono.

La coleccionista de arte lo combinó con otras dos joyas que podrían también haber pertenecido a Leonida: unos pendientes desmontables (que ha lucido en su versión más discreta en otras ocasiones) y un collar repleto de esmeraldas de gran tamaño del que también ha presumido en más de una ocasión.

Zafiros de gran tamaño, rubíes para el día a día y un gran número de diamantes en todas sus tallas y engarces completan un joyero del que es imposible calcular el valor global y que ya tiene a sus herederas designadas.

Tita Thyssen dispuso hace años en su testamento que su exclusiva colección de joyas fuera a parar a manos de sus dos hijas, Sabina y Carmen. De hecho, en su fiesta de este lunes, su hija Sabina lució un collar de su madre. Una pieza que la baronesa lució en presentación del disco Mi Aire en 2010 junto a personalidades como Paloma Segrelles.