Rafi Camino jr., nieto de Paco Camino: "El legado que ha dejado mi abuelo es único e irrepetible"

“Antiguamente, los hombres se hacían toreros para sacar a sus familias adelante. La primera vez que mi abuelo se vistió de luces, le prometió a su madre que lucharía para que jamás volviese a pasar hambre”, comienza recordando Rafa, en una conversación en la que nos descubre la intrahistoria de sus raíces y conocemos nuevas facetas del joven: “iría a Supervivientes y creo que en el concurso superaría a mi padre”, confiesa.

Con un bisabuelo, abuelo y padre torero, él soñaba con ser el siguiente aunque tras haber vivido en su casa el sufrimiento que supone la profesión decidió tomar otro rumbo. “Solo el imaginarme el dolor y el miedo que podría sentir mi madre hizo que dejase atrás mi sueño de ser torero”. Además, confiesa que “ni a mi abuelo ni a mi padre les hubiese gustado que siguiese sus pasos”, y estas declaraciones cobran sentido cuando recuerda uno de los momentos más duros en la vida de su abuelo Paco.

Nos remontamos a 1973. La Monumental de Barcelona anunciaba un cartel formado por Luis Miguel Dominguín, Paco Camino y Sebastián Palomo Linares. Sale el segundo toro, de nombre 'Curioso', que le tocaba lidiar a Paco Camino. Cuando su hermano Joaquín se disponía a cerrar el tercio de banderillas recibió una gravísima cornada que posteriormente le causaría la muerte.

“Ocurrió en sus inicios y tras lo sucedido, a pesar de ser muy joven, se le puso el pelo blanco. Él siguió toreando porque sabía que era lo que su hermano Joaquín hubiese querido”. Posteriormente y tras una carrera de éxito a Paco Camino le tocaría asumir que dos de sus hijos decidiesen también enfrentarse al ruedo.

“Por eso él nunca fomentó mi vocación y lo entiendo. La persona que realmente me aficiono fue mi abuela”, cuenta sobre María Ángeles Sanz, a la que acompañaba del brazo el pasado martes en el último adiós a Paco.

Cuando hablamos de su infancia, a Rafa se le dibuja una sonrisa recordando las largas temporadas que pasaba en el campo. Su abuelo le despertaba a las cinco de la mañana para tomar el desayuno e ir a darle de comer a los animales, aunque también hace referencia al fuerte carácter que tenía: “Paco no era un abuelo al uso, no era aquel que recuerdas llevándote al fútbol o comiendo con él. Era más el abuelo que te quería aleccionar”.

Uno de los momentos que más le marcaron fue en el año 2011, cuando tenía ocho años y su padre, Rafa Camino, reapareció en Arenas de San Pedro: “Se retiró un día antes de que yo naciera. Pero ocho años después reapareció y el toro le dio una cornada en el glúteo. Aquella imagen la tengo grabada”, relata Rafa mientras realza la gran relación que mantiene con él.

En 2015, Rafa Camino daba el salto a la televisión para concursar en 'Supervivientes'. En su casa, mantuvieron el secreto hasta el último momento: “el día antes de irse a Honduras me llamó y me dijo 'hijo, vamos a estar un tiempo sin poder hablar. Mañana pon Telecinco'”.

Dicho y hecho, la noche siguiente Rafa encendió la televisión y el momento en el que anunciaron la nueva incorporación del programa, lo primero que enfocaron fueron los pies. “Los reconocí al instante y pensé ¡no puede ser!”, rememora y confiesa: “Lo viví como algo bonito, de hecho; aunque nunca lo he contado me gustaría ir un año. Creo que podría superarle”.

Rafa aún no ha dado el salto a la televisión pero no lo descarta ya que hablar en público le gusta y todos los sábados se pone delante de un micrófono en 'La tienta', el programa de radio que presenta junto a su amigo Curro Tejerina.

Su primer sueldo y un gran recuerdo junto a Juan Ortega

Rafa se define como una persona muy inquieta y la radio no fue su primer trabajo. Con tan solo quince años, descubrió que en 'La Venta del Batán', en la Casa de Campo, había una escuela taurina. Descolgó el teléfono y se ofreció para trabajar en lo que pudiese y le salió bien, lo aceptaron: “fue mi primer sueldillo, lo recuerdo con cariño”, dice el hijo de Rafi, que coincidió allí con Juan Ortega, que ejercía de director de lidia y con el que tomaba café por las mañanas cuando aún prácticamente nadie lo conocía.

“Muchos años después coincidimos en unos premios en Sevilla. Ya había despuntado, por lo que pensé que no se acordaría de mí y, sin embargo, fue él quien se acerco a saludarme cariñosamente y, ¿sabes por qué te cuento esto? Porque uno de los valores más bonitos que hay en el toreo es la humildad”, concluye Camino jr, que además de destacar su calidad humana también dice admirarlo mucho como torero.

Lo que le emocionó a Rafa fue que el diestro se acordara de aquellos que estuvieron antes de convertirse en figura del toreo, ya que él a pesar de tener casos de éxito en casa, sabe lo que cuesta llegar a eso. De hecho, acompaña a su amigo y torero Luis Grepe en la lucha por hacerse un hueco.

Su madre, su mejor amiga

Hablando de valores, Rafa no puede evitar nombrar a su madre: Natalia Álvarez. La define como “su mejor amiga” y un pilar fundamental en su vida. “Es mi ejemplo, quien me ha criado y a la que le debo todo”.

Mientras cuenta sus aficiones más allá de la tauromaquia, dice ser “un loco de las artes escénicas” por eso no solo es abonado de Las Ventas, también lo es del Teatro de la Comedia, donde acude para ver teatro clásico.

Terminamos hablando de la importancia del amor y precisamente en nuestro encuentro nos acompaña Ana, su pareja. Ella es testigo de toda la conversación escuchando cada frase con atención y con una mirada de profunda admiración.

“No tengo dudas de que es el amor de mi vida” dice Rafa sobre Anita, como la llama cariñosamente, poniendo fin a una entrevista guiada por la admiración y el cariño que le tenía a su abuelo, Paco Camino. Un maestro en el ruedo para muchos pero para él siempre “un gran maestro de vida”.

Eterno Paco Camino, que como le definió el escritor Carlos Abella, siempre será “el Mozart del toreo”.