Carta de Lucía Serrano a su padre, Finito de Córdoba

Cuando pienso en mi padre, no puedo evitar sentirme llena de orgullo. Se torea como se es, y él es una persona pura; le pone corazón, esfuerzo y sacrificio a todo lo que le apasiona. Algunos de muchos valores toreros que tanto admiro.

Tiene esa sensibilidad que caracteriza a los artistas y los hace diferentes, de la cual me inspiro y aprendo cada día. Él y mi madre me han enseñado a perseguir lo que me hace feliz sin miedo a nada, sabiendo que siempre me sostendrán la mano.

Me han enseñado a luchar por lo que quiero y a valorar lo más importante, los regalos más preciados de Dios: el amor y la familia.

Gracias, papá, por todo lo que me enseñas día a día, por tu amor y tu sacrificio. En esta nueva etapa, cambias por una pequeña temporada la plaza de toros por las cocinas... Yo ya tengo comprobado que no se te da nada mal. Estoy segura de que saldrás por la puerta grande.