Así es la casa de Sara Carbonero en Corral de Almaguer: 400 metros cuadrados, boho y rústica
Una vivienda con carácter, sensibilidad y raíces, donde lo importante no es solo el diseño
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Aunque su trayectoria profesional la ha llevado a vivir en ciudades como Madrid, Oporto o incluso viajar constantemente por trabajo, Sara Carbonero nunca ha perdido el vínculo con sus raíces. Corral de Almaguer, su pueblo natal en la provincia de Toledo, sigue siendo ese lugar al que siempre desea volver, no solo por la presencia de su familia —sus padres siguen residiendo allí—, sino por todo lo que representa para ella: recuerdos de infancia, tranquilidad, autenticidad y tierra firme.
En 2016, en pleno auge de su carrera y casada entonces con Iker Casillas, la periodista decidió dar un paso importante y adquirir una casa propia en este rincón de La Mancha. No se trataba de una escapada ocasional, sino de un proyecto muy personal: crear un espacio donde poder desconectar del bullicio urbano, reconectar con lo esencial y ofrecer a sus hijos una ventana a sus propios orígenes.
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La casa, ubicada cerca de la plaza mayor, cuenta con 400 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, cinco dormitorios, tres baños, garaje, un amplio salón con chimenea y una cocina completamente equipada. Un auténtico “casoplón” reformado al detalle, pero sin perder el encanto tradicional.
Lo más llamativo de esta vivienda es la cuidada decoración en la que Sara se ha implicado personalmente. A través de sus publicaciones en redes sociales —donde cuenta con más de 3,5 millones de seguidores— ha ido mostrando retazos de este espacio lleno de alma: suelos de teja, paredes con ladrillo visto, escaleras de azulejo tradicional, grandes ventanales y una combinación armoniosa entre lo moderno y lo antiguo. Mobiliario de madera maciza convive con objetos vintage y detalles artesanales, como un espejo hecho con cuerda o adornos de rafia que aportan calidez y un estilo boho muy característico.
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Uno de los espacios favoritos de Sara es el patio, convertido en un auténtico oasis natural con plantas, flores y una zona chill out decorada con muebles de mimbre. Allí ha creado un ambiente ideal para descansar al aire libre, disfrutar de cenas familiares o simplemente desconectar. El uso de materiales naturales, colores neutros y tejidos ligeros refuerzan esa sensación de calma que se respira en cada rincón.
A pesar de ser una segunda residencia, esta casa se ha convertido en mucho más que un lugar de descanso: es un proyecto de vida. Para Sara, era importante tener un punto de encuentro donde sus hijos pudieran forjar los mismos recuerdos felices que ella conserva de su niñez en el pueblo. La vivienda no solo habla de su buen gusto, sino también de su deseo por preservar lo esencial en medio de una vida mediática.
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