Cualquier estación es buena para el limón helado: una receta tradicional de las abuelas

Si la vida te da limones, haz limón helado. Este postre, que no es lo mismo que helado de limón, es una receta tradicional de las abuelas que se queda en el paladar para siempre. Aunque se asocia principalmente con el verano, su versatilidad lo convierte en un delicioso capricho para cualquier estación del año. Su equilibrio entre el dulzor y la acidez es perfecto para cerrar cualquier comida con una nota refrescante.

Para preparar esta receta, se necesitan 2 kilogramos de limones, lo que equivale aproximadamente a 10 limones, y de estos, tres se utilizarán para la ralladura de limón. El proceso comienza lavando bien los limones y rallando con cuidado solo la parte amarilla de la piel, ya que la parte blanca puede aportar un sabor amargo no deseado. Esta ralladura añadirá un toque especial y aromático al helado, intensificando su sabor.

El siguiente paso es exprimir los limones hasta obtener 800 mililitros de zumo, lo que requerirá la mayoría de los limones. Una vez exprimido, se debe colar el zumo para eliminar las semillas y cualquier resto de pulpa, asegurando una textura suave y uniforme en el resultado final. Mientras tanto, se debe preparar un almíbar que será la base del helado. En una cacerola, se mezcla 1,7 litros de agua con 400 gramos de azúcar, removiendo a fuego medio hasta que el azúcar se disuelva por completo y el agua adquiera una consistencia algo más espesa.

En este punto, se agregan 5 cucharadas soperas de azúcar caramelizada, lo que le dará un toque tostado que balanceará la acidez del limón y le dará el color característico de los limones de forma natural. Luego, se incorpora la ralladura y el zumo de los limones, mezclando bien para integrar todos los sabores. Es importante probar la mezcla para ajustar el dulzor al gusto, asegurando que tenga un punto de dulzura lo suficientemente pronunciado como para suavizar la acidez del limón, pero sin perder su frescura característica.

Una vez la mezcla está lista, se debe dejar enfriar a temperatura ambiente antes de transferirla a un recipiente adecuado para el congelador. El truco para lograr una textura cremosa y suave es remover el helado cada 30 minutos durante las primeras dos horas de congelación, evitando así la formación de cristales de hielo.

Cuando el helado haya alcanzado la consistencia deseada, estará listo para servir. Se puede presentar de forma tradicional dentro de los limones vaciados o en copas, lo que aporta un toque nostálgico y elegante. Este limón helado es una auténtica joya culinaria, ideal para cualquier momento del año, y siempre será un guiño a las recetas de nuestras abuelas, que nunca pasan de moda.