Lydia Bosch y su marido, cara a cara

Como solicitaron al juez, Lydia Bosch y su todavía marido Alberto Martín entraban esta mañana a los juzgados de Pozuelo de Alarcón por el aparcamiento, para evitar la presencia de la prensa. Alberto Martín, acompañado de sus abogados y algunos familiares, llegó el primero. Lydia esperó en el coche hasta constatar que su marido ya estaba en la sala e hizo lo propio, acompañada por su amiga Patricia Cerezo, mujer del presentador Ramón García, Laura Alsina, su representante, y cuatro personas más aparte de sus abogados. A las 10:00 comenzó el juicio de divorcio en el juzgado nº3 de la citada localidad madrileña, que duró dos horas y media.

Según ha podido saber Vanitatis.com, el arquitecto ha salido satisfecho porque todas las pretensiones de la actriz no han sido admitidas. A día de hoy no ha habido ningún tipo de decisión por parte del juez: no hay resolución. Las cosas siguen igual que estaban y habrá que esperar unos días más, ya que a Lydia Bosch le han solicitado la presentación de una pieza de documentación nueva. Aunque quedan 15 días para que el auto se haga público, seguramente, y como ha podido saber este medio, no habrá pensión compensatoria para la actriz, el padre de los niños deberá entregar 2.000 euros en concepto de manutención, podrá recogerlos los miércoles por la tarde, y el fin de semana que le corresponda, deberá entregárselos a su madre el lunes por la mañana.

Desde que esta truculenta historia marital saltó a los medios al ser detenido Martín el 28 de abril, de lo que más se ha hablado -y opinado, y escrito...- es del tema de los supuestos abusos. Pero esto no tiene nada que ver con lo que hoy se ha expuesto ante el juez. Aunque en el entorno del arquitecto se comenta que ha sido una forma de presión para conseguir medidas ventajosas en la sentencia del divorcio, esa peliaguda historia forma parte de un proceso penal que vendrá después. Hoy, día 22, el juicio que se ha celebrado es el de medidas provisionales.

Lydia Bosch pedía la guardia y custodia de los mellizos, seguir viviendo con ellos dos en el domicilio conyugal del lujoso residencial ‘La Finca’, la manutención de ambos (1.400€ de colegio, 425E de comedor y 225€ de gastos diversos), 15.000€ de pensión compensatoria (al cobrar él más que ella), la mitad del importe de la hipoteca y de las sociedades que tienen en común, y el pago de las costas del juicio. Como es de suponer, se trata de una petición unilateral no negociada con la parte contraria, que la considera abusiva. El padre de los pequeños, a quien Bosch quiere tener alejado de ellos, pide, como es lógico, la custodia compartida. Así las cosas, el destino de los mellizos y la resolución económica derivada del divorcio están en manos de la juez.