Guerra abierta entre Lydia Bosch y su marido

El contencioso que mantienen Lydia Bosch y Alberto Martín en el proceso de divorcio presentado el pasado 17 de abril no ha hecho más que empezar. Si no hubiera sido por la detención del marido, acusado por su esposa de un delito gravísimo, la separación no habría transcendido más allá del interés que alguna de las partes hubiera tenido en filtrar la noticia.

Se ha sabido de las tremendas desavenencias conyugales tras la puesta en libertad de Martín. El arquitecto salió de la comisaría de Pozuelo  sin orden de alejamiento -como había solicitado la otra parte-, ni fianza, ni retirada de pasaporte, aunque con la obligación de presentarse el primero de cada mes hasta que se celebre el juicio.

“Esta decisión tiene que ver  -según aclaran desde el entorno del arquitecto-, con el procedimiento legal al haber unas diligencias y una instrucción abierta, pero que por supuesto no implica ninguna condena”. Por parte de la actriz explican todo lo contrario: que el pedir la presencia física de Martín los primeros de mes quiere decir que, efectivamente, hay los suficientes indicios de delito. La guerra de los Rose en estado puro.

Desde que se hicieron públicos los comunicados (ver noticia) las versiones de ambas partes se han convertido en el pan de cada día. Por supuesto las informaciones han sido totalmente opuestas vinieran de un lado o de otro. La defensa de Bosch aduce que nada tienen que ver el divorcio contencioso con la denuncia por abusos. En cambio en el entorno del arquitecto niegan la mayor y confirman que todo se debe a una presión incalificable para conseguir unas medidas provisionales ventajosas (ver Lydia Bosch ¿víctima o verdugo?).

Antes las posturas irreconciliables también hubo diferentes formas de presentar la información. La actriz se decantó en un primer momento por utilizar de altavoz a ciertas amistades que mantenían una excelente relación con la prensa dando su versión. Más tarde y como el asunto se iba complicando, recurrió oficialmente al comunicado (Ver noticia) y como intermediaria a su representante, que con buenas palabras excusaba la charla directa con la actriz.  

Dada su delicada situación emocional Lydia prefirió hablar personalmente con altos directivos de las cadenas (Vasile, Lejarza…) y comunicadores con programa propio (Quintana, Griso, García Campoy….) para dar su versión. Por su parte, Alberto Martín, ajeno al mundo mediático, se decanto por un prestigioso profesional de la comunicación para que fuera su voz ante todos los periodistas (al margen del “rango”) que quisieran recabar información.

Durante estos últimos días el cruce de datos ha sido intenso. Las peticiones de Lydia Bosch en su proceso de divorcio serían las siguientes:

1.- Guardia y Custodia de los hijos (los mellizos).  2.- Uso del domicilio conyugal. 3.- Contribución al mantenimiento de las cargas. (desglose de gastos)  4.- Manutención de los hijos. Colegio a razón de 1.400 euros cada uno; 225 euros gastos diversos y 425 euros de comedor. 5.- 15.000 euros de pensión compensatoria. Las razones para esta cifra han sido que la actriz ganó el último año 46.000 euros brutos mientras que la otra parte tiene unos ingresos libre de retenciones de un millón de euros al año. 6.- El 50% del importe del préstamo hipotecario así como la mitad de los gastos de comunidad, IBI, seguro y mantenimiento del hogar. 7.- el 50% de las sociedades que tienen en común. 8.- pago de costas. Por parte del arquitecto aducen que no hubo posibilidad de negociar y por lo tanto han preparado la documentación suficiente para que sea la justicia la que decida.

Si no hay cambio de fecha, el próximo 22 de mayo a las diez de la mañana se celebrara en el Juzgado número 3 de Pozuelo el juicio de medidas provisionales. Mientras tanto, los que fueran pareja ejemplar y modélica preparan toda su artillería mediática para reconducir una historia tremenda que demuestra que nada es lo que parece.

Alberto Martín paso este fin de semana con sus hijos en la casa de los abuelos donde vive desde que su esposa interpuso la denuncia contra él. Lidia por su parte ha estado arropada por su hija mayor y los amigos incondicionales. También tuvo tiempo para hacer llamadas telefónicas a periodistas de “tropa” y colaboradores de programas de televisión hasta la llegada a casa de sus niños.