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La esperada sentencia de medidas provisionales
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La esperada sentencia de medidas provisionales

El 22 de mayo pasado Lydia Bosch y su todavía marido se veían las caras en el juzgado de Instrucción nº 3 de Pozuelo, localidad madrileña en

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La esperada sentencia de medidas provisionales

El 22 de mayo pasado Lydia Bosch y su todavía marido se veían las caras en el juzgado de Instrucción nº 3 de Pozuelo, localidad madrileña en la que ambos residen y donde la actriz interpuso la demanda de medidas cautelares en abril. Era la primera vez que el arquitecto y su ex mujer coincidían tras hacerse pública la truculenta historia marital.

Si no hubiera sido por la detención del marido, acusado por Lydia de un delito gravísimo, la separación no habría transcendido más allá del interés que alguna de las partes hubiera tenido en filtrar la noticia. Pero no fue así. La pareja ejemplar dejaba de serlo ante el estupor general. El cruce de comunicados y acusaciones mostraba un entramado afectivo tortuoso donde -según la actriz- la felicidad no formaba parte de la vida familiar desde hacía ya varios años.

Según la demanda (previa a la de divorcio) los desajustes habían comenzado incluso antes de la boda religiosa, que se celebró tres años después de la ceremonia civil. Esta versión se oponía totalmente con la parte contraria, que negaba la mayor. Es decir, que la pareja no se llevara bien y mucho menos que Lydia viviera un infierno. Como aval, señalaban las muchas fiestas familiares y de amigos donde las muestras de cariño del matrimonio “resultaban empalagosas”.  

En ese ambiente de mentiras, engaños, medias verdades, filtraciones y comunicados, el juicio de medidas provisionales se convirtió en centro de atención mediático. La mañana del 22 de mayo a la puerta del juzgado se arremolinaban curiosos que querían ser testigos presenciales de lo que otros veían a través de la televisión, donde las conexiones en directo se sucedían. Los reporteros explicaban en qué consistía la comparecencia judicial y las peticiones de uno y otro.

Vanitatis ha sabido que las Actas de Manifestaciones de Iñaki Miramón, Patricia Cerezo, de las enfermeras que cuidaron a los bebés, de una secretaria de Alberto Martín, de una maquilladora, y de la cuñada del arquitecto, así como de los dos empleados domésticos, no se admitieron y han sido excluidas en el expediente judicial.

Aunque el punto crucial era la custodia de los mellizos. El padre la quería compartida y la madre no. Tras la vista se supo que el fiscal había solicitado que se mantuviera tal y como estaba hasta ese momento y como figura en la sentencia. Es decir, que vivieran en con la madre en el domicilio familiar y con el padre los fines de semana alternos, además de proponer 2000 euros para cada hijo.

Aparte de esta cuestión, la sentencia de medidas provisionales establece los mecanismos económicos de la nueva estructura familiar, tanto en lo referido a los temas crematísticos como al resto de de las relaciones -inexistentes, por ahora- entre los ex cónyuges que afecte a los menores. De hecho dentro de las peticiones presentadas por la actriz y tras la denuncia penal se solicitaba que los hijos no pernoctaran en el domicilio paterno y que las visitas fueran con asistente social.

Las peticiones de Lydia eran las siguientes: uso del domicilio y ajuar domestico. Contribución a las cargas del matrimonio de 15.000 €; gastos hipoteca, IBI, seguro del hogar y extraordinarios al 50%. Por parte de Alberto Martín la defensa se centró en que el juzgado no admitiera la solicitud de restricción de visitas. En concreto se pidió: fines de semana alternos desde el viernes hasta el lunes con reintegro en el colegio, puentes que se acumulen al fin de semana, un día entre semana y vacaciones por la mitad. De pensión alimenticia 1600 euros, mas el 50% del coste escolar, excepto libros, chandals y uniforme que serán imputados a la pensión de alimentos.

Las partes están de acuerdo en pagar a medias la hipoteca y el impuesto de la vivienda, pero no en el seguro de la vivienda que deberá abonarlo quien tenga el uso de ella. Desde la semana pasada Lydia Bosch y Alberto Martín esperan el auto de medidas provisionales previas. Después tendrán 30 días para formular la demanda de divorcio.

Sorprende el retraso, ya que contenciosos de este tipo se resuelven en ese mismo juzgado en un plazo más breve. Aunque no hay que olvidar que el asunto Bosch/Martín se ha convertido en un Kramer contra Kramer a la española.

El 22 de mayo pasado Lydia Bosch y su todavía marido se veían las caras en el juzgado de Instrucción nº 3 de Pozuelo, localidad madrileña en la que ambos residen y donde la actriz interpuso la demanda de medidas cautelares en abril. Era la primera vez que el arquitecto y su ex mujer coincidían tras hacerse pública la truculenta historia marital.