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El cambio de vida de Carmen Romero
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El cambio de vida de Carmen Romero

Para Carmen Romero su separación matrimonial ha supuesto un cambio de vida estructural. No sólo en el aspecto personal, sino también en la parte más pública

Foto: El cambio de vida de Carmen Romero
El cambio de vida de Carmen Romero

Para Carmen Romero su separación matrimonial ha supuesto un cambio de vida estructural. No sólo en el aspecto personal, sino también en la parte más pública al convertirse en personaje mediático. El noviazgo de Felipe González con Mar García Vaquero, anunciado en exclusiva por Vanitatis, fue portada de las revistas de información general, de las de entretenimiento, y motivo de comentarios generalizados en tertulias televisivas y radiofónicas. Ese interés general obligó a Carmen Romero, discreta y tranquila, a cambiar su rutina. Puso tierra por medio en varias ocasiones y procuró alejarse del objetivo indiscreto. Pasada la revuelta informativa, la que fuera primera dama de España -después de la Reina- regresa con las pilas cargadas y dispuesta -como debe ser- a iniciar una nueva vida. Hace trece años que abandonó La Moncloa y desde entonces no ha parado, como avalan sus cuatro legislaturas como diputada por Cádiz y más de ocho años como presidenta del ‘Círculo del Mediterráneo’, una institución que se encarga de establecer puentes de valores y diálogo entre Europa y Marruecos.

Acaba de publicar la traducción al castellano del libro Artemisia, de la fallecida Anna Banti, sobre la pintora Artemisia Gentileschi, una artista italiana del s. XVI que marcó un hito en la historia de la pintura. “Ha sido un reto y un desafío por la dificultad del texto que me sirvió para perfeccionar mi italiano”, afirma. Para Artemisia, la elección de ser pintora era inusual y difícil; al igual que, en su día, para la mujer del presidente del Gobierno seguir dando clases de literatura en su instituto de siempre. Pero Carmen ha sido siempre una mujer comprometida e independiente, movida por grandes ideas e ideales. Mientras su marido vivía por y para la política, atendiendo, entre mitin y mitin, su colección de bonsáis; ella ha preferido siempre la poesía, la pintura o la política, pero siempre desde la moderación. Ella misma dice que es moderada en “talante”, la  palabra preferida -después de ‘crisis’- de su ‘jefe’, José Luis Rodríguez Zapatero.

Las elecciones europeas del pasado junio, le aseguraron un escaño ‘fijo’ en el Parlamento Europeo. Con los cerca de 7.000 euros que se embolsará todos los meses, podrá ir y venir a España para disfrutar de lo que más añorará: la familia, los amigos y la gastronomía.  Todavía no sabe cuál será su trabajo allí, pero ella sigue firme con el compromiso que adquirió cuando aceptó formar parte de las listas del PSOE. ”El proyecto personal más importante que tengo es el de defender en el Parlamento Europeo, aquellas ideas por las que he luchado toda mi vida”, dice ilusionada. Pero antes de iniciar su nueva vida en Bruselas el próximo septiembre, Carmen Romero se apresura a disfrutar de sus cinco nietos, de sus tres hijos y del verano en las playas de su querida Cádiz, concretamente, en Sotogrande o Cabo Roche, un marco incomparable para empezar a pensar en una nueva vida.
 

Para Carmen Romero su separación matrimonial ha supuesto un cambio de vida estructural. No sólo en el aspecto personal, sino también en la parte más pública al convertirse en personaje mediático. El noviazgo de Felipe González con Mar García Vaquero, anunciado en exclusiva por Vanitatis, fue portada de las revistas de información general, de las de entretenimiento, y motivo de comentarios generalizados en tertulias televisivas y radiofónicas. Ese interés general obligó a Carmen Romero, discreta y tranquila, a cambiar su rutina. Puso tierra por medio en varias ocasiones y procuró alejarse del objetivo indiscreto. Pasada la revuelta informativa, la que fuera primera dama de España -después de la Reina- regresa con las pilas cargadas y dispuesta -como debe ser- a iniciar una nueva vida. Hace trece años que abandonó La Moncloa y desde entonces no ha parado, como avalan sus cuatro legislaturas como diputada por Cádiz y más de ocho años como presidenta del ‘Círculo del Mediterráneo’, una institución que se encarga de establecer puentes de valores y diálogo entre Europa y Marruecos.