El dueño de Mango y Cristina Valls han roto

“Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible”. Este pleonasmo en forma de frase adjudicado -según la leyenda- al torero Rafael Gómez Ortega, 'El Gallo', sirve para describir la relación entre la joven Cristina Valls y el dueño del imperio Mango, Isak Andic. El noviazgo no ha cuajado.

El encantamiento de los primeros meses ha desaparecido y ha dado paso a otro tipo de vínculo que tiene que ver más con la amistad que con el amor eterno.  A raíz de hacerse pública su historia, era habitual verlos juntos en Barcelona. No alardeaban pero tampoco se escondían. Cristina y Andic han viajado a paraísos perdidos y han acudido a reuniones y fiestas privadas e incluso se les ha visto en el Camp Nou. Andic es un forofo del Barça y de Cristina no se sabe cuál es su preferencia en cuestiones futboleras pero su asistencia al estadio era una forma de “oficializar” la historia.

Hasta que Cristina no apareció en la vida de Andic, las amistades consideraban a Zenaida como su pareja habitual. Una chica con un perfil cómodo para este tipo de hombres maduros que ya han creado su propia familia. A estas alturas los hijos ya son adultos -como es el caso del dueño de Mango-, están involucrados en el negocio familiar y una nueva descendencia no forma parte de los planes presentes ni futuros.

Sus conocidos aseguran que su planteamiento nada tiene que ver con el de Cristina, que aspira a formar su propia familia, tener hijos y compartir con su pareja un proyecto vital que en cambio Andic ya lo ha completado. La joven Valls, con un currículum profesional espléndido, económicamente independiente, viajada y leída, es la nuera ideal que todas las madres quisieran tener pero en este caso la diferencia de edad es fundamental.

Cristina tiene su reloj biológico a pleno rendimiento y de Andic dicen que echó el cerrojo hace tiempo. Por otra parte, ella está muy unida a su familia, sobre todo a su madre, que ha sido siempre su gran apoyo personal y profesional y con la que comparte negocios y confidencias. A veces a los hombres maduros esa complicidad materna de sus novias les produce ciertos celos. No es el caso, pero también podría haber influido el hecho de que Cristina tuviera su domicilio en Madrid y el empresario en Barcelona. Aunque como la vida da muchas vueltas, lo que hoy es ruptura mañana puede ser reencuentro.

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