La ruta gourmet de un 'liberadísimo' Mario Conde

Primero, el Amazónico. Después, La Máquina. El periplo de Mario Conde por los mejores restaurantes madrileños no tiene fin. Según ha podido confirmar Vanitatis a través de fuentes próximas al exbanquero, en las últimas semanas ha acudido a estos y otros restaurantes de la capital con la misma actitud "despreocupada" que describían hace unos días para este medio aquellos comensales que han coincidido con él. En ambos lugares, Conde se mostró feliz y expansivo. En La Máquina, por ejemplo, estuvo acompañado por una mujer de identidad desconocida, algo nada extraño desde que enviudó hace unos años. La actitud relajada y poco discreta del que fuera presidente de Banesto resulta sorprendente habida cuenta de que lo único de lo que puede alegrarse en estos momentos es de la libertad condicional que le fue otorgada el pasado 17 de junio después de pagar los 300.000 euros de fianza.

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P. Barrientos

La lista de restaurantes en los que Conde parece haber celebrado esa libertad posterior a una detención por presunto blanqueo de capitales y otros delitos no se reduce únicamente a esos dos locales, sino que hay muchos más. En todos ellos "se hace notar", relatan algunos de aquellos que lo han visto desde alguna mesa. En el Amazónico, por ejemplo, el exbanquero coincidió con el mismísimo Felipe González, que se encontraba allí celebrando un cumpleaños. En La Máquina no hubo coincidencias señaladas pero, al igual que el primero, se trata de un restaurante que se caracteriza por su buena comida (asturiana en este caso) y por su fama como uno de los locales con más prestigio del barrio de Salamanca, esa zona que engloba a los mejores grupos de restauración de la capital.

Los restaurantes no han sido el único medio de reaparición del exbanquero. El programa 'El gato al agua' ya escenificó una 'rentrée' en la que Conde explicó todos los detalles de su segunda detención. Aseguró estar "anímicamente golpeado" y narró que a su hija la detuvieron cuando se dirigía al hospital con su hijo para una sesión de quimioterapia. Además diferenció entre aquella primera detención en los 90 y esta, explicando que las cantidades de dinero que traía desde Suiza "nada" tenían que ver con el dinero de Banesto. "Lo único que he hecho es invertir en empresas en este país y me han tratado como a una organización criminal", añadió. La actitud de recogimiento y lamento en la pequeña pantalla no parece repetirse cada vez que se deja caer por la noche madrileña. Aquellos que han coincidido con él no se olvidan de señalar que el exbanquero "sigue haciendo alarde de su carácter ostentoso y chulesco y de lo que tiene".

Si la vida de Conde no ha cambiado con su segundo paso por la cárcel, aún menos su figura. La alta sociedad de Madrid, que lo lleva conociendo desde sus tiempos de Banesto y ha vivido todos y cada uno de sus avatares vitales, desde la popularidad de su gomina y sus presuntas estafas hasta el cáncer que se llevó a la que fuese su mujer, debe recordar estos días, al verle por los locales de Madrid cual sibarita, aquella frase de Tolstoi que decía que "todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo".

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