El día de Marina: boda destino en Zaragoza, dos vestidos de novia y enclave bucólico

Aunque ni Marina ni Alejandro son naturales de Zaragoza, debido al vínculo familiar que une a la novia con la capital de Aragón, la pareja decidió celebrar ahí su enlace y, sin ser conscientes, montar una boda destino. "Toda mi familia es de Zaragoza, aunque por circunstancias de la vida yo nunca he vivido ahí, pero he pasado todas las Navidades y veranos de mi vida en esta ciudad, por lo que para mí es muy especial. Elegimos la misma iglesia en la que se casaron mis abuelos y el banquete lo celebramos en la finca de mi familia, allí he vivido cientos de momentos maravillosos y no había un mejor lugar para juntar a toda la gente que queremos", confiesa Marina.

¿Una boda destino? Cuando los novios deciden celebrar su enlace en una ciudad distinta a la suya de residencia y, con esa elección, trasladan a familiares y amigos. Una tendencia a la que sucumbieron Marina y Alejandro.

Sus caminos se cruzaron trabajando. "Al terminar la carrera, entré a trabajar en una compañía americana en Madrid, donde él ya llevaba varios años trabajando. Coincidimos en el mismo departamento y creamos una buena relación. Él me ayudaba mucho y yo siempre trataba de echarle una mano con lo que podía también, fue un año muy divertido. Organizábamos muchos planes fuera del trabajo, eso nos permitió conocernos aún más y hacernos grandes amigos. Al año yo me cambié de departamento y ahí fue cuando nos dimos cuenta de que lo que teníamos no era solo una amistad, en el fondo llevábamos ya varios meses enamorados el uno del otro", relata Marina.

Actualmente, ambos siguen trabajando en la misma multinacional. Alejandro en el departamento de marketing y Marina en el de ventas.

A los tres años de noviazgo, él pidió su mano en Sevilla, la ciudad favorita de ambos. "Fue uno de los fines de semana más bonitos de mi vida. Alejandro tiene familia en la capital hispalense y organizó unos días para ir a verles. Lo que al principio parecía un simple viaje familiar, finalmente, se convirtió en uno de los más especiales de mi vida. Cogimos un barco para recorrer el Guadalquivir y debajo del puente de Triana me lo pidió. Cuidó cada uno de los detalles de ese momento, las palabras que me dijo, la música que sonaba de fondo, el anillo inspirado en Lady Di... La verdad es que fue perfecto", recuerda esta experta en ventas.

Alejandro y Marina ya estaban comprometidos y tenían que ponerse a montar la boda de sus sueños. Marcaron su gran día el 24 de junio del 2023 y, para que todo saliera como habían imaginado, contrataron al equipo de wedding planner de Peonías Eventos, capitaneado por Patricia Gárate.

"Soy una persona muy detallista y cuidadosa, y me había imaginado muchas veces la organización de la boda, pero a la hora de la verdad te das cuenta de que hay muchas más cosas de las que crees, y por eso no dudé en contar con una wedding planner, para ayudarme a hacer realidad todas mis ideas. Buscando me encontré con Peonías Eventos y enseguida conectamos con Patricia, nos dio mucha confianza y no dudamos en elegirla. Gracias a ella y a su equipo tuvimos la boda de nuestros sueños y nos despreocupamos de absolutamente todo ese día. Para nosotros era fundamental disfrutarlo al máximo, sin preocuparnos por nada, ellas nos dieron la seguridad para poder hacerlo realidad".

Dividida en dos actos tal y como manda la tradición -el primero, ceremonia religiosa en el Real Seminario de San Carlos Borromeo, en el casco antiguo de Zaragoza, y el segundo, celebración en la finca La Quinta, ubicada en la localidad de Monzalbarba-, los vínculos familiares de la novia marcaron ambos escenarios.

Marina llevaba imaginando cómo sería su enlace desde que era una niña y, por supuesto, su vestido de novia. "Llevo soñando con el día de mi boda prácticamente desde que tengo uso de razón. Por lo que tenía mi móvil lleno de inspiración para el gran día, y del vestido no iba a ser menos", cuenta. En especial, y apuntando al traje de novia, Marina señala que "me creé una carpeta con cientos de imágenes de inspiración de vestidos que me gustaban, esto me ayudó mucho a la hora de decidir mi vestido".

Con ese mix de fotografías y las ideas muy claras, "creo que tengo un estilo muy definido, con lo que mi prioridad era ser fiel a ese estilo y que se viera reflejada mi personalidad. Más concretamente, tenía claros los cortes de vestido que me favorecían y que más destacaban mi figura, por lo que fue fácil contarle a la diseñadora todas mis ideas". La novia escogió a Flor Fuertes para crear y dar vida al vestido más importante de su vida.

"Fui a visitar varios ateliers, tenía muchas cosas claras y quería encontrar a un diseñador que me ayudara a plasmarlas y acabar de darles forma. Y en Flor encontré lo que estaba buscando, fue conexión a primera vista. Los bocetos que me presentó me chiflaron y cuando me enseñó las telas con las que trabajaba no tuve duda de que sería con ella. Mi vestido lo diseñó Flor Fuertes, a la que volvería a elegir siempre", explica Marina.

Lo cierto es que la diseñadora, artífice también de otros looks nupciales relevantes como el de la influencer María García de Jaime para su boda con Tomás Páramo, terminó por crear dos trajes para nuestra novia.

"En un primer momento, la idea fue crear un vestido desmontable, el problema era que me apetecía llevar un vestido con cuello barco y mangas en la ceremonia, pero luego para el baile me veía con un cuello halter y la espalda al aire, por lo que se hacía muy complicada la idea de hacerlo todo en uno. Ahí fue cuando Flor me enseñó los bocetos y me planteó la opción de hacer directamente dos vestidos, la idea me encantó. De manera que finalmente así fue, me hice dos, uno para la ceremonia y el banquete y otro para la fiesta", relata Marina.

Dos vestidos de novia y un mismo proceso de creación que se llevó a cabo en el taller que la modista tiene en Madrid.

"Las pruebas las recuerdo con mucho cariño, siempre íbamos muchísima gente, mi madre, mi hermana, mi prima y una de mis mejores amigas. Todas ellas fueron pieza fundamental de los diseños. Tanto la diseñadora como yo teníamos muy en cuenta su opinión. Confié en Flor desde el primer momento, su prioridad era que yo me sintiera a gusto con los diseños y escuchaba con cariño cada una de mis ideas, eso fue lo que más me gustó".

Marina nos describe con sus palabras cómo era el primer vestido de novia que llevó. "De organza y muy elegante, con cuello barco y el acabado con pliegues que lo hacían muy especial. Otra de las características más destacadas del vestido eran sus maximangas semitransparentes con puños acabados con los mismos pliegues tableados que el cuello".

Y también el segundo. "Era una joya, perfecto para la fiesta. Con cuello halter y espalda de infarto. En el cuello y la cintura decidimos coser abalorios para darle luz y un toque especial, la tela era gasa plisada", cuenta la novia.

En el armario nupcial de Marina, los protagonistas eran esos dos trajes firmados por Flor Fuertes, y los complementos, tendrían un papel secundario. "Soy del pensamiento de que, en cuanto a accesorios, menos es más, sobre todo para un look de novia, por lo que no llevé demasiados complementos".

Empezando por las joyas que llevó: "Unos pendientes de diamantes en cascada de Nicols, regalo de mi madre, y el anillo de pedida, un zafiro con diamantes al estilo del de Lady Di, de joyerías Suárez. Las alianzas nos las hicimos en la joyería familiar de una íntima amiga, se llama Bijoya y está en Pamplona. Nos hicimos las clásicas alianzas en oro dorado, pero más finitas y muy discretas".

Como la mayoría de las novias hoy en día, Marina se calzó unos zapatos de Flordeasoka: "Me los regalaron mis amigas. Eran de color verde agua, acabados en punta y favorecían mucho, además llevaban una tira para sujetar el tobillo que los hacía muy cómodos. Tanto que, a pesar de tener unas alpargatas de Castañer para cambiarme durante el baile, no me hicieron falta porque aguanté con ellos toda la noche".

Más regalos para cerrar su atuendo: el ramo, por parte de una de sus mejores amigas. "Poder llevar una parte suya en este día tan importante me hizo especial ilusión. Lo diseñó ella junto con el florista de la boda. Era un ramo con flores de temporada en tonos blancos y rosas, muy acorde a la decoración de la boda. El día de antes, cuando me lo enseñaron, me dieron una carta que me había escrito ella junto con una medalla de la Virgen para que la atara al ramo. Fue un momento muy emocionante que guardo con mucho cariño".

Con todo listo, llegó el día del enlace. Para la puesta a punto 'beauty', Marina contrató los servicios de Cruz Malo, artífice de su peinado y su maquillaje: "Me la recomendó mi prima mayor y sin duda fue todo un acierto, me hizo un maquillaje muy natural. El peinado que elegí fue una coleta baja con ondas glam, quería llevar el pelo recogido para que se luciese bien el escote del vestido. Cuando me cambié al segundo vestido me solté la coleta y quedó una melena con ondas muy estilosa".

"Me arreglé en la finca de mis abuelos, que fue donde posteriormente organizamos el banquete y la fiesta. El momento de los preparativos fue muy especial, éramos un montón: mis padres, hermanos, tíos y primos, al principio mi madre se agobió porque pensaba que iba a ser un caos, pero todo lo contrario, pasamos un rato superdivertido", rememora la novia.

Junto a su padre, Marina desfiló hacia el altar para encontrarse con Alejandro. "Para mí el momento más especial del día fue la entrada en la iglesia con mi padre del brazo, en el altar esperándome mi futuro marido y sonando de fondo el Ave María de Caccini cantado por Alborada".

De la ceremonia religiosa, la novia recuerda que estuvo llorando de principio a fin. "Fue la más bonita en la que he estado nunca. Para nosotros era la parte mas importante del gran día y quisimos cuidar cada detalle. El sacerdote que nos casó es amigo de la familia desde hace muchos años e hizo una homilía muy especial. Al finalizar el enlace, el padre de Alejandro nos leyó un texto tremendamente emocionante, esas palabras cortas que tocan el corazón de todos y cada uno de los invitados y despertaron más de una lágrima en la iglesia".

Convertidos en marido y mujer, la finca La Quinta les esperaba para dar comienzo a los festejos por su amor. "Entramos al aperitivo al ritmo de la canción 'No puedo vivir sin ti', ese momento de reunirte con toda tu gente ya casados es increíble".

Mientras saludaban a familiares y amigos, "el aperitivo estuvo amenizado por un grupo de flamenquito que puso a todos los invitados a bailar desde que llegaron. Aprovechamos este momento para dar una réplica de mi ramo a nuestras madres, fue un momento muy bonito. Ambos tenemos una relación muy cercana con ellas y teníamos claro que queríamos dedicarles un instante especial".

Terminado el cóctel, pasaron al salón, allí les esperaba una sorpresa a sus seres queridos. "Al llegar al comedor cada invitado se encontró con una tarjeta en la que le dedicábamos unas palabras de cariño y agradecimiento que les hicieron emocionarse. Durante el banquete, nuestros amigos no pararon de animar el ambiente, pusimos en cada mesa a un capitán para que liderara y se encargara de hacer que esa mesa fuera la más divertida de la boda, fue impresionante ver cómo competían unos contra otros".

Para abrir el baile y dar comienzo a la fiesta, Marina se quitó el primer vestido de novia para enfundarse en el segundo. "Me acompañaron mi madre y mi hermana y fue un momento muy íntimo. Estar unos minutos las tres solas me encantó. Al terminar avisaron a Alejandro y vino a verme, él alucinó, no se esperaba que fuese a tener un segundo vestido y le encantó, en ese momento nos quedamos unos instantes solos disfrutando el uno del otro".

"Abrimos el baile con nuestros padres con la canción 'My Way' de Frank Sinatra, a ellos les encanta y sabíamos que sería una canción especial para todos. Después nos quedamos solos Alejandro y yo y sonó la canción de Elton John 'Can’t You Feel The Love Tonight'. Es una canción que a él le gusta mucho y cuando la escuché por primera vez, a parte de decir 'es la del Rey León', pensé que era preciosa y hablaba justo de un momento muy especial, como el que viviríamos nosotros. Recuerdo bailarla con mucho cariño", cuenta Marina.

"Después habíamos preparado un baile especial para los invitados, estaba inspirado en la serie 'Los Bridgerton'. Al terminarlo empezó la fiesta, fue todo al aire libre, parecía un festival. Contamos con la ayuda de Fiestón Hora Loca para sorprender a los invitados y ponerles a bailar a tope. Fue todo un acierto contar con ellos".

Otra sorpresa que habían preparado Marina y Alejandro fue un toro mecánico. "Yo soy fan de las ferias y siempre había querido poner algún hinchable en la boda. Tras valorar muchas opiniones, finalmente decidimos hacer caso a lo que queríamos nosotros y contratamos un toro mecánico. Fue divertidísimo ver a todos los invitados montarse".

Echando la mirada atrás, la novia dice que "creo que todo lo que habíamos imaginado se quedó corto. Al final yo siempre había soñado con el día de mi boda, pero ni siquiera me acercaba en sueños a lo que realmente vivimos aquel día. Fue, además del mejor día de nuestra vida el más importante, pasamos a ser uno para siempre, cada vez que lo pienso se me ponen los pelos de punta. Es algo tan fuerte lo que sientes ese día que no hay palabras para describirlo".

Nos despedimos de Marina con su consejo para futuras novias: "A nosotros el mejor consejo que nos dieron fue el de disfrutar cada momento de la boda, parece una obviedad, pero en el fondo no lo es. El tiempo pasa volando y te sientes en una nube, por lo que es importante ser consciente de lo que estás viviendo. Otro consejo que les daría es que no se olviden de que lo más importante es la ceremonia, da igual si es religiosa o civil, la clave es el momento del matrimonio, lo demás es secundario, por lo que les recomendaría que preparasen con mucho detalle esa parte".