El vestido de novia con mangas abullonadas de Belén para su divertida boda en Madrid: el último look viral que causa sensación en las redes sociales

Novias hay cientos de miles pululando por Instagram. Cada día más y más. El reto es, entre tanta exposición de vestidos, destacar y causar sensación. Belén, la novia protagonista del día, puede jactarse de haberlo logrado. Por el vestido en sí y también por los aderezos. Ella es la última novia viral en causar sensación en las redes sociales. "Me considero una persona a la que le encantan las tendencias y la moda, y siempre he pensado que nunca sería la típica novia", cuenta para Vanitatis. Objetivo cumplido.

La historia de Belén y Jesús comenzó siete años antes de su boda. Como muchas parejas, se conocieron en una discoteca de Madrid durante una noche de fiesta. "Nunca volvimos a saber el uno del otro, hasta que meses después coincidimos en la Feria de Córdoba. Jesús estaba hablando con mis amigas y les dijo que tenía mi teléfono, y entre sevillanas y bailes, nunca nos hemos vuelto a separar", confiesa Belén.

Jesús es analista de riesgos de crédito, y Belén, experta en recursos humanos dentro del sector de la moda. "Cuando acabé la carrera me fui a vivir a Estocolmo, donde estuve trabajando en un colegio como profesora de español y, a su vez, viviendo con una familia sueca y trabajando para ellos como au pair. Ellos terminaron por ser mi segunda familia". Este inciso para descubrir cómo Jesús pidió la mano de Belén.

"El año pasado le regalé a Jesús un viaje a Estocolmo por su cumpleaños porque para mí había sido una ciudad muy especial, ya que yo soy hija única y fue la primera vez que me separaba de mis padres. Ese viaje fue superincreíble. El último día fuimos a un mirador precioso en las colinas de Söder y ahí me lo pidió. Es mi sitio favorito de Estocolmo y me trae muy buenos recuerdos. Además, acertó a la perfección con el anillo, quería una alianza vintage con esmeraldas y exactamente así fue".

Belén y Jesús ya podían ponerse manos a la obra y montar su boda. Fijaron su gran día el 30 de septiembre de 2023. ¿La ciudad? Tenía que ser Madrid, sí o sí. La ceremonia religiosa, en la basílica del Perpetuo Socorro, ubicada en el barrio de Chamberí. "Elegimos esta iglesia porque nos encantó el patio privado que tiene al salir; además, estaba en nuestro barrio, y solemos ir allí. Nos encanta lo bonita que es", detalla la novia.

Para la celebración, escogieron la primera finca que visitaron, El Chaparral, en Pozuelo de Alarcón. "Vimos muchísimas otras después, pero yo seguía pensando en El Chaparral, y fue todo un acierto. Son superprofesionales, nos trataron fenomenal y el servicio es excelente. Tienen el catering de Ciboulette, que, para mí, es el mejor catering de Madrid. La comida, los camareros y la atención fueron de 10".

Fecha y enclaves marcados, era el momento de pasar al otro asunto de vital importancia en una boda: encontrar quién idearía su vestido de novia. Como cualquier mujer en su misma situación, Belén visitó hasta cuatro talleres hasta que conoció a Tamara Vázquez, de Romancera, supo que sería ella al instante. En pocas palabras, la madrileña sintió un flechazo por la diseñadora: "La primera que lo tuvo claro fue mi madre, me decía que nadie era tan perfeccionista como ella, muy tendencia, pero a la vez sabía que yo iba a estar impecable".

Enamoradas del buen hacer de Vázquez, hoy Belén admite que elegirla fue "una de las mejores decisiones que he tomado nunca. Tamara es increíble, superperfeccionista e hizo el vestido de mis sueños".

Sin una visión clara de cómo se imaginaba vestida el día de su boda, pero, eso sí, su amor por la moda y las tendencias como base, Belén se dejó llevar por el huracán creativo de Tamara. "Si te digo la verdad, no tenía ninguna idea en mente. Me veía con unas buenas hombreras, porque me considero muy ochentera y me encantan las chaquetas con mucha hombrera, de esas que te pones mil veces y nunca se pasan de moda. La única cosa clara que tenía era el velo, que no quería un velo caído, quería un velo con mucho volumen, un poco vintage, para entrar velada".

Admite que la diseñadora nupcial la caló muy bien: "Soy una loca de las tendencias y a veces antepongo eso a como me quedan las cosas, y Romancera es tendencia, pero hace que todas sus novias estén impecables. Ha hecho vestidos muy diferentes, aunque todas sus novias presumen de un look con sentido. Tamara no hace cualquier vestido, te escucha y diseña con tus ideas. Al mismo tiempo, tiene sus principios y nunca va a hacer un vestido en el que ella no crea".

Preguntamos a Tamara Vázquez cómo es el vestido de novia que ideó y construyó para Belén. "Tanto en el cuerpo como en las mangas, tenía una textura muy especial en el exterior que genera un bloque visual en la parte superior. Una transformación diseñada por mí que se trata de una bambula de seda apuntalada a mano de forma errática que recuerda a un nido de abeja, pero menos definido y más sofisticado. Es un efecto tan delicado y natural que equilibra perfectamente el gran volumen y silueta de las mangas. El interior estaba estructurado con un mikado de seda exquisito con el que tuvimos que crear además una especie de tejado para sujetar la manga y mantener la forma, todo sin que aportase rigidez", detalla.

Para la falda, crepé satén de seda, "para recrear esa caída tan maravillosa y su corte emulaba rectitud, mientras conseguíamos un sutil vuelo abajo en los costados". Por último, la espalda "era un mix de organzas de seda rústicas y plisadas con superposiciones y un botón joya".

Indudable que las mangas abullonadas son las grandes protagonistas del vestido de novia de Belén. Otros detalles, como el escote cerrado y cuadrado, la cintura con una costura central fruncida y esa falda ligera con movimiento, pusieron el resto.

"Elegiría mi vestido siempre, aunque pasen 20 años. Nunca me he visto tan guapa y nunca había estado al lado de alguien tan perfeccionista como Támara Vázquez. Ella diseñó el vestido de mis sueños", argumenta la experta en recursos humanos.

Un traje de novia de lo más especial que no estuvo solo: Belén completó su look nupcial con unos accesorios demoledores y 100% moda. Además del velo voluminoso que salió del taller de Romancera, zapatos tendencia, joyas vintage, un ramo original y hasta unas gafas de sol de estética retro.

"Los zapatos fueron de las únicas cosas que tuve claras desde el principio: quería las sandalias Bianca de Saint Laurent en acabado carey. Tenía claro que llevaría un zapato muy cómodo y no lo quería blanco, porque nunca he sido muy fanática de los zapatos en ese color", explica.

En su joyero, sentimiento y piezas con historia familia: "Para la ceremonia llevé unos pendientes antiguos de mi prima que eran unas esmeraldas muy parecidas a mi anillo de pedida y que son de Del Páramo Vintage, mi tienda favorita de anillos vintage. También llevaba un anillo que me regaló hace muchos años mi tía, que es un zafiro negro con brillantes, y una pulsera de oro de mi abuela. Me encantan las joyas antiguas y siempre siempre en oro dorado".

Una vez que terminase el banquete y diera comienzo la fiesta, Belén tenía previsto soltarse la melena y cambiar los pendientes de su prima por otros: "Me puse unos maxipendientes de Cult Gaia. ¡Brutales!".

Sobre el ramo, Belén recuerda que era uno de los complementos que más claro tenía: "Quería un ramo sencillo de tallos muy largos. Al principio pensé en una calas, pero Marta de Aquilea me ofreció unas amarilis y me encantaron; fue superdiferente y original".

Unas gafas de Loewe, de estilo retro, bordaron su puesta en escena. El modelo Flower en nailon con forma de flor y logotipo de la enseña de origen español en la patilla de color rosa palo: "Me imaginaba combinando mi vestido de novia con alguno de los miles de pares de gafas de sol que tengo".

Del look beauty de la novia y su madre se encargó Amparo Sánchez: "Es supertranquila y natural, te hace sentir fenomenal. Me habían dicho que Amparo era la reina de los moños en Madrid, que nadie hacía los moños bailarina mejor que ella y es cierto que nunca me había visto tan guapa con un moño de bailarina. En cuanto al makeup, me hizo algo muy natural con el que me sentía yo misma. Repetiría con ella siempre".

Una vez que Belén estaba lista, su padre y padrino la llevó en coche a la ceremonia religiosa. "Fue uno de los momentazos de la boda. Mi padre tenía preparado un coche antiguo para llevarme a la iglesia y me quiso llevar él en vez del conductor. Los dos en un descapotable antiguo por el centro de Madrid, ¡fue increíble! Mi padre es un loco de los coches y se atrevió a cogerlo sin problema, y la verdad que fue un sueño. La gente nos pitaba por la calle", recuerda.

Una vez que Belén y Jesús se encontraron en el altar de la basílica del Perpetuo Socorro, comenzó la ceremonia. "Entré con mi padre con 'Here Comes The Sun', de The Beatles; es una canción que solo me transmite buenos momentos y felicidad. Contratamos a Beca Laud, que es una de las cantantes del grupo Laraland. Es amiga de una de mis mejores amigas de la universidad y en mi boda cantó desde el alma. Los invitados se emocionaban al escucharla, y la guinda del pastel fue el cura, que fue un gran amigo de mi padre, hizo una ceremonia increíble, supercercana y muy emotiva".

Convertidos en marido y mujer, y junto a todos sus invitados, la pareja puso rumbo a la finca El Chaparral para dar comienzo a los festejos. Allí, Italia y la Costa Amalfitana resultó ser el hilo conductor para la decoración.

"Yo siempre he trabajado en moda, y el año pasado fui a una fiesta de una empresa que estaba orientada en Amalfi llena de limones. Pensé que no podía ser otra inspiración que esa. Agradezco a Marta de Aquilea toda su paciencia conmigo, es superprofesional, me captó a la primera y la decoración fue de 10", detalla Belén.

La diversión primó en su boda por encima de todo: "Quería una boda divertida, pero sofisticada y de tendencia, y lo conseguí. Tuvimos la suerte de que todos nuestros invitados lo dieron todo, el ambiente era muy bueno, todo el mundo hablando con todos y animadísimos".

Echando la vista atrás, Belén admite que "me casaría todos los fines de semana. De normal me considero una persona muy disfrutona, pero tanto Jesús como yo disfrutamos mucho de nuestra boda, tanto que me encantaría poder repetirla todos los fines de semana".

En la mesa, los vinos fueron clave: "Como Jesús viene de familia de vinos, no podíamos casarnos sin poner los vinos de su tío Alvaro Palacios. Fue todo un acierto y mucha gente nos felicitó".

De la celebración, la novia destaca dos momentos: "El primero, cuando los tíos de Jesús nos regalon el grupo de música Los Alpresa. Nos cantaron a capela en los postres. Y el segundo, cuando mis mejores amigas me regalaron La Hora Loca y salimos todos bailando disfrazados".

Para cuando la fiesta iba a comenzar, lo ya avanzando, Belén se soltó la melena y cambió de pendientes. El primer baile fue con su padre. "Desde pequeña quería ser cantante porque mi padre me ha metido la buena música en el corazón. Abrimos el baile con 'Stand by Me', y luego seguí con Jesús con 'I Love You Baby', de Frank Sinatra; todo muy vintage".

Nos despedimos con las recomendaciones de Belén para futuras novias: "Lo más importante, sentirte tu misma con tu look. Al final, las redes sociales hacen mucho daño siempre, y hacen que cambies de opinión todo el rato. Gracias a mi madre, que tiene un estilo parecido al mío, no tuve esa sensación de querer cambiar mi vestido todo el rato, pero al principio me volvía loca, porque me gustaban todos los vestidos que veía por Instagram".

Por último, "mi mejor consejo es que se sientan ellas mismas, que se atrevan, que solo te vas a casar una vez en la vida. Cuando decidí ponerme las gafas de sol de Loewe, lo comenté con tres personas y a nadie le pareció buena idea, y al final me las puse, y eran mi esencia, porque me encantan los complementos. Para mí fue un acierto, y fui yo total".